NUEVA YORK.- Un joven dominicano identificado como Raúl Pérez Díaz, de 26 años de edad y presunto miembro de la pandilla “Dominican´s Don´t Play” (DDP), fue asesinado de una puñalada en la espalda el pasado domingo 19 de abril en la avenida Saint Nicholas y la calle 144, poco antes de las 7:00 de la noche.
Alrededor de las 7:00 de la noche cuando Pérez caminaba solo por la señalada vía, fue atacado por tres integrantes de otra banda denominada "Los Trinitarios" la cual, según especialistas de
Fue llevado a la emergencia del hospital Presbiteriano de
El miércoles integrantes de “Los Trinitarios” incidentaron su velatorio en la funeraria Rivera de la calle 173 y la misma avenida.
Mientras desde las 3:00 de la tarde era velado el cadáver de Pérez Díaz, oriundo de Gurabo, Santiago de los Caballeros, miembros de "Los Trinitarios” se apersonaron a la funeraria portando pistolas, revólveres y cuchillos con el objetivo, dijeron testigos, de seguir cobrando “venganza” contra otros de los DDP porque éstos alegadamente tratan de desalojarlos de uno de los territorios donde llevan a cabo sus operaciones.
Algunos de los integrantes de esa ganga lanzaron botellas contra la puerta frontal de la funeraria.
Parientes de la víctima tuvieron que alejarse a más de media cuadra de la funeraria para evitar ser agredidos por los rivales del muerto. Los oficiales desalojaron la sala donde eran velados los restos de Pérez Díaz y sólo dejaron allí a su madre, hermanos y otros familiares cercanos.
Una tía de la víctima que rehusó identificarse expresó que los integrantes de esa banda actuaban como “buitres”, porque si ya habían asesinado a Raúl, debieron dejar que lo velaran y lo enterraran en paz.
El pandillero criollo sería sepultado en un cementerio de New Jersey al mediodía de este jueves. Sus padres pidieron protección de la policía para prevenir ser atacados por “Los Trinitarios”.
Más de 30 de sus miembros fueron arrestados sólo en tres cuadras del Alto Manhattan y acusados de diversos delitos en
“Los Trinitarios”, según la policía, se caracterizan por reclutar a sus miembros en escuelas juveniles e intermedias en edades entre la adolescencia y los 20 años y sus “iniciaciones” incluyen asesinatos, asaltos a mano armada y narcotráfico.
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