BAHORUCO, Neyba.- Kilómetros de plantaciones de coco que tomaron más de 50 años a sus productores levantarlas, así como miles de cultivos de plátano, arroz, pasto para el ganado y otros son vistos languidecer día a día por la “furia” de las aguas salinas que han desbordado el lago Enriquillo y arropado todo el valle, por lo que los sectores organizados de las provincias Bahoruco e Independencia piden a las autoridades declarar la zona en estado de emergencia.
En conversación con reporteros de El Nuevo Diario, los agricultores de la zona narraron que el futuro de esas comunidades, eminentemente agrícolas, ahora es incierto, ya que todo el valle en el que cosechaban una gran variedad de cultivos está bajo las aguas del lago.
Mientras hablan de la situación y la preocupación que está provocando la inundación de sus tierras, piden al gobierno ir en su auxilio, con medidas inmediatas como programas sociales a través del Plan Social de la Presidencia y los Comedores Económicos, así como con planes a mediano y largo plazo, para poder enfrentar los efectos devastadores, no sólo para la agropecuaria, sino para las comunidades de esas provincias que en todos los aspectos está provocando la situación.
Entre los municipios más afectados alrededor del lago, tanto en la parte norte como el sur son Villa Jaragua, Las Clavellinas, Los Ríos, La Descubierta, Bartolomé, Boca de Cachón, Jimaní, Duvergé, Vengan a Ver, Baitoa, Mella y Cristóbal.
Tras asegurar que en la actualidad están con las manos atadas porque no se está cultivando nada y definir su situación económica como “mal”, piden la construcción de pozos, así como del canal Trujillo para poder desplazarse a trabajar las tierras de la parte alta y rescatar las parcelas del proyecto AC-59 de la Reforma Agraria que se encuentra abandonado.
Con desolación y frustración los agricultores de la zona observan morir las matas de coco y plátano que han quedado literalmente sepultadas bajo las aguas del lago Enriquillo, que parece ensañarse con estos hombres y mujeres que desde hace años sufren el deterioro progresivo de la agropecuaria nacional por razones y causas múltiples.
Científicamente aún se desconoce las causas que estarían provocando que el lago vierta sus aguas hacia fuera, fenómeno que también se hace extensivo hasta la otra parte de la isla (Haití).
“Ahora mismo no se está produciendo nada, porque mayormente la zona del lago y el valle era lo que teníamos para la agricultura y ahora todo está cogido por las aguas”, narró el profesor y agricultor del municipio Las Clavellinas, Bahoruco, Modesto Díaz (Tatai).
Dijo que entre los años 1968 y 1970 el lago Enriquillo también se desbordó, aunque aclaró que no con la magnitud y las dimensiones de lo que está ocurriendo ahora.
Ahora los agricultores de Bahoruco centran sus esperanza en el rescate del proyecto AC-59, un asentamiento agrario hecho por el gobierno del doctor Joaquín Balaguer desde Villa Jaragua hasta Las Clavellinas, en el año 1979, “con las construcciones de los pozos, eso nos ayudaría bastante a mejorar nuestras condiciones de vida”.
De su lado, Alejo Medrano, de la Fundación Esperanza sin Fronteras, informó que luego de las tormentas que azotaron el país en 2007, las aguas del lago subieron, lo que en ese entonces motivó un estudió para determinar la magnitud de los daños, revelando que por año los productores del municipio de Los Ríos, específicamente, dejaron de percibir alrededor de 20 millones de pesos por año, por lo que a la fecha esas pérdidas económicas se han más que duplicado.
“Los Río se había convertido en un potencia productora de leche, plátano y hasta de frutales también pero ya eso se ha dejado de producir”, dijo Medrano, al tiempo de definir de calamitosa la situación de los productores agropecuarios de la zona fruto de la inundación de sus parcelas.
“Esa gente que antes estaban dedicadas a sus labores productivas, ahora los vemos en los parques, las calles, sin tener nada que hacer ni para donde ir”, indicó el dirigente comunitario, al tiempo de plantear como solución para que esos agricultores vuelvan a empezar de nuevo que el gobierno habilite, con vía de acceso, la loma Higo de Cruz, que según dijo hay terrenos de muy buena calidad de vocación agrícola.
Se quejan que estas comunidades han sido abandonadas a su suerte, “esta situación comenzó en el 2007 y es ahora cuando las autoridades empiezan a escuchar nuestros reclamos, esto porque la Iglesia y las organizaciones comunitarias de la sociedad civil han elevado quejas”.
“La situación es para que las autoridades vengan desde ya, porque el asunto no aguanta más”, dijo al señalar que esa zona debe declararse en estado de emergencia.
Como otros tantos agricultores, Antonio Segura narra cómo sus 52 tareas en las que cultivaba plátano y le generaban entre 20 y 22 mil pesos al mes, fueron “arropadas” por las aguas del lago, convirtiéndolas ahora en una zona de pesca.
