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ORLANDO DICE: El cuidado de identificar el remitente

martes, 29 de marzo de 2011

Publicado por prensalibrenagua.blogspot.com

Orlando Gil/Listin Diario
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Los periódicos del lunes llamaron la atención sobre la presencia de dirigentes de otros partidos en el acto de entrega de firmas en apoyo al presidente Leonel Fernández, en particular reformistas. Se consideró que ese era un escenario esencialmente peledeísta y que quienes no pertenecieran a ese sector no tenían nada que buscar. Mucho más que se había tomado el cuidado de que el encuentro no fuera contaminado por los demás aspirantes.
Era cosa de morados, y no de todos los morados. Sin embargo, esa asistencia fue por invitación. No fueron brindados, ni paracaidistas, como se tuvo de primera impresión, sino amablemente convocados por la figura principal del acto. Se pensaba que el jefe del Estado era un convidado mas, y hasta se temió que no acudiera a esa cita. Ahora se tiene que no, que tuvo control de todos los preparativos, e incluso se ocupó de rodearse en la ocasión de personas de su estima, simpatía o adhesión. Quiso estar, y estuvo, con los suyos. Los del PLD, y también aliados. Los reformistas, por ejemplo, fueron en grupo, pero como representación…
La invitación
Intrigado como todos, averigué y conseguí una copia de la tarjeta. Textualmente dice: “ Tengo el honor de invitarle al acto de Recepción de Firmas que se celebrará en el Palacio de los Deportes, Virgilio Travieso Soto. Domingo 27 de Marzo a las 10:00 A. M. Espero contar con su presencia. Dr. Leonel Fernández”. La convocatoria, por lo que se lee, fue sobria y estricta, sin entrar en muchos detalles. Incluso hay dos datos a resaltar. El primero, que la firma como doctor Leonel Fernández, y no como presidente de la República, como si se tratara de una cita personal. Y segundo, que la única ilustración es el escudo nacional, el cual de alguna manera le daba carácter oficial.
No obstante, esa economía de palabras tiene sus bemoles.
Quienes la aceptaron, y fueron, lo hicieron sin saber realmente a qué iban, pues las propias informaciones de los medios eran parcas y el evento desde fuera estuvo rodeado de misterio. Si alguien se atreviera a decir, como siempre, que el mandatario no llenó las expectativas con su discurso, habría que convenir que tampoco los adelantos de la prensa…
Los ausentes.
Los dirigentes de otros partidos que asistieron al acto del domingo, ya se sabe que lo hicieron respondiendo a una honrosa invitación de Leonel Fernández.
Bien, están en la gracia del Señor, o el Señor quiere que ellos lo mantengan en la suya. Ahora ¿Los que no fueron, y peor, los que no fueron convidados? Hubo miembros del Comité Político, que no eran parte de los organizadores, que estuvieron presentes. Y no hay dudas de que fueron invitados, incluso por el propio jefe de Estado. ¿Qué decir de otros integrantes de ese organismo que no se aparecieron por la actividad? ¿Discriminación o desplante? Igual puede preguntarse de los aliados que tampoco participaron. Los ausentes tienen ante si ese trance, de si fueron o no invitados. Como de seguro el presidente hará abstracción de unos y otros. Óigame, la cosa parece pequeña, pero no lo es. De unos se quería la firma, y no hubo problema. Pero de otros se quería la presencia. ¿Cómo se hace un plebiscito sobre Leonel Fernández y en el regocijo no están fulano o zutano?...
El universo
La idea podría ser que con dos millones doscientas mil firmas, o quince mil personas entre adentro y fuera del Palacio de los Deportes, la ausencia de fulano o de zutano no se notara, ni afectara la actividad o el ánimo del presidente Leonel Fernández.
Sin embargo, no fue así. Ni puede ser así. Hoy esa es la contabilidad que vale, y se hace, incluso, con mala fe y perversidad, pues hasta en el Cielo cierta unidad importa más que el ciento: siempre ha habido más alegría por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos. Además, no debe olvidarse que el presidente Fernández no se conforma con ejercer de líder del PLD o de los peledeístas, sino que entre sus ocupaciones está acercar y poner bajo su patrocinio a las más disímiles fuerzas políticas.
Podrá resignarse con dos millones doscientas mil firmas, o dos millones doscientos mil votos, pero en cuanto a liderazgo aspira a un universo mayor. De ahí las invitaciones, y el cuidado de identificar el remitente. Sabía que los organizadores por sí mismos no podrían convocar y mucho menos llevar a determinados sectores o personalidades.





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