A Kate McHenry le asusta pensar que perderá su sentido de olfato por siempre.
Alex Moss/BBC News
Perder la facultad de oler y
degustar son dos síntomas asociados a la covid-19.
Mientras muchos han recuperado sus sentidos, otros sufren un fenómeno llamado parosmia en el que tienen los sabores y olores distorsionados.
Para Kate McHenry, el agua de la
pila deja un hedor horrible. Eso, junto a otro desagradable olor que destila al
ducharse, significa que incluso el aseo se ha convertido en algo que debe
enfrentar.
"Mi champú favorito tiene ahora
el olor más asqueroso del mundo", dijo McHenry.
Tras caer levemente enferma en
marzo, esta inglesa de 37 años fue incapaz de oler algo durante cuatro semanas.
Su sentido regresó poco a poco, pero a mediados de junio las cosas
"empezaron a oler muy raras" y fueron reemplazadas por un "hedor
químico horrible".
Este hecho ha cambiado la vida de
McHenry. Ha perdido peso, tiene ansiedad y añora el placer de comer, beber y
socializar. Su problema es tan fuerte que este hedor le desborda incluso en
lugares donde simplemente se cocina comida.
Le aterra pensar que ha perdido el
sentido de olfato para siempre.
Kate se siente culpable cuando su pareja le pregunta qué le apetece comer.
"Me encanta las buenas comidas,
salir a restaurantes y beber con amigos, pero todo eso se ha ido. La carne me
sabe a gasolina y el prosecco a manzana podrida. Si mi novio Craig se come un
curry el olor es horrible. Le sale de sus poros y es difícil estar cerca de
él".
"Me entristezco cuando cocino
en las tardes. Craig me pregunta qué quiero comer y me siento mal porque no hay
nada que me apetezca. Sé que todo tendrá un sabor horrendo. Me asusta quedarme
así para siempre".
Las personas con covid-19 pueden
perder su sentido del olfato porque el virus daña los nervios terminales de sus
narices.
La parosmia puede producirse cuando
esos nervios se regeneran y el cerebro es incapaz de identificar debidamente el
olor real de algo.
Esta condición está habitualmente
vinculada a los resfriados comunes, la sinusitis y las lesiones en la cabeza.
Los que los sufren describen oler a quemado, humo de cigarro o carne podrida.
En algunos casos el olor es tan fuerte que induce al vómito.
Aunque los profesionales reconocen
que la parosmia es un signo de recuperación del olfato, para algunas personas
puede tardar años en pasar.
Lavarse los dientes con sal
Para Pasquale Hester, también de
Inglaterra, la pasta de dientes es uno de sus peores enemigos.
El gusto químico que desprende le
produce tantas arcadas que ha empezado a lavarse los dientes con sal, que sabe
normal para ella.
Como muchos otros afectados por
coronavirus, pasaron semanas hasta que mejoró su sentido del olfato. Pero
entonces comió curry por su cumpleaños en junio y se dio cuenta de lo distorsionado
que estaba su gusto.
"Escupí la comida porque sabía
a pintura. Algunas cosas se toleran mejor. El café, el ajo y la cebolla son lo
peor. Puedo comer judías verdes y queso. Lo que me está pasando me afecta. No
se lo desearía ni al peor enemigo", dice Hester.
Brooke Jones empezó con síntomas en
abril y dio positivo por covid-19 una semana más tarde. Describe casi todo lo
que huele como "carne podrida con algo sacado de una granja".
Esta estudiante de 20 años hizo una
lista de comida que puede tolerar: gofres tostados, pepino y tomate. Lo demás
le disgusta.
"Trato de imaginarme el sabor
de las cosas. Si como comida china, incluso si no sabe tan bien, me convenzo de
que en realidad no está tan mal".
Impacto psicológico
Se desconoce el número de infectados
por covid que han tenido parosmia, pero se estima que cientos de miles han
perdido el olfato o gusto de forma temporal.
La profesora Claire Hopkis,
presidenta de la Sociedad Rinológica Británica, advierte que hay una
"creencia incorrecta generalizada" de que la pérdida de olfato por el
virus es a corto plazo".
"Sí, hay una gran probabilidad
de recuperación, pero también muchas personas que perderán este sentido por un
período largo de tiempo y ese impacto se está infravalorando", agrega la
especialista.
El olfato juega un rol importante en
la memoria, el estado de ánimo y las emociones. Aquellos que sufren alguna disfunción
se sienten recluidos.
"Cuando intento explicarlo,
algunos piensan que es gracioso. Sé que las secuelas del coronavirus pudieron
ser mucho peores, pero me afecta y asusta que nadie es capaz de confirmar si mejorará",
confiesa Jones.
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