Si se confirma la
muerte de Al Libi, sería otro mazazo a la debilitada estructura militar de la
red
José María Irujo/Madrid
Fuentes de la inteligencia paquistaní y estadounidense
aseguran que Mohamed Hassan Qaid, Abu Yahia al Libi, considerado número dos de
Al Qaeda, podría haber muerto en uno de los recientes ataques con Predator,
aviones no tripulados, en Waziristán, la principal madriguera de la
organización terrorista en las montañas de Pakistán. Si se confirmara la muerte
del clérigo Al Libi supondría otro mazazo a la debilitada estructura militar de
una organización gravemente herida desde la muerte de Osama Bin Laden.
Desde que el emir saudí, de 54 años, fue abatido en su
refugio de Abbottabad (Pakistán) una maldición persigue a sus estrategas y
jefes operativos. Nunca en la ya larga historia de este movimiento yihadista,
creado en 1988 con solo 15 hermanos, se habían producido tantas y tan
importantes caídas de sus jefes militares e ideólogos en tan breve espacio de
tiempo.
La lista parece interminable y el perfil de los muertos y
detenidos es muy alto: como Abu Yahia al Libi, licenciado en química y escudero
de Ayman Al Zawahari, el emir de Al Qaeda, todos los caídos son medallas de oro
dentro de la organización. Todos figuraban en las listas del FBI como los más
buscados.
Los primeros en caer fueron el tuerto Olyas Kasmiri y
Attiyá Abd el Rahman, víctimas de los ataques de los Predator, en Waziristán
(Pakistán). Les siguió Fazul Abdulá Mohamed, abatido por las balas cruzadas que
recibió en un control militar en Somalia. Ahora, el libio Abu Yahia al Libi ha
caído supuestamente en el refugio principal de la organización, donde solo
llegan los aviones no tripulados de EE UU, un territorio montañoso donde no se
atreve a patrullar el ejército paquistaní.
Nadie puede demostrar si esta cadena de muertes y
detenciones es una casualidad, responde a la eficacia de los servicios de
inteligencia o a los miles de correos electrónicos intervenidos a Bin Laden en
su cómodo refugio paquistaní. De cualquier forma el resultado ha conducido a la
mayor crisis de Al Qaeda, cuyo futuro es cada más vez incierto.
Los servicios secretos aseguran que desde la muerte del
emir hay divisiones entre los quieren seguir atacando a Occidente y los que
prefieren centrar sus atentados contra los apóstatas de Oriente Próximo. El
paradero de Ayman Al Zawahiri, de 60 años, el médico egipcio sucesor de Bin
Laden, un veterano yihadista que lleva décadas en la clandestinidad, sigue
siendo un misterio. Un hombre sobre el que recae el incierto destino de una
organización terrorista que pese a su debilidad todavía puede hacer mucho daño.
No es la primera vez que se proclama la muerte de Abu
Yahia al Libi, un estratega de la organización que alcanzó notoriedad tras huir
en 2005 de una cárcel estadounidense en Afganistán. Según recogen varias
agencias de noticias paquistaníes, un jefe de milicianos en Waziristán ha
calificado de falsas las versiones de los servicios de inteligencia. “Los
americanos están sufriendo grandes pérdidas en Afganistán por lo que tienen que
recurrir a falsas informaciones”, ha dicho el portavoz yihadista.
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