Ignacio de los
Reyes/BBC Mundo, Ciudad de México
El caso del banco británico HSBC, que durante una
audiencia en el Senado de Estados Unidos reconoció no haber supervisado suficientemente
la entrada de dinero procedente del narcotráfico, pone de manifiesto los
intentos desesperados de los carteles mexicanos por "limpiar" su
dinero.
Pero también los agujeros que todavía existen en los
controles bancarios, según los expertos.
El informe sobre HSBC, divulgado antes de una audiencia en
el Senado este martes, estima que unos US$7.000 millones que circularon por la
rama mexicana del HSBC, implicarían que organizaciones criminales mexicanas
aprovecharon la falta de control.
El ex presidente de HSBC en México, Paul Thurston, admitió
que su compañía cerró sucursales en México en zonas consideradas "de alto
riesgo" para el lavado de dinero.
Mientras, otro de los altos ejecutivos del banco, David
Bagley, renunció a su cargo tras admitir que el banco había fallado a la hora
de prevenir estas operaciones.
En México, las autoridades rechazaron dar más información
sobre el caso, pero la Comisión Nacional Bancaria y de Valores adelantó que
HSBC podría ser sancionada.
"Si existen indicios sobre la comisión de delito, que
se deriven de este reporte y que pudiera ser que ya hay investigaciones en
curso dentro de nuestro país, le corresponderá a las autoridades competentes
llevar a cabo las investigaciones y, en su caso, informar al respecto",
dijo al respecto el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré.
Bienes raíces y
coches
Una de las grandes críticas al gobierno en su estrategia
contra el crimen organizado es la de no haber atacado suficientemente las
finanzas de los grandes grupos y sus intentos por filtrar sus ganancias en el
sistema financiero nacional e internacional.
Pero en los últimos años México ha dado pasos para
endurecer su regulación sobre lavado de dinero, contestan las autoridades.
En mayo de este año la Cámara de Diputados aprobó la llamada
Ley de Lavado de Dinero, pendiente de ratificarse en el Senado.
Su objetivo es prohibir la adquisición de bienes inmuebles
en efectivo o prohibir el pago en efectivo de más de US$7.600 de vehículos,
joyas o boletos de lotería.
Pero no se trata sólo de una cuestión de legislación,
advierte Angélica Ortiz, autora del libro 'El delito de lavado de dinero'.
"Es posible que por falta de capacitación o de
complicidad de algún empleado del banco esos controles internos fallen",
le explica a BBC Mundo.
El sector financiero es sólo una parte de este fenómeno,
dice Ortiz, también ex directora del área legal en la Unidad de Inteligencia
Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el organismo
gubernamental encargado de prevenir y combatir este tipo de delitos.
"Aunque no existe una cifra real sobre la dimensión
del lavado de dinero en México, cuando estuve en la Unidad documentamos compras
de grandes bienes raíces, inversiones hoteleras o en empresas inmobiliarias por
parte de la delincuencia organizada", señala.
Otros métodos
En los últimos cuatro años, las autoridades mexicanas
incautaron alrededor de US$210 millones en moneda nacional y extranjera, además
de joyas, inmuebles y vehículos utilizados para lavar dinero, según la última
información pública disponible, de 2011.
En ese tiempo, la fiscalía general logró 79 sentencias
condenatorias por blanqueo.
Pero según la Asociación de Bancos de México, la cantidad
de dinero procedente de actividades sospechosas podría alcanzar los US$10.000
anuales.
Ante el aumento de los controles en grandes instituciones
financieras, el crimen organizado ha empezado a utilizar también vías con menor
supervisión.
Según el Departamento de Justicia de EE.UU., los
narcotraficantes mexicanos utilizan además los servicios de envío de remesas o
incluso tarjetas pre pago de casas de cambio, de acuerdo al último informe
sobre Drogas de esta institución.
Es lo que se llama como blanqueo "hormiga" o
reservado a pequeñas cantidades (las casas de cambio tienen que reportar a las
autoridades todas las operaciones mayores de US$500).
"Estos centros cambiarios y de transmisión de dinero
cuentan con menos regulación, y por tanto es más fácil que el dinero se
cuele", asegura Angélica Ortiz.
"Pero también es verdad que todavía el 80 o 90% de la
actividad financiera en México se lleva a través de los bancos", apunta.
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