viernes, 8 de enero de 2010

Joven lavador de carros denuncia fue abusado por agentes de la DNCD


Rafael Alonso

Alex Francis Sánchez Pérez se presentó a El Gobierno de la Tarde ahogado en angustia y desesperanza, abatido por la impotencia de saberse abusado física y moralmente por quienes ostentan la autoridad de forma inmerecida y seguro nada decorosa.

Francis, de 27 años, junto a su esposa Ileiny, de 18, contaron (consciente ambos de que pueden ser objetos de represión) que a eso de las 6:00 de la tarde del miércoles último estaba lavando carros en la calle Ramón Cáceres, en el Ensanche La Fe, oficio que ejerce y con el que se gana la vida desde hace varios años, cuando de repente y con todo el aparataje del mundo, un equipo de la Dirección Nacional de Control de Drogas le cayó encima.

¡Todo el mundo abajo! ¡Contra la pared! ¡Nadie se mueva! Piernas abiertas, corazones a mil y decenas de curiosos observando el espectacular operativo. Mil preguntas surgían: ¿Quién está jodiendo con drogas? ¿Quién cayó? ¡Quién se imaginaba que Francis, con cara de tonto, estaba en el traqueteo y se hacía pasar por lava carros!

Por su cabeza se sucedían pensamientos a miles. Vergüenza propia. Vergüenza ajena. Francis reclamó los porqués del operativo. Defendió a sus clientes también maltratados, a quienes conoce por años. Amenazas por respuesta. ¡Tráncalo! gritó uno de los DNCD. Brazos sobre él, empujones y magullones.

Francis gritaba que no se lo llevaran. Los curiosos miraban entre atónitos, estupor y asombro. Nadie se atrevía a defenderlo y en medio de todo pudo llamar a uno de sus clientes: un mayor de la DNCD, pero éste estaba en un operativo en el Sur. El mayor habló con el agente al mando del operativo y luego ordenó que dejaran a Francis en libertad...

Fue entonces cuando uno de ellos se enojó. Miró a Francis de arriba abajo y le increspó, epujándolo, que si él se creía que era el general rolando Mateo Rosado, el jefe de la DNCD. Otro empujón... y Francis, para no reventar por dentro, le soltó un ¡Coño! que se oyó en los anillos de Saturno. Y el oficial entonces sacó su pistola, se puso a distancia y ¡Kinkán! tremendo tacazo. La sangre brotó de su oreja izquierda.

A pesar de la orden de dejarlo tranquilo, a Francis lo montaron en la parte trasera de una camioneta, como un puerco que va al matadero, y ya a las 7:00 de la noche estaba en la cede central de la DNCD. Una doctora de servicio no quiso atenderlo, a pesar de que un hilo de sangre se cuagulaba de su oreja partida.

Ahí lo dejaron hasta la tarde de este viernes. No le formularon cargos y lo pusieron en libertad. El salió presuroso. Afuera lo esperaba su joven esposa Ileiny. El abrazo los confundió. Ya de camino a casa Francis recordó que su celular no se lo devolvieron, a pesar de que lo había reclamado. Entonces vinieron a El Gobierno de la Tarde, en busca de esperanza...

De acuerdo con testigos, Francis, un joven moreno y espigado, oriundo de San Juan de la Maguana, en el sur del país, es un tipo serio, conocido por su honestidad y dedicación al trabajo. Ejemplo de ello es pasarse de sol a sol quitando sucio y dando brillo a todo tipo de vehículos..., así lo expresaron a llamadas, una, llamadas dos, y otras llamadas hechas a El Gobierno de la Tarde.

Y también llamó Roberto Lebrón, diligente y talentoso periodista vocero de la DNCD. Acusó a Francis de ser un mentiroso. Le recomendó, incluso, que se dedique al teatro. Y Roberto también dejó claro que cuando un tipo flaco y pobre como Francis se pone de remolón contra siete u ocho agentes de la DNCD, y los perros que los acompañan, la autoridad se impone.

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