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Los bolsillos de las familias dominicanas dependen de la recuperación de las remesas

domingo, 10 de enero de 2010

Publicado por prensalibrenagua.blogspot.com

La llegada de remesas en 2009 cayó 2.22% y, aunque se espera que este año aumente, no habrá crecimiento con respecto al nivel del 2008

Edwin Ruiz/Clave Digital

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Con once años en España, Héctor Rafael Batista Félix ha sufrido doblemente los efectos de la crisis financiera mundial. Ha visto caer sus ingresos y ha perdido su piso ubicado en la zona céntrica de Madrid.

Igual que con el “aleteo de las mariposa”, que dicen que se puede sentir al otro lado del mundo, la mala suerte de éste y otros dominicanos en España se sintió a 6,800 kilómetros de distancia, como un golpe de yunque en las vidas de los vecinos de Vicente Noble, municipio del “sur profundo” del cual son oriundos.

Batista Félix se desempeña como jardinero en Madrid y tenía una cartera de unos 15 a 20 clientes, antes de que la demanda de sus servicios bajara “casi a la mitad” como resultado de la crisis económica en ese país. Esta crisis generó una disyuntiva simple: “La gente prefiere comer antes que cuidar el jardín”, explica.

Cuenta a Clave Digital que el efecto en sus ingresos ha sido terrible: “Si antes ganaba 2,500 euros mensuales, ahora sólo gano 1,700”.

Por si fuera poco, también ha pagado el precio de los cantos de sirenas de los bancos. Antes de la crisis inmobiliaria se dejó convencer con las ofertas hipotecarias, con sus excesivas facilidades de financiamiento, para comprar viviendas que constantemente se valorizaban. Tres años atrás, obtuvo un préstamo de un banco madrileño para adquirir un piso, por el cual pagaba una cuota de 700 euros. Pero al estallar la burbuja inmobiliaria el precio de su vivienda cayó fuertemente, a la vez que el banco le subía la cuota a 1,600 euros.

“Estaba asfixiado, me dejó mal”, recuerda. Como reconoce que ya no puede más, lo único que le queda por hacer es entregarle el piso al banco y alquilar otro para mudarse.

Batista Félix es sólo uno de los inmigrantes dominicanos en España, donde 17 mil de ellos son oriundos de Vicente Noble, estima Domingo de los Santos, síndico municipal. “En España está casi la mitad de los que estamos (actualmente) aquí”, afirma.

Al igual que en ese pueblo sureño, el incremento del desempleo en España y en Estados Unidos se ha cebado con los inmigrantes latinos; ha perjudicado a decenas de miles de familias en República Dominicana, que dependen de las pequeñas cantidades de dinero que cada mes les envían sus parientes del exterior. Según Manuel Orozco, director del programa de remesas y desarrollo para el Diálogo Inter-Americano, de los 931,472 hogares criollos que reciben remesas, 73,650 han sido perjudicados por la caída en el flujo que se registra desde septiembre de 2008.

En el caso de Vicente Noble, cuya economía depende intensamente de las remesas que desde España se envían al país (el 12% del total), el efecto negativo es muy notorio. “Antes, por las remesas, el comercio era activo, se veía mucho movimiento de dinero, pero después pasó, y lo estamos viendo muy mermado”, dice Domingo de los Santos.

Además del comercio, la parálisis económica en esa comunidad se observa en la construcción.

Los parientes en España enviaban directamente el dinero a la Ferretería Vicente, ubicada en esa comunidad, que les entregaba a los familiares los materiales para la construcción de la vivienda. De este modo, cada día se iniciaban nuevas construcciones en ese municipio, que además de generar empleos dinamizaban el comercio, explica el administrador de la ferretería. “Pero desde 2008 eso no sucede”, explica.

Amaury García, representante en ese municipio de Vimenca-Western Union y dueño de un supermercado local donde paga las remesas, estima que en 2009 la llegada de dinero se ha reducido en más de 50%. Por esa causa, las ventas en sus negocio han bajado un 30%. “Ha afectado a la comunidad muy fuertemente”, explica. Mientras tanto, José Serrano, encargado de la agencia de Caribe Express, estima que la caída en el flujo de remesas fue de 20% durante 2009.

Aunque con importantes diferencias, ambas percepciones distan mucho de la caída del 2.22% que hasta septiembre de 2009 reflejan las estadísticas del Banco Central. La realidad social también dista del 3.5% de crecimiento real del PIB que el BC estima para 2009.

Jerinardo Sánchez, un joven de 22 años, padre de dos niños que se gana la vida como motoconchista, dice que “el concho está malo” y que “no puede llevar que comer” a su casa. “Cuando la situación estaba buena yo levantaba hasta 500 pesos, porque tenía más pasajeros (...) Ahora no paso de 100 ó 200 pesos”, se queja.

Esperanza

En Vicente Noble todos se aferran a la esperanza de que en 2010 la situación mejorará. El tono con que lo dicen refleja que no tienen otra tabla a la que aferrarse. Y es que aquí, bajo los embates de los huracanes y tormentas de años atrás, muchos han preferido depender de las remesas y abandonar los riesgos de la agricultura.

“En 2010 esperamos que la cosa mejore. Es lo único. No estamos seguros de que la cosa pueda mejorar o empeorar, porque eso no lo decidimos nosotros”, expresa el administrador de la Ferretería Vicente.

Las esperanza del 2010 tal vez solo se realicen a medias. Diálogo Inter-Americano proyecta una recuperación de un 5% en el volumen mundial de remesas, lo que contrasta con la caída de 11% que se estimó para 2009. Sin embargó, explica que con relación a 2008 no habrá crecimiento. “El 2010 va a ser un año también difícil para los inmigrantes. Si bien es cierto que esperamos que se produzca un crecimiento con relación a 2009”, dice Orozco.

Además de que la recuperación depende de la evolución del desempleo en España y EE.UU., también persistirá el hecho de que la capacidad de envió no será lo suficientemente fuerte (en 2010), por lo que el hogar que reciba remesas “va a tener que buscar la forma de administrar mejor esas transferencias”, explica. Esta debilidad se debe a que durante 2009 muchos inmigrantes utilizaron sus ahorros para sostenerse y para continuar su envío.

También se debe a la reducción de los ingresos de los que continúan empleados. En EE.UU., de donde sale cerca del 60% de las remesas que llegan a Dominicana, el salario de los latinos bajó de 18 a 12 dólares la hora.

Es el caso de Batista Félix, en España, que pese a perder su casa y parte de sus ingresos se las arregló para continuar enviando dinero a Lucía Batista, su hija de 19 años, una estudiante de informática, y a su suegra. Pero reconoce que deberá reducirle el monto, de RD$15 mil mensuales que le mandaba, a RD$12 mil.

Lucía Batista entiende que deberá buscar la forma de administrar mejor ese dinero y continuar con el pago de la matrícula, con la compra de libros y el pago de su alimentación. La joven afirma: “He tenido que acoplarme a lo que me mandan. No dejo de hacer cosas, sino que las hago en menor cantidad. No salgo, no me gusta, y trato de ahorrar para que mi papá no vaya muy forzado”.

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