Por SAUL PIMENTEL/Almomento.net
Debería ser motivo de un profundo análisis de sociólogos,
politólogos y hasta de psicólogos el fenómeno de las discrepancias y divisiones
que, a lo largo de su historia y cuan si fuera un maleficio, ha afectado al
Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Hay quienes dicen que la primera diferencia se
produjo precisamente después de la fundación del partido en 1939,
cuando Juan Bosch, Enrique Cotubanamá Henríquez, Ángel Miolán, Nicolás
Silfa, Juan Isidro Jiménez Grullón, Virgilio Mainardi Reyna, Lucas Pichardo y
José Manuel Santana, entre otros no se ponían de acuerdo respecto a la fecha en
que ellos debían, una vez organizados,venir a tener presencia en el país: unos
eran partidarios de que fuera de inmediato, para combatir al dictador Rafael
Leonidas Trujillo desde dentro, y otros decían que no había condiciones para
ello. Finalmente lo hicieron el 5 de julio del 1961, luego del asesinato del
tirano. Ese día vinieron Angel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo, en
misión política de organizar el partido en todo el territorio de la República Dominicana.
Sin embargo, el maleficio de las discrepancias y la
divisiónno tardó en manifestarse: Nicolás Silfa, uno de esos comisionados,
aceptó un cargo a Joaquín Balaguer (quien se mantenía aferrado al poder) e
incluso abogó por la permanencia de este último en el gobierno.Ello provocó que
el Partido lo expulsara deshonrosamente.
El primer gran disentimiento
Estando ya en el país, y en los albores de la campaña para
las elecciones del 1962, se produjo en el PRD otro gigantesco y sonoro
disentimiento con motivo de la convención para elegir los candidatos a los
comicios de ese año. Bosch no aceptó el candidato a la vicepresidencia escogido
por el partido, Buenaventura Sánchez Félix, y hasta amenazó con retirarse.
Pocos días después hubo que repetir la elección, recayendo entonces la
candidatura en el médico Segundo Armando González Tamayo.
Bosch y el PRD ganaron las elecciones del 20 de diciembre
del 1962 con el 61% de los votos, pero las diferencias entre uno y otro
salieron a relucir de inmediato ya que dirigentes exigían cuotas de poder y le
ponían las cosas difíciles al presidente electo. Poco después de la toma de
posesión, el 16 de agosto, un grupo de dirigentes encabezado por Angel Miolán
se fue a Samaná a “celebrar la victoria”; Bosch no asistió lo que fue
interpretado como un claro indicio de que las cosas no andaban bien entre uno y
otros. El agua rebosó la copa cuando Washington de Peña, una de las figuras más
influyentes del Partido, fue nombrado por Bosch embajador en Africa, en una
aparente maniobra del gobernante para alejar de su entorno a las “cabezas
calientes” perredeístas.
Abundaron las fricciones
A lo largo del efímero mandato de Bosch, abundaron las
fricciones entre él y los demás dirigentes del PRD, los cuales objetaban
abiertamente iniciativas del Gobierno y reclamaban cada vez mayores cuotas de
poder. Una de las fricciones grandes salió a relucir precisamente poco antes
del golpe de Estado cuando el Presidente planteó convertir los locales del
partido en todo el país en escuelas de alfabetización, a lo cual los demás
líderes se opusieron.La diferencia fue tan grande que los tres comisionados que
sirvieron de avanzada en el proceso de inserción del PRD en el país (Virgilio
Mainardi Reina, Nicolás Silfa y Ramón Castillo, al igual que la señora Thelma
Frías) abandonaron el partido y tomaron rumbos políticos diferentes.Juan Isdro
Jiménez Grullón también lo hizo poco después.
PRD no actuó ni se pronunció contra el golpe
Aunque todo el mundo en el país sabía que sectores de
derecha conspiraban contra Bosch, el PRD no diseñó ninguna estrategia política
para impedir el golpe. Mas bien, con su inacción, se sumó a esta trama. Luego
de la interrupción del orden constitucional no dijo ni “esta boca es mía”, lo
cual fue –a juicio de observadores- una muestra del grado de disgusto que los
dirigentes de este partido tenían con su propio líder y gobernante.
Bosch se marchó del país. Años después el partido le
exigía que regresara para encabezar la lucha por el retorno a la
constitucionalidad que libraban distintos sectores así como el proceso de
reestructuración del PRD que se llevaba a cabo bajo la dirección de Virgilio
Mainardi Reina, Pablo Rafael Casimiro Castro y José Francisco Peña Gómez. Pero
Bosch no obtemperó a estos llamados, por lo cual recibió una andanada de
críticas de sus propios compañeros. No fue sino hasta casi al final de la
guerra de abril del 1965 cuando lo hizo, pero se negó a salir a hacer campaña
al interior del país bajo el alegato de que su vida corría peligro.La campaña
para las elecciones del 1966 prácticamente fue hecha por Antonio Guzmán
Fernández, quien era candidato vicepresidencial.En esas circunstancias, Joaquín
Balaguer ganó los comicios.
