Cómo
tal, envío un abrazo de fe, amor, agradecimiento y optimismo a todas las
personas que se involucran en la crianza y educación de alguien con trastorno
del espectro autista (TEA).
A
los familiares, amigos, sicólogos, terapeutas, maestros y todos aquellos que
comparten con nosotros los padres la titánica misión de enseñarle a nuestros
hijos a vivir en un mundo que se le hace ajeno.
Luchar
por alguien con autismo es una inmensa obra de amor, es abrirse a un mundo
nuevo.
Geraldo
Fernández
El
Autor es Arquitecto
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