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SOLA Y LIBRE FRENTE AL ESCUADRÓN DEL MIEDO

jueves, 23 de julio de 2020

Publicado por prensalibrenagua.blogspot.com

Por Olga Gayón
EXTRAIDA ESTA NOTA DEL MURO DE FACEBOOK DE AMAURIS TAVERAS
El sábado 18 de julio, en la madrugada de Portland, Oregón, mientras Europa, África y América dormían, la libertad salió a danzar en una de las calles de la ciudad, para demostrar, una vez más, que el miedo es propiedad de quienes están armados para crear la guerra.
La libertad, desnuda como son todas las libertades, se posó frente a quince hombres armados hasta el corazón, a quienes les danzó después de que ellos la recibieran con gases lacrimógenos. Quince armarios humanos protegidos con escudos, máscaras antigás, cascos y botas de guerra, escopetas lanza perdigones, revólveres y mucho, pero que mucho odio.

Ella apareció casi de la nada, en medio de la calle... Portaba un gorro y una mascarilla de protección contra el coronavirus. Y como vestido lucía una piel blanca, elaborada con hilos de juventud, adornada con fuertes visos de decisión e impermeabilizada con el material conocido mundialmente como valor. Los otros quince, a quienes los trajes de protección, las armaduras y las armas, no les dejaban ver ni un centímetro de su piel, por lo que no se sabe si de verdad la tenían, al ver que la libertad tocaba la calle que ellos ferozmente defendían, se sintieron amenazados y atacados por esa insolente fragilidad.
Los fuertes, los poderosos de la vía pública, indefensos ante tanta libertad, quisieron espantarla, doblegarla y arrastrarla hasta desaparecerla, ayudados con gases cuyo objetivo es impedir la visión y la respiración de los seres vivos. ¡Eso de no dejar respirar ya es el eslogan de las fuerzas policiales de Estados Unidos! Y lo de combatir la libertad, desde hace años...
Al ver el ataque contra la libertad desnuda, un hombre sin armas quiso protegerla para que los gases no impidieran su libre ejercicio de libertad. Pero ella con gesto amable se apartó del hombre que quiso cubrirla para ampararla. Una vez que el odio esparcido por los quince miedosos se disolvió en el mismísimo suelo, la libertad sin traje, se tomó el asfalto como escenario para danzar ante ellos con el único fin de invitarlos a abandonar el ruido y los proyectiles del pánico para optar por la expresión de la piel, por las palabras silentes de la libertad...
Ellos, sin dejar de apretar sus escopetas, blandir sus escudos y estar alerta ante tamaña agresión, vieron cómo unos minutos más tarde la libertad desnuda optó por el yoga para terminar con una propuesta espiritual que frena agresiones, silencia armas y desvanece en el aire la brutalidad que acompaña al miedo.
El escuadrón de los quince soportó estático durante quince minutos los movimientos de la libertad desnuda y silente. Ella, la de la piel fuerte, no pronunció ni una palabra. Ni falta que le hacía. Los quince hombres cuya fortaleza se la da su vestuario, sus armas y su escenografía, reconocieron que la libertad desnuda tiene toda la fuerza que le hace falta a la guerra vestida. Descubrieron por vez primera, ellos, que cuando las armas se enfrentan al verdadero valor que tanto los hombres como las armas desconocen, la libertad pulveriza la brutalidad.
Los quince hombres que conformaban el escuadrón del pánico en la calle de Portland en Estados Unidos, le dieron la espalda a la libertad y huyeron para volver presos a sus cuarteles. Tras el gesto cobarde de los armarios armados, la libertad se levantó del suelo y se fue silenciosa, tal como había llegado. A su paso dejó el ensordecedor grito que nos anuncia que el miedo solo lo crean y lo sienten quienes, como el presidente Trump, cobardemente atacan únicamente a los frágiles. ¡Y la libertad no es una de ellos!
NOTA. Gracias a mi amigo virtual Rafael Ortiz por darme a conocer la noticia.

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