En todo el mundo, son más los hombres que mueren por coronavirus que las mujeres (Reuters)
Un estudio preliminar explicaría por qué la tasa de mortalidad del COVID-19 varía según el género.
A medida que aumenta el número de muertes en todo
el mundo por el nuevo coronavirus, hay un patrón que se repite en el mundo: las
cifras muestran que son más los hombres los que se están enfermando gravemente
-y muriendo- a causa del virus. En el estado de Nueva York, la zona roja del
brote en los EEUU, por ejemplo, casi el 70% de las muertes totales han sido
hombres.
Pero lo de Nueva York no es un hecho aislado, desde
su surgimiento en Wuhan, China, los hombres se estaban enfermando gravemente a
un ritmo mayor que las mujeres. Y este patrón parece estar repitiéndose en gran
medida - si bien en números ligeramente diferentes - en un país tras otro.
Los investigadores aún no están del todo seguros de
por qué. Pero ya hay algunas pistas.
Un estudio piloto que rastreó la eliminación del
virus de pacientes en Mumbai (India), ofreció más pruebas de que los hombres
son, en efecto, los más afectados por el coronavirus. Según esta investigación,
los hombres que se enfrentan a la infección por coronavirus pueden tener un par
de vulnerabilidades que podrían aumentar el riesgo de una enfermedad más larga
y grave: sus testículos.
El estudio ofreció una explicación teórica para esa
disparidad de género que se centra en las células a las que el coronavirus se
siente más atraído. Esas células sirven como puerta de entrada para el
coronavirus porque expresan una proteína llamada enzima convertidora de
angiotensina 2, con la que el virus se une.
Tanto en hombres como en mujeres, estas proteínas
ACE2, o receptores, abundan en los pulmones, el tracto gastrointestinal y el
corazón. No es sorprendente que todos esos tejidos sean vulnerables al ataque
del virus que causa el COVID-19. Pero, además, el tejido testicular también
bombea los receptores ACE2 a una alta velocidad.
El grupo de investigadores dirigidos por Aditi
Shastri, oncóloga del Centro Médico Montefiore en Nueva York y su madre, la
microbióloga Jayanthi Shastri del Colegio Médico Nacional Topiwala en Mumbai,
plantearon una hipótesis que reconoce como altamente preliminar: que los
testículos pueden albergar el virus del SARS-CoV-2 en - nombre técnico del
virus que causa el COVID-19-, proporcionándole un santuario del sistema
inmunológico.
Aditi y Jayanthi Shastri, las expertas que comandaron la investigación
Mientras que las mujeres ofrecen al coronavirus
muchas oportunidades para entrar en sus células, los testículos de los hombres
pueden dar al virus un punto de entrada adicional. Y como los testículos están
aislados del sistema inmunológico, pueden ser uno de los últimos escondites de
los que el virus es expulsado.
Según declaró la propia la doctora Aditi Shastri en
diálogo con Los Angeles Times, el trabajo debe ser explorado por los
investigadores que trabajan con cultivos celulares, animales y el creciente
número de pacientes recuperados de COVID-19.
Aditi Shastri dirigió un equipo con base en Nueva
York mientras su madre, Jayanthi Shastri comandó el trabajo en Mumbai. Los
investigadores de la India hicieron pruebas a los pacientes hospitalizados y a
los miembros de sus familias infectadas cada dos días para evaluar la rapidez
con que eliminaban el coronavirus una vez infectados.
En 20 pacientes femeninas, el tiempo medio de
eliminación del virus fue de cuatro días. En los 48 varones, la media fue un
50% más larga, de seis días. Un patrón similar surgió en tres familias extensas
de enfermos de COVID-19, a cuyos miembros se les tomaron muestras virales cada
dos días para medir la velocidad con la que eliminaron el virus.
La hipótesis fue presentada en un informe
preliminar publicado en MedRxiv, un sitio web en el que los investigadores
comparten su trabajo no publicado. A diferencia de los estudios publicados en
revistas médicas, no ha sido aún objeto de escrutinio por parte de otros
investigadores.
Aún así, la hipótesis tiene tres argumentos
importantes a su favor:
Primero, hay muchos precedentes de un patógeno que
se instala en un rincón tranquilo para eludir las defensas inmunológicas del
cuerpo. Se encontró que el virus del Ébola se escondía en las células
pigmentarias de la retina humana, dejando incluso a los pacientes recuperados
con un virus persistente.
En segundo lugar, es una explicación biológicamente
plausible para una disparidad de género observada en las infecciones por
COVID-19. Se sabe que el coronavirus se une a los receptores ACE2, que abundan
en sólo un puñado de tejidos, incluyendo el de los testículos.
En tercer lugar, puede ayudar a explicar un claro
patrón que surge de la epidemia de COVID-19. Mientras que las tasas de casos
confirmados se acercan a la paridad de género, los hombres han muerto de
COVID-19 en tasas notablemente más altas que las mujeres en China, Corea del
Sur, Italia y los Estados Unidos. En la ciudad de Nueva York, el 68% de las
muertes atribuidas a COVID-19 han sido en hombres y el 32% en mujeres.
Sin embargo, la hipótesis no tiene todavía es una
evidencia clara que apoye el vínculo entre los testículos y COVID-19. Hay
varios factores que pueden contribuir a ese desajuste de género. Los hombres
son más propensos que las mujeres a fumar cigarrillos, a tener presión arterial
alta y a sufrir enfermedades de las arterias coronarias. Todas esas condiciones
parecen predisponer a la gente a enfermarse más gravemente por el coronavirus.
Shastri agregó que si efectivamente el coronavirus
se encuentra escondido en los testículos, eso podría significar que el virus
puede ser transmitido sexualmente: “Definitivamente consideraría que el virus
podría ser secretado en el fluido seminal”
La doctora Kathryn Sandberg de la Universidad de
Georgetown, que estudia las diferencias de género en la respuesta inmunológica,
dijo que se sabe que las mujeres eliminan muchos virus más rápidamente en los
hombres, en parte porque la respuesta de apertura de sus sistemas inmunológicos
a la invasión es más fuerte. La experta dijo que la idea de que el coronavirus
pueda encontrar refugio en los testículos es “especulativa”. Pero, dijo, “vale
la pena señalar a quienes lo han olvidado que el ACE2 sí está en los
testículos, y podría ser parte del asunto”. DE INFOBAE
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