Martha Alicia Tronco Rosas quiso hacer una herramientas que fuera eficaz, didáctica y que a la vez fuera económica y útil para hablar de violencia.
Alicia Hernández/BBC News Mundo
Tan simple como una regla de 30 centímetros.
Ese es violentómetro, un invento que, hace 16 años se
creó en México y que ayuda a personas de todo el mundo a identificar los signos
de violencia.
Un material gráfico y didáctico en forma de regla que consiste en visualizar las diferentes manifestaciones de violencia que se encuentran ocultas en la vida cotidiana y que muchas veces se confunden o desconocen.
Lo que empezó como un sencillo proyecto dentro del
Instituto Politécnico Nacional (IPN) de México, hoy se puede ver en múltiples
países y se ha traducido a idiomas como el maya, el italiano, euskera o chino.
Su creadora es la mexicana Martha Alicia Tronco Rosas,
doctora en FIlosofía y Ciencias de la Educación, Fundadora del Programa
Institucional de Gestion con Perspectiva de Género del Instituto Politécnico
Nacional e investigadora de este centro.
Una idea desde el mundo de la ciencia
En 2007, Martha Tronco propuso crear la unidad de
género en el IPN porque, aunque había "algunas instancias que daban cierto
apoyo en temas de violencia dentro de la institución, pero no desde una
perspectiva que era la necesaria, desde mi punto de vista, una perspectiva de
género", explica.
Porque empezó a observar, por un lado, que las mujeres
científicas en el Instituto tenían un menor crecimiento que los hombres y, por
otro, que estas apenas tenían responsabilidades como directoras en las unidades
académicas.
Pero cuando creó la unidad de género, se encontró con
un problema mayor que, sin hacer mucho ruido, recorría las aulas.
El silencio se rompió con cartas anónimas que dejaban
a Tronco en su despacho, por debajo de la puerta.
"Llegaron muchas denuncias en torno a que las
personas eran maltratadas, eran violentadas. Mujeres, directivos, relaciones de
pareja entre estudiantes", relata.
Así, como investigadora, propuso hacer una encuesta a
más de 14.000 estudiantes de nivel medio y superior para, dice, "saber
todo": desde posibles problemas de salud, consumo de alcohol y sustancias
a, por supuesto, hábitos violentos.
El único requisito era haber tenido al menos una
relación de pareja en el año anterior.
"Me cela, pero solo un tantito"
"Los resultados fueron impresionantes, en el
sentido de que detectamos mucha problemática: embarazos y paternidades no contemplados,
por ejemplo, o adicciones", explica Tronco.
Cuenta que lo que más le llamó la atención, el
"foco rojo", fue cómo la gente percibía la violencia.
Había respuestas como "a mí me celan, pero un
poquito"; "yo sí he tenido algunos jaloneos (empujón violento) con mi
pareja"; "me ha pellizcado un poquito"; "en ocasiones
revisa mis documentos o mi celular".
"Pero no la expresaban y percibían como si fuera
algo violento. Siempre observaba en esas respuestas una supuesta situación de
amor, entre comillas, de protección. Pero eso tiene un nombre y se llama
violencia".
Una propuesta económica y útil
Tras la encuesta, Marta Tronco pensó que era necesario
hacer un material útil en todos los espacios posibles, que no se tirara y que
fuera económico, pues el proyecto en inicio nació sin presupuesto.
"Así surgió la idea de una regla de escritorio de
30 centímetros. Y en cada centímetro una de las manifestaciones de violencia
que nos dijeron en la encuesta. Así nació el violentómetro".
La regla se divide en tres colores diferentes y cada
uno engloba una situación, "iniciando sobre lo más sutil, aquella
violencia que se enmarca en acciones que no implican una acción física, los 10
centímetros siguientes con acciones que implica violencia sobre objetos o sobre
la persona, pero en menor medida, y los últimos 10 centímetros, con acciones
con violencia física extrema".
En el primer tramo están acciones como celar, mentir,
hacer bromas hirientes, ridiculizar o controlar y prohibir cosas o ver a gente.
En el segundo, destruir objetos personales, pellizcar o jalonear, en el
tercero, amenazas con objetos, amenazas de muerte, forzamiento de relaciones
sexuales y, en última instancia, el asesinato.
Una escala de violencia que, en las relaciones
personales, no tiene por qué pasar por todos los puntos.
"Puede que solo haga bromas hirientes, que te
ridiculice, te intimide y te cachetee. Pero igual es violencia y se debe estar
atento y pedir ayudar", sostiene Martha.
En el caso más extremo de la violencia están los
feminicidios, que en México son una auténtica lacra social. Según cifras
oficiales ofrecidas por UNESCO, en 2024 un promedio de 10 mujeres murieron de
modo violento cada día.
Una idea en más países
De esa primera idea salieron otras para ayudar no solo
a ver si se está sufriendo violencia, sino también si se está ejerciendo sobre
otras personas y qué se debe revisar en ese caso. Luego pasaron la idea del
violentómetro a una app para que los más jóvenes tuvieran ese acceso.
Después, la idea, nacida en México, se expandió a
otros países y se puede ver en distintas partes de América Latina, España o
China.
En lo más cercano, Martha empezó a ver el impacto de
esta herramienta cuando vio que se lo pedía "desde la abuelita para
dárselo a los nietos o cuando en las escuelas lo querían dar de
aguinaldo".
Martha Tronco explica que esta sencilla herramienta ha
servido para visibilizar muchos tipos de violencia que no se percibían como tal
y que la gente los reconozca.
"En México, como en muchos países
latinoamericanos, tenemos mucha violencia. Por eso creo que ha tenido tanto
impacto. Y en México en concreto ha servido para darnos cuenta de qué hacemos o
qué sentimos en este tipo de relaciones", dice.

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