Lucha ideológica
A partir de entonces, hubo una gran lucha ideológica en el
seno del PRD pues Bosch enarbolaba la tesis de una “Dictadura con Respaldo
Popular” y dirigentes de este partido se oponían abierta y públicamente a esa
línea política. Bosch habló entonces de “quitar las garrapatas al buey” (o sea,
expulsar a dirigentes que, a su juicio, constituían una retranca y estaban
ligados a acciones subversivas patrocinadas por la Izquierda) y finalmente
logró este objetivo, aunque bajó un poco la guardia con respecto a la tesis
política por la que propugnaba.
Otro motivo de fricción fue la iniciativa de Bosch y otros
dirigentes para que el Partido se abstuviera de participar en las elecciones
del 1970, con lo cual otros no estaban de acuerdo.Finalmente, también se impuso
el criterio abstencionista de los primeros, y Balaguer logró reelegirse.
A partir de entonces, los choques entre Bosch y su propio
partido fueron frecuentes y desgarradores. El liderazgo de Peña Gómez crecía y
se imponía a tal punto que afloraban las consignas de que Bosch era “el
capitán” y Peña “el timón” de la revolución. (Hay que resaltar que Peña siempre
se negó a confrontar a su maestro y mentor).
Prefirió renunciar
Tal fue la situación, que Bosch optó por renunciar del PRD
en 1973 y fundar, junto a un grupo de selectos dirigentes que también
dimitieron,una nueva agrupación política:el Partido de la Liberación Dominicana
(PLD).
Tras una nueva abstención electoral en 1974, el PRD entró
en un proceso de recomposición conducido por Peña Gómez, aunque sin lograr
erradicar el maleficio de las discrepancias.
Las diferencias en el PRD sin Bosch
En 1977, teniendo ante sí el telón de las elecciones
programadas para el año siguiente, hubo serias diferencias entre los aspirantes
Antonio Guzmán Fernández, Jacobo Majluta, Salvador Jorge Blanco y Marcio Mejía
Ricart, los cuales no se ponían de acuerdo para celebrar una convención
ordenada.Finalmente sólo quedaron Guzmán y Jorge Blanco. Este último perdió la
convención y denunció que fue víctima de irregularidades. Se retiró a Santiago
y, gracias a negociaciones que dirigió Peña Gómez, se superó el impasse y
aceptó la candidatura a senador por el Distrito Nacional (a pesar de que era
nativo y había vivido todo el tiempo en Santiago de los Caballeros).Se acordó,
asimismo, que Majluta fuera el candidato vicepresidencial.
El PRD logró ganar las elecciones del 16 de mayo del 1978,
pero durante el tiempo que transcurrió entre ese día y el 16 de agosto fueron
tantas las presiones de los dirigentes perredeístas al presidente electo
Antonio Guzmán, que éste prefirió (al igual como lo hizo Bosch en 1962)
distanciarse del partido. Es así como el país observó, con asombro y
suspicacia, que en su discurso de toma de posesión el hacendado santiagués
pronunció repetidamente las frases: “mi gobierno” y “el gobierno que me honro
en presidir”, dejando entrever que una cosa era él y otra el partido que lo
postuló.
Balaguer salió del poder en el 1978 aparentemente
aniquilado y apesadumbrado.Comenzaba una nueva era en la historia política
dominicana, en la que un nuevo gobierno, surgido de la voluntad popular, tenía
el respaldo de una mayoría de sectores.Curiosamente, sin embargo, la gran
oposición a éste no provino de Balaguer asi como tampoco de los sectores de
derecha ni de izquierda, sino del propio Partido Revolucionario Dominicano,
cuyos dirigentes hacían presiones de todo tipo para obtener cargos y otros
beneficios del poder.
Guzmán prefirió entregar los principales puestos del área económica
a representantes del empresariado y/o de la oligarquía, lo cual disgustó
profundamente a sus compañeros de partido .Las aguas se desbordaron en una
oportunidad en que Peña Gómez fue al Palacio Nacional y comprobó que los
militares de servicio, en vez de saludarle, supuestamente lo que hacían
era bajar la cabeza o mirar hacia otro lado. El líder perredeísta pronunció un
encendido discurso por Tribuna Democrática, órgano radial del partido, en el
que anunció que no volvería a pisar el Palacio Nacional. A partir de entonces,
aunque no lo adversó, tampoco colaboró en forma abierta con el Gobierno.