Dijo que los daños son directos e indirectos, ya que las pérdidas de esos terrenos también significan la pérdida de fuente de empleo. Asegura que sólo en el municipio de Bahoruco se habrían perdido más de 35 mil tareas de vocación agrícola
Autor: FRANCIA VALDEZ
En conversación con reporteros de El Nuevo Diario, los agricultores de la zona narraron que el futuro de esas comunidades, eminentemente agrícolas, ahora es incierto, ya que todo el valle en el que cosechaban una gran variedad de cultivos está bajo las aguas del lago.
Mientras hablan de la situación y la preocupación que está provocando la inundación de sus tierras, piden al gobierno ir en su auxilio, con medidas inmediatas como programas sociales a través del Plan Social de la Presidencia y los Comedores Económicos, así como con planes a mediano y largo plazo, para poder enfrentar los efectos devastadores, no sólo para la agropecuaria, sino para las comunidades de esas provincias que en todos los aspectos está provocando la situación.
Entre los municipios más afectados alrededor del lago, tanto en la parte norte como el sur son Villa Jaragua, Las Clavellinas, Los Ríos, La Descubierta, Bartolomé, Boca de Cachón, Jimaní, Duvergé, Vengan a Ver, Baitoa, Mella y Cristóbal.
Tras asegurar que en la actualidad están con las manos atadas porque no se está cultivando nada y definir su situación económica como “mal”, piden la construcción de pozos, así como del canal Trujillo para poder desplazarse a trabajar las tierras de la parte alta y rescatar las parcelas del proyecto AC-59 de la Reforma Agraria que se encuentra abandonado.
Con desolación y frustración los agricultores de la zona observan morir las matas de coco y plátano que han quedado literalmente sepultadas bajo las aguas del lago Enriquillo, que parece ensañarse con estos hombres y mujeres que desde hace años sufren el deterioro progresivo de la agropecuaria nacional por razones y causas múltiples.
Científicamente aún se desconoce las causas que estarían provocando que el lago vierta sus aguas hacia fuera, fenómeno que también se hace extensivo hasta la otra parte de la isla (Haití).
“Ahora mismo no se está produciendo nada, porque mayormente la zona del lago y el valle era lo que teníamos para la agricultura y ahora todo está cogido por las aguas”, narró el profesor y agricultor del municipio Las Clavellinas, Bahoruco, Modesto Díaz (Tatai).
Dijo que entre los años 1968 y 1970 el lago Enriquillo también se desbordó, aunque aclaró que no con la magnitud y las dimensiones de lo que está ocurriendo ahora.
Ahora los agricultores de Bahoruco centran sus esperanza en el rescate del proyecto AC-59, un asentamiento agrario hecho por el gobierno del doctor Joaquín Balaguer desde Villa Jaragua hasta Las Clavellinas, en el año 1979, “con las construcciones de los pozos, eso nos ayudaría bastante a mejorar nuestras condiciones de vida”.
De su lado, Alejo Medrano, de la Fundación Esperanza sin Fronteras, informó que luego de las tormentas que azotaron el país en 2007, las aguas del lago subieron, lo que en ese entonces motivó un estudió para determinar la magnitud de los daños, revelando que por año los productores del municipio de Los Ríos, específicamente, dejaron de percibir alrededor de 20 millones de pesos por año, por lo que a la fecha esas pérdidas económicas se han más que duplicado.
“Los Río se había convertido en un potencia productora de leche, plátano y hasta de frutales también pero ya eso se ha dejado de producir”, dijo Medrano, al tiempo de definir de calamitosa la situación de los productores agropecuarios de la zona fruto de la inundación de sus parcelas.
“Esa gente que antes estaban dedicadas a sus labores productivas, ahora los vemos en los parques, las calles, sin tener nada que hacer ni para donde ir”, indicó el dirigente comunitario, al tiempo de plantear como solución para que esos agricultores vuelvan a empezar de nuevo que el gobierno habilite, con vía de acceso, la loma Higo de Cruz, que según dijo hay terrenos de muy buena calidad de vocación agrícola.
Se quejan que estas comunidades han sido abandonadas a su suerte, “esta situación comenzó en el 2007 y es ahora cuando las autoridades empiezan a escuchar nuestros reclamos, esto porque la Iglesia y las organizaciones comunitarias de la sociedad civil han elevado quejas”.
“La situación es para que las autoridades vengan desde ya, porque el asunto no aguanta más”, dijo al señalar que esa zona debe declararse en estado de emergencia.
Como otros tantos agricultores, Antonio Segura narra cómo sus 52 tareas en las que cultivaba plátano y le generaban entre 20 y 22 mil pesos al mes, fueron “arropadas” por las aguas del lago, convirtiéndolas ahora en una zona de pesca.
Dijo que los daños son directos e indirectos, ya que las pérdidas de esos terrenos también significan la pérdida de fuente de empleo. Asegura que sólo en el municipio de Bahoruco se habrían perdido más de 35 mil tareas de vocación agrícola
Autor: FRANCIA VALDEZ
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