Hijo
directo de la máquina de escribir, este dispositivo es un periférico
imprescindible para el uso de los equipos informáticos. Sin embargo, el propio
avance tecnológico parece