Por
MAXIMO SANCHEZ/EL AUTOR es político. Reside en Raleigh, Estados Unidos.
La actitud asumida por el
derrotado presidente de la Asociación Dominicana de Profesores, es la correcta;
reconocer el triunfo de la plancha de la profesora Xiomara Guantes, era lo que
tenía que hacer sin ningún rodeo ni pataleo; eso es un gesto de nobleza que
inspira respeto a la persona del profesor Eduardo Hidalgo.
Ahora bien, sin ser
pijoteros, leamos a profundidad: la ADP, que en inicios se llamó FENAMA
(Federación Nacional de Maestros), y que enfrentó de manera abierta al profesor
Juan Bosch, primer Maestro que dirigió
los destinos del Estado Dominicano, debe hacer un serio cuestionamiento de sus
métodos de lucha y de la participación de la masa magisterial en sus actividades.
La ADP tiene una matrícula
de 108,179 maestros registrados como miembros; de los cuales fueron a ejercer
su derecho al voto solo 21,224 maestros, eso es solo un 19.62% de los
registrados en el gremio; esto significa que el 80.38% de los profesores
pertenecientes al sindicato no se interesó en elegir a nadie para dirigirlos.
De esos 21,224 profesores
que fueron a las urnas, la profesora Guantes consigue en alianzas con otras
planchas que le apoyaron 11,723 votos, lo que es un 55% de los votos emitidos
en el certamen, y el profesor Hidalgo 8,334 sufragios para un 40%; entendemos
que tanto el 55% de la plancha ganadora, como el 40% de la perdedora, son del
pobre 19.62% que respondió el llamado de las urnas, no de la totalidad de
maestros inscritos en el gremio.
El peor error que puede
cometer un ser humano, es engañarse a sí mismo; los profesores no deben dejarse
envolver por quienes les están dando lecturas politiqueras a los resultados de
las elecciones recién pasadas; es claro que el magisterio no estaba
representado por Hidalgo, pero los poquitos votos más de la profesora Guantes
tampoco pueden ser la representación de una masa de 108, 179 maestros; esto no
significa que ella no debe dirigir la ADP, pues Hidalgo estuvo ahí con menos
apoyo.
Para quienes, entonando
cantos de sirenas, quieren comparar y transferir los resultados del certamen
magisterial al político electoral, les dejaré algunos datos estadísticos de las
últimas décadas en las elecciones presidenciales de la República Dominicana.
Porcentajes de participación
electoral en el 1996, del total de los inscritos para votar en la primera
vuelta de esas elecciones, votó un 78.6%; y en la segunda vuelta un 76.8%.
En el año 2000, la
participación electoral fue de un 76.1 del universo de los registrados para
votar; en el 2004 fue de un 72.84; en mayo del 2008 votó un 71.36; en las
elecciones del 2012, la polarización de esa contienda favoreció tanto la
participación que la inscribe en la más alta de estas dos décadas, 84.99% del
universo de votantes.
En el certamen del 2016,
hubo un descenso en el nivel de participación que se puede atribuir a la falta
de incentivo de la oposición sobre sus electores; el porcentaje aunque fue más
alto que lo normal de otros países, bajó a un 69.60% nada despreciable.
Con esto demostramos que una
cosa es el gremialismo, y otra cosa muy diferente es la política electoral;
quienes quieran confundir una cosa con la otra, solo cosecharán el vacío de sus
argumentos, y la angustia de sus derrotas.
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