Aunque era un perredeísta demostrado, Guzmán prefirió
realizar sus reuniones de estrategia semanalmente con miembros de su equipo
político, y no con los organismos directivos del PRD.
La oposición de Jorge Blanco
En esos momentos, Jorge Blanco controlaba el Congreso
Nacional y hacía una oposición rabiosa al Gobierno. Su sector hacía acusaciones
de todo tipo a Guzmán, desde nepotismo hasta de ser ineficaz y corrupto. Muchos
dominicanos recuerdan cómo la propia hija del Presidente, Sonia Guzmán de
Fernández (a la sazón subsecretaria administrativa de la Presidencia) y su
esposo José María Hernández (secretario) eran acusados de corruptos y de
manejar a su antojo el gobierno.
Jorge
Blanco terminó imponiéndose como candidato del PRD para las elecciones del
1982, las cuales ganó con facilidad. En el período de transición circularon
rumores de supuestas pretensiones suyas de procesar judicialmente al saliente
Presidente y a sus familiares que estaban en el gobierno. Aunque nadie sabe a
ciencia cierta si estas presiones y maledicencias influyeron en su estado de
ánimo, lo cierto es que Guzmán terminó dándose un balazo en la sien 4 de julio
de 1982, estando en su oficina del Palacio Nacional. Los propios
perredeístas propalaron la versión de que la causa del suicidio fueron las
amenazas que recibía del ya presidente electo, Salvador Jorge Blanco, y de su
sector, y las “pruebas” que le mostraron sobre hechos dolosos que supuestamente
habían cometido sus parientes, desde el Gobierno. (Esto último nunca
ha sido comprobado y a la familia Guzmán Fernández no se la observado ninguna
fortuna económica).
La oposición de Majluta
Cuando
Jorge Blanco asumió la presidencia, Jacobo Majluta pasó a ser presidente del
Senado y como tal controlaba prácticamente todo el Congreso Nacional. Con
marcadas aspiraciones presidenciales, Majluta hizo a Jorge Blanco más oposición
que el mismo Balaguer, quien entonces llevaba más de cuatro años fuera del
poder y hacía esfuerzos tímidos por retornar a él. El Senado bloqueó numerosas
iniciativas del Presidente y se tornó más feroz lucha interna del PRD, pues por
lo bajo se decía que Jorge Blanco hacía aprestos para reelegirse o, en su
defecto, postular a su esposa Asela Mera de Jorge, a lo cual Majlujta se
oponía. Aún muchos dominicanos recuerdan el mayúsculo conflicto por un proyecto
para construir la Presa
de Madrigal, al norte del Distrito Nacional, a lo cual Majluta se oponía
abiertamente porque entendía que detrás se ocultaba la intención de Jorge
Blanco de obtener recursos para financiar su repostulación.
El PRD sacó el cuerpo
Al
cabo de dos años de gobierno, en abril del 1984, los fuertes aumentos de
precios ejecutados como parte de un programa de estabilización económica
aprobado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) dieron lugar a disturbios
masivos en Santo Domingo, atizados por los reformistas y otros sectores de
derecha, con la complicidad subrepticia de sectores del mismo Partido Revolucionario
Dominicano. El hecho de que las fuerzas de seguridad pública mataran decenas de
personas en su esfuerzo por restablecer el orden público y la forma en que
Jorge Blanco manejó la situación, obligó a Peña Gómez y al PRD a sacarle el
cuerpo al mandatario y a distanciarse subliminalmente del Gobierno, pues
consideraban que éste había manchado el historial de respeto a los derechos
humanos y civiles que caracterizaba a los perredeístas.
El tiroteo del hotel Concorde
En
noviembre de 1985 se produjo entre perredeístas un hecho escandalosoque
involucró directamente al líder del partido, José Francisco Peña Gómez, quien
hacía esfuerzos por ser postulado candidato presidencial: ocurrió un tiroteo en
el hotel Concorde que desbarató las primarias que ellos celebraban allí y en
las cuales los aspirantes eran el líder máximo (Peña Gómez) y Jacobo Majluta.
Aunque se designó una comisión oficial para investigar este hecho, nunca fueron
señalados y sancionados los culpables.
Tres
meses después, mediante una negociación, Jacobo Majluta asumió la candidatura
del PRD, pero sectores dentro del mismo partido prefirieron solapadamente hacer
campaña a Balaguer con tal de que el Presidente del Senado no
ganara.Finalmente, el anciano líder reformistatriunfó y retornó al Gobierno.
