“Corto de palabra,
con el rostro arrugado y cierta cuaja en sus movimientos, seguía dando
explicaciones tan aburridas como prédicas”
Orlando J.
Rodríguez/Especial para Acento.com.do
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Hace apenas unas
horas que el Canal 10 ha
transmitido una entrevista a Miguel Vargas Maldonado.
Auspiciada por Diario Libre, las preguntas lucieron muy
espontáneas y libres, sin embargo tampoco fueron muy embarazosas, a excepción
de las planteadas por el veterano periodista Eli Heiliger, quien en dos
ocasiones puso contra las cuerdas a Miguel Vargas Maldonado, con asuntos como
sus acólitos como voceros del gobierno en las elecciones pasadas; el tema de su
esposa, Angelita de Vargas, diestra operadora de Twitter de salón; y
finalmente, el tema de las incompatibilidades entre su ejercicio político y el
profesional (como empresario).
Con la primera pregunta de Eli Heiliger, se molestó un
poco, se enchivó en la respuesta, pero con una media sonrisa empujada (la del
mozo sin propina), salió a camino y respondió con discreto espíritu categórico.
Por supuesto, negando todo.
Una amplia mesa decorada con jugo de naranja, presidía el
ambiente. Miguel Vargas Maldonado, con su rostro adusto, respondiendo con
cierta distensión preguntas que no siempre le señalaban las visibles partes
difíciles de su gestión en las elecciones pasadas y en el proceso de la gestión
del nuevo gobierno.
Por ejemplo, nadie le preguntó si este nuevo gobierno le
había nombrado a algunos de sus aliados. Esa pregunta en una entrevista estelar
era capital, porque ponía a los televidentes al día de las travesuras
clandestinas de Miguel Vargas Maldonado en contubernio con el Gobierno de
Danilo Medina y sus compromisos de campaña para con el sector Vargas Maldonado
del PRD.
Es evidente que es uno de los peores chistes de Miguel
Vargas Maldonado en una entrevista. Y mire que el hombre no es para nada
chistoso
Con toda su calma, el presidente de una facción del PRD
hizo un ejercicio de narcisismo miguelista hasta la saciedad: Yo, Yo, Yo, Yo,
Yo, Yo, Yo, que alcanzaba el hartazgo. Al verle con esa flema y estilo, se
podría llegar a pensar que él, Miguel Vargas Maldonado, es el único héroe
perredeísta de nuestros tiempos.
Pero la televisión es fría y traicionera, todo lo muestra,
todo lo congela. Ahí estaba el líder esquirol, rendido ante su tarea de
venderse como lo mejor en el PRD desde el 2008 hasta el momento. Gris, gris,
más gris que una lombriz, aprovechando el momento televisivo para vender una
posición y un talante, de político "comprensivo de la situación de su
partido", de hombre "conciliador"...
(Cuando en realidad, en una respuesta dada a conocer hoy a
la Comisión Mediadora, una vez más, alegando falsa institucionalidad, vuelve a
desautorizar a la comisión que él mismo había legitimado como buena y válida.
Ahora la arrincona en sus gestiones con una carta seudo legalista y
descalificadora, eso también es parte de su retrato gris y maniobrero).
Y una vez más trataba de convencernos que las elecciones
se perdieron por el candidato, idea que solo él mismo se la cree (mientras más
nos alejamos de las elecciones, nuevas informaciones sobre la ausencia de
Miguel Vargas Maldonado salen a flote, continúan surgiendo).
En ningún momento dedicó un espacio verbal para criticar
las condiciones en las que las elecciones se hicieron, para nada. Tampoco habló
de sus visitas a la Junta Central Electoral para felicitarla "por su labor
encomiable en el proceso", etc.
Corto de palabra, con el rostro arrugado y cierta cuaja en
sus movimientos, seguía dando explicaciones tan aburridas como prédicas.
Argumentaba que no estaba dispuesto a dejar la presidencia del PRD, que sus
“sacrificios no llegaban tan lejos".
En cambio, lo grisáceo de su atmósfera matizado por su
propia vestimenta --un traje gris azulado
y camisa blanca, corbata tirando al mismo tono del traje-- se veía
transformado cuando hablaba de su candidatura para el 2016. Hasta llegó al
extremo de hacer un chiste. Cuando Niza Campos le habla del 2016, Vargas
Maldonado le pregunta a la periodista, si la pregunta se la hace en función de
qué hará una vez que sea presidente en el 2016, lo que ocasionó sonrisas en la mesa. Es evidente que es uno
de los peores chistes de Miguel Vargas Maldonado en una entrevista. Y mire que
el hombre no es para nada chistoso.
Pero el mal gusto no se queda ahí, sino en la risa que le
ha provocado la narración de una anécdota sobre la tormenta Noel y sus acciones
políticas repartiendo dádivas.
Hizo alusión a su poca capacidad de donar en relación con
el gobierno de entonces, que envió furgones a un lugar determinado del país. El
tema de una tragedia se ve reducido a un chiste, si esto no es de mal gusto, al
menos demuestra tener poco tacto, porque al final los que estaban de por medio
eran seres humanos viviendo una gran catástrofe, que incluso a la fecha de hoy
muchos de ellos siguen sufriendo las consecuencias de esa tormenta.
Con toda su calma, el presidente de una facción del PRD
hizo un ejercicio de narcisismo miguelista hasta la saciedad: Yo, Yo, Yo, Yo,
Yo, Yo, Yo, que alcanzaba el hartazgo
Aquí tenemos de nuevo, el retrato de otro político que se
quedó atrás, otra marca agotada, y que piensa que el dinero puede hacer la
política para siempre.
La entrevista de casi media hora, en el canal 10, retrata
a Miguel Vargas Maldonado como un hombre sin brillo, sin carisma, un robot que
repite por milésima de segundos las mismas palabras, sin convicción para nada.
Y lo que es peor, altanero, cuando llega a afirmar que
él ha financiado a todos los políticos
del PRD, desde José Francisco Peña Gómez, Salvador Jorge Blanco, Hipólito
Mejía...
Como secretario nacional de finanzas, se presenta como
quien ha sido el factótum absolutus, de todos los que alguna vez aspiraron a
algo en el PRD.
Delirium Miguel, se podría titular la entrevista. Este
retrato televiso no se podría completar si no recordamos, la pregunta de humor
voluntario sobre las operaciones de Twitter de su esposa desde un salón de
belleza de la capital. Vargas Maldonado, como quitándose de encima una iguana,
respondió airado, que su mujer tenía su personalidad y que la respeta en su
accionar independiente.
La respuesta fue concluyente, era un "¡no me hables
más de esa vaina!". Ahí quedó. He aquí como algo tan importante Miguel Vargas Maldonado lo soslaya, cuando en
realidad era de su responsabilidad como dirigente político. Quizás su mejor
retrato será siempre ése, su incapacidad para contener los desbordes twitteros
de un personaje vinculado a él, de modo legal y afectivo, que hizo
contracampaña electoral para dañar al PRD.
Al desligarse y pasar como un marido que respeta espacios,
al mismo tiempo apoyó la acción tristemente célebre desde un salón de belleza
contra su propio partido.
Al final de la entrevista dejó claro que aspirará en el 2016 a la candidatura
presidencial, vendiendo la fabulosa idea de que un Leonel Fernández fuera del
poder es fácil de vencer. Todo para responder a una pregunta del periodista R.
Mateo.
En otras palabras, Miguel Vargas Maldonado ya tiene su rol
claro, desde ahora hacerle el juego legal a su aliado de siempre y profesor
Leonel Fernández, quien lo usa de modo público cada vez que lo necesita.
He aquí, pues, el retrato televisivo de un Miguel Vargas
Maldonado, un hombre tibio al comentar la actual coyuntura y profundamente
convencido de que él es el dueño absoluto del PRD.
El tiempo, ese exquisito verdugo moral, le responderá si
tiene razón o no.
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