Fernando Ravsberg/
BBC Mundo, Madrid
En 1957 llega a Cuba el fotógrafo español Enrique Meneses
y se propone subir a la Sierra Maestra. Su objetivo, hacer un reportaje sobre
la guerrilla encabezada por el joven abogado Fidel Castro.
Tras las peripecias propias de un país en estado de
emergencia, Enrique logra llegar a Santiago de Cuba y contactar con la jefa de
los comandos clandestinos, "Debora", cuyo nombre real era Vilma
Espín, quien posteriormente se convertiría en la presidenta de la Federación de
Mujeres Cubanas.
"A Vilma la vi dos veces una en Santiago y la otra en
la Sierra, cuando ella subió para una reunión de todos los jefes del movimiento
a nivel nacional. Era muy guapa y joven, en la foto que les hago en la Sierra
es la única que está mirando a la cámara", recuerda Meneses.
Tras una espera de 15 días Meneses salió "siguiendo
una ruta construida por los españoles en el siglo XVII, conocida como el Camino
Real, un guía me llevó hasta el campamento de Fidel Castro. Él me estaba
esperando como hacía con cada visitante que llegaba a la Sierra".
Saca de Cuba los negativos escondidos en las enaguas de
una joven que, desde Miami, los envía a la revista francesa Paris Match, donde
se publican antes de que Meneses saliera de Cuba. Por esa causa es detenido,
golpeado y finalmente expulsado del país.
"No me dejaba
dormir"
Enrique Meneses pasó cuatro meses viviendo junto al máximo
comandante rebelde, incluso dormían muy cerca, en realidad "colgaba mi
hamaca debajo de la de Fidel para aprovechar el plástico con el que se cubría
de las lluvias", precisa el fotógrafo.
"Lo malo es que entonces Fidel se ponía a hablar y no
me dejaba dormir preguntándome sobre la revolución de Egipto y cuanta cosa se
le ocurriera". Pero lo más pesado fueron las caminatas, "con Fidel
teníamos que andar todo el santo día, no se dormía dos noches en el mismo
sitio".
Su situación habitacional mejoró cuando llegó al
campamento del comandante Ernesto Che Guevara, quien le entregó un bohío para
él solo donde emplazó un cartel que decía Club de la Prensa Extranjera.
"El argentino tenía un gran sentido del humor, muy cáustico".
Meneses nos muestra una foto en la que aparece Fidel
Castro esperando para disparar el primer tiro, "porque él siempre iniciaba
los combates". Ese día vio al Che peleando sentado en medio de un tiroteo
tan nutrido que el resto de los combatientes estaban pegados al suelo.
Total libertad de
prensa
"Fidel no me puso ninguna condición para hacer mi
trabajo", le dice a BBC Mundo y asegura que lo dejaba participar en las
reuniones, "estuve incluso cuando vinieron a negociar los comunistas su
participación en la guerra y el les respondió: yo no salgo de un imperialismo
para meterme en otro".
"Participé de la reuniones en las que se decidió
sabotear la cosecha cañera y recuerdo que Fidel dijo que la primera finca debía
ser la de su propia familia", recuerda Meneses y agrega que "el
hermano le advertía que iba a matar del corazón a su madre".
Asegura el fotógrafo que también subieron a la Sierra
representantes de la familia Bacardí para advertirle que si seguía quemando
cañaverales no podrían producir ron, pero les respondió que eso no importaba.
Los Bacardí se cuentan hoy entre los más encarnizados enemigos de la Revolución.
Fidel Castro parecía encantado con la presencia del
fotógrafo, "cuando me quedé sin rollos llamó a la tropa y les ordenó
entregarme todas las películas que destinaban a hacerse fotos para sus novias y
familias, así que estuve trabajando con todo tipo de marca de rollos
fotográficos".
El divorcio
Pero las relaciones entre Enrique Meneses y Fidel Castro
no terminaron muy bien. Tras el triunfo de la Revolución no se le permitió
regresar nunca más al país, ni siquiera este año cuando se expusieron fotos
suyas y de otros colegas españoles en La Habana.
En los años '60 se encuentra en El Cairo con el Che,
convertido en Ministro de Industrias, quien le cuenta que Castro "está muy
cabreado contigo porque tú dijiste que había comunistas en la Sierra. Yo le
respondí que el primero era él mismo, después Raúl, Escalante y Carlos
Rafael".
Meneses asegura que tampoco ha tenido gran interés en
visitar la isla, no cree que el sistema político implantado allá sea
democrático, aunque reconoce que su reportaje tomó notoriedad por estos 50
años, de los contrario "hubiera servido para envolver pescado".
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