Dos nuevos partidos
En
el 1989 en medio de los preparativos de la octava convención se produjo otra
crisis en el PRD protagonizada también por Jacobo Majluta y José Francisco Peña
Gómez. La misma fue de tal magnitud que ambos candidatos, en vista de su
imposibilidad de controlar las fuerzas internas del PRD, optaron por formar
agrupaciones políticas independientes. Peña Gómez fundó el Bloque Institucional
y Jacobo Majluta el Partido Revolucionario Independiente (PRI). Luego Peña
logró quedarse con el control del PRD pero perdió las elecciones de 1990.
Acortamiento del mandato
En
la novena convención del PRD Peña Gómez, quien tenía ya el control absoluto del
partido, fue postulado sin dificultad como candidato presidencial para las
elecciones de 1994, pero de éstas fue proclamado ganador Joaquín Balaguer. Al
igual que en oportunidades anteriores, el PRD alegó irregularidades y acusó al
Partido Reformista de haber cometido un fraude “colosal”. Inició una campaña de
denuncias a nivel nacional e internacional y ejerció tantas presiones que
obligó a Balaguer a aceptar un acortamiento de su mandato. Surgió la propuesta
de que gobernara el primero dos años y el PRD otros dos, pero Peña Gómez
prefirió que se convocara a nuevas elecciones en el 1996, en las que él se
presentó otra vez como candidato, teniendo como rivales a Balaguer y al joven
peledeísta Leonel Fernández.
En
las elecciones del 16 de mayo del 1994 ninguno de los contendientes obtuvo la
mitad mas uno de los votos de los inscritos en el registro electoral y fue
necesaria una segunda vuelta.Cuando parecía que las cosas favorecían a Peña
Gómez, el viejo caudillo reformista sacó “una carta de entre la manga” y
anunció públicamente su apoyo al candidato peledeísta Leonel Fernández,
enarbolando la famosa consigna de “el camino malo está cerrado!!”.
En
el transcurso de la undécima convención del PRD de 1999-2000 participaron
Hipólito Mejía y Rafael Suberví Bonilla. Al difundirse los primeros conteos se
presentaron dificultades porque Suberví denunció irregularidades y fraude.
Finalmente aceptó la derrota y prometió trabajar para llevar el partido al
poder.
Tiroteo en la Cámara
de Diputados
El
16 de agosto 2003 los perredeístas protagonizaron un escándalo
mayúsculo en el Congreso Nacional, cuando la juramentación del dirigente
Alfredo Pacheco como presidente de este hemiciclo concluyó en un tiroteo que
fue televisado en vivo por un canal privado de noticias. Se dice que el mismo
fue provocado por miembros de la facción del entonces presidente Hipólito
Mejía, quien se oponía a que Pacheco asumiera ese cargo.
La salida de Hatuey
Durante
los preparativos de la décimo-egunda convención celebrada en el 2003 se produjo
otra crisis debido a que Hatuey Decamps, en su condición de presidente del
partido, se oponía a los intentos reeleccionistas del entonces presidente
Hipólito Mejía. El choque entre ambos dirigentes fue de tal magnitud, que
concluyó con la expulsión del partido de De Camps. Luego los precandidatos
Milagros Ortiz Bosch, Emmanuel Esquea, Rafael Suberví Bonilla denunciaron
irregularidades y la comisión electoral suspendió la celebración del certamen.
Después el médico de Santiago Frank Joseph Thomén inscribió su precandidatura y
se enfrentó a Hipólito Mejía, quien terminó imponiéndose, pero fue derrotado por
Leonel Fernández en las elecciones del 2004 .
En
la décimo tercera convención del 2008 el ingeniero Miguel Vargas no confrontó
dificultad para obtener la nominación presidencial por el PRD, tras derrotar a
una coalición encabezada por la doctora Milagros Ortiz Bosch, pero fue
derrotado por Leonel Fernández.
"Sólo el PRD divide al PRD"
Como
hemos visto, tal y como lo dijo en una oportunidad su propio líder José
Francisco Peña Gómez, “sólo el PRD, divide al PRD”, frase ésta que ha quedado
perennizada, como si estuviera esculpida en una lápida de mármol, en los anales
de la política dominicana.
Las
preguntas obligadas que muchos nos hacemos son: ¿Cómo un partido
como éste, sin formación política ni disciplina y que desde sus orígenes ha
tenido el germen de los conflictos y las divisiones, se mantiene como la
fuerza política más numerosa del país?. ¿Hay en él un maleficio o un exceso de
democracia interna?. ¿Qué debe hacer en las actuales circunstancias para
mantenerse como opción de poder y como uno de los plilares del sistema
democrático dominicano?.
En
cuanto a mi respecta, me voy a reservar mis opiniones respecto a estas
interrogantes. Prefiero que Usted, amigo lector, lo haga escribiendo su
parecer debajo, en la sección de comentarios de este artículo.
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