"Temor no tengo, pero también tengo uso de la razón. Se puede producir violencia y no quiero ser la causa de esa violencia", dijo Zelaya a la cadena de televisión venezolana Telesur al explicar las razones de su regreso a Nicaragua, a donde cruzó rodeado de seguidores y periodistas.
"Ellos están claros que no pueden gobernar con el pueblo en contra y un presidente exilado... lo mejor es llegar a un entendimiento de respeto a la voluntad soberana del pueblo", dijo a la cadena estadounidense CNN.
Zelaya cumplió así, aunque de forma breve, su anuncio de reingresar a Honduras, desde donde fue expulsado por un grupo de militares la madrugada del 28 de junio. No pudo, sin embargo, llevar a buen término su intención de llegar a Tegucigalpa y retomar la presidencia.
Manifestó que volvió a Nicaragua "con el fin de garantizar la paz. No quiero ir a provocar y que ellos tengan que dispararme y después no puedan resolver este problema".
El gobierno de facto de Roberto Micheletti tampoco cumplió su advertencia de arrestarlo al entrar al país.
El contingente de soldados y policías hondureños apostados a pocos metros de la frontera con Nicaragua no capturaron a Zelaya.
Los simpatizantes del líder defenestrado que enfilaban rumbo a la frontera encontraron numerosos retenes militares y policiales y obstáculos en las carreteras para impedirles su cometido. En algunos puntos se registraron disturbios y se reportó de una persona con heridas leves de bala.
En al menos dos oportunidades la policía dispersó con gases a un grupo de seguidores de Zelaya que manifestaban en un punto de control a unos
La pretensión de Zelaya de regresar por sí mismo recibió críticas internacionales.
La secretaria estadounidense de Estado Hillary Clinton la calificó de "imprudente".
El secretario general de
En un comunicado leído por la vicecanciller de facto Marta Alvarado, el gobierno responsabilizó a Zelaya y a los presidentes de Nicaragua y Venezuela "por el irrespeto a la vida humana y las consecuencias que puedan derivarse" con la decisión del mandatario depuesto de cruzar a territorio hondureño.
El gobierno interino decretó el viernes al mediodía un toque de queda de 18 horas en las fronteras con Nicaragua y El Salvador en previsión de las movilizaciones en la frontera.
Según testimonios difundidos por radio Globo desde uno de los sitios donde hubo disturbios, hubo disparos de fusil por parte de la policía y heridos entre los manifestantes. No hubo de inmediato confirmación oficial a esas versiones.
El director del hospital regional del oriente, Edgardo Varela, dijo a
En San Pedro Sula, la segunda ciudad en importancia del país, miles de manifestantes se congregaron para respaldar el gobierno de facto y repudiar el intento de Zelaya por volver.
Todos los gobiernos del hemisferio occidental han condenado el golpe y exigen la restitución de Zelaya en el poder.
El gobierno de Washington amenazó con endurecer las sanciones contra Honduras si Zelaya no es reinstalado.
Las negociaciones se estancaron después que ninguna de las dos partes aceptaron la propuesta del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, quien sirvió de mediador. Arias propuso el reitegro de Zelaya y el adelanto de las elecciones presidenciales este año, entre otros puntos.
Los corresponsales de
No hay comentarios:
Publicar un comentario