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Sacerdote admite tiene otro hijo. Declina detallar, pero es mayor que el actual

sábado, 12 de diciembre de 2009

Publicado por prensalibrenagua.blogspot.com

Por: José Rafael Sosa Y Santiago González/El Nacional

El mundo interior del padre José Roberto Arturo Sánchez es hoy, probablemente, el más complejo y escandalizado que pudiera enfrentar hombre alguno en el país, ante lo cual lo más fácil es dejarse caer por la tentación de la simplificación y la condena respecto de sus errores, que ha admitido esta madrugada con humildad.

Ante la denuncia por vía judicial de uno de sus errores, el padre Arturo, que renunció del sacerdocio con dolor de su alma, ha salido ahora a dar la cara a una sociedad y a sus medios masivos más acuciosos y populares.

El padre Arturo ha saltado a la fama de la forma más ingrata: tuvo un hijo con Yelaine Vellez Destén, ciudadana cubana, cuando estuvo en la parroquia Jesús el Buen Pastor, en Guantánamo. Con ella mantuvo una relación de la cual nació el niño que tiene cinco años ahora.

El padre Arturo, que concedió una entrevista a El Nacional en la madrugada de este sábado, confesó que tuvo otro error: tuvo en 1992 una relación con una mujer, la cual quedó embarazada. Ella decidió retirarse de la Iglesia, darle un padre a esa criatura y negar toda insinuación de que el sacerdote tuviera cualquier responsabilidad.

Sánchez no identifica esa mujer y aclara que fue una primera relación que tuvo, siendo la segunda con Vellez Destén y resalta que ésta decidió no hacer pública la situación.

“Lo confieso con humildad, clamando por la misericorda del Dios amántísimo, ese que aborrece el pecado y ama infinitamente al pecador. Este drama que involucra una criatura, a una mujer y a este servidor, nos ha marcado profundamente y nos deja ver la limitación y debilidad de nuestra carne. Pido perdón al pueblo, a la Iglesia, a mi familia, a mis compañeros de sacerdocio. Clamo por misericordia y comprensión. Nuestros hechos erráticos los admitimos con humildad y en la esperanza de tener al final del camino, el perdón divino y la comprensión de la sociedad”, expresa con voz entrecortada por la emoción.

Y agrega: “He pedido perdón mil veces, sobre todo a mi Iglesia de la cual soy hijo, a mi Congregación, a la feligresía que me apoyó en todas las acciones a favor de los pobres”.

Indica que sus errores son ahora material para el morbo y los comentarios de todo tipo, pero que al final lo que queda es su actitud de arrepentimiento, el alejamiento de su vida de lo que ha sido su oficio trascendental por 36 años, por la vida religiosa.

Aclara sobre ayuda

El padre Arturo sostiene que nunca tomó dinero de la Iglesia Católica para socorrer al niño que tuvo con Vellez Destén. Eran fondos que le aportaban amigos y no parte del presupuesto disponible por la Iglesia.

Dijo que en su mes de vacaciones viajaba a Estados Unidos a colaborar con parroquias y que algunos feligreses en términos personales le daban recursos, una parte de los cuales enviaba a la madre del niño.

Al referirse a la situación judicial, el padre Arturo dijo que ahora es un desempleado, lo que se agrega a sus votos de pobreza que le impedían acumular pertenencias y recursos económicos, por lo cual estaría impedido de pagar una pensión alimenticia de 20 o 30 mil pesos, y pide a la madre Vellez Destén y a la justicia la comprensión de su situación.

La causa será conocida el lunes 21 de diciembre, tras no lograrse un acuerdo previo. El requerimiento de la madre oscila entre 20 y 30 mil pesos mensuales para la manutención del niño, que permanece en Cuba.

El padre Arturo

José Roberto Arturo Sánchez se inclinó por la vida sacerdotal en Santiago, de donde es oriundo, desde los 9 años cuando lo comunicó a su familia. Hizo la parte final de la escuela primaria, el bachillerato y sus estudios de noviciado en el Centro Vocacional de los Misioneros del Sagrado Corazón. Pasó en 1978, al Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino.

Donde estudió Filosofía y Teología que concluyó en 1984.

Fue ordenado sacerdote el 26 de mayo de 1984 por monseñor Roque Adames.

Tiene 32 años de vida en la orden de los Misioneros del Sagrado Corazón y 25 de ser sacerdote.

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