Por Ramón Mercedes
NUEVA YORK.- El profesor honorario de Relaciones Internacionales y doctor en Honoris Causa en Administración Pública y Ética de la Universidad de Utah-EE.UU., ingeniero Carlos Michelén, fundamenta las razones del por qué las remesas que envían los dominicanos residentes en el exterior no pueden ser sujetas a impuestos.
El
dinero enviado por las comunidades quisqueyanas en el exterior no puede ni debe
ser sujeto a impuestos, cargos ni gravamen alguno como plantea
desafortunadamente el cónsul dominicano en la Gran Manzana, Eligio Jáquez,
precisa el también profesional en ciencias políticas y administración pública,
con master en la Universidad de Columbia en esta ciudad.
Primero:
Las remesas son el único ingreso nacional con elevado índice de dispersión, es
decir están ampliamente distribuidas entre la población. RD, a pesar de
registrar un elevado crecimiento económico, mantiene un muy bajo índice de
dispersión, lo que significa que los beneficios van de manera mayoritaria a
unos pocos o a los mismos pocos, sostiene.
Segundo:
Estos valores no están mermados por la siempre presente corrupción
administrativa. En cambio, sí se mutilan y se permite al Estado decidir sobre
el uso y administración de este dinero no nos cabe duda de que algo se perderá
en el camino que va desde el Palacio hasta los barrancones finales.
Tercero:
Las remesas no tributan a las 5 o 6 familias que manejan el sector financiero
dominicano. Si una parte de las remesas acaba en manos del Estado, poco faltara
para que estos insaciables se apoderen de ella. Basta ver los fondos de retiros
y de salud, indica.
Michelen,
con estudio en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), para
graduados de América Latina dedicado a la investigación, enseñanza y difusión
de las ciencias sociales, con sede en Costa Rica, expresa que lo que debe hacer
el gobierno es incentivar el envío de remesas y en ese sentido considerar los
costos como una inversión, fructífera.
La
primera acción proactiva del gobierno dominicano debe de ser pagar los costos
de envío de las remesas a través de acuerdos con las instituciones financieras.
De ese modo cualquier dominicano podría enviar dinero a quien el elija sin
costo.
Además,
a manera de estímulo y tal como hace con otros sectores (turismo, agricultura,
salud, educación, zona franca, etc.) debe de aportar desde las arcas del Estado
sin topar las remesas, el equivalente a no menos de un 5 % a un 10 % de los
valores enviados.
Esto
para apoyar el desarrollo de las comunidades dominicanas en el exterior. No
todos los dominicanos pueden enviar dinero. Pero desean hacerlo.
Si se
les ayuda a crecer ellos responderán con creces, porque la diáspora quisqueyana
es un valioso y sensible recurso que el gobierno debe cuidar y mimar en lugar
de explotar, afirmó el valorado profesional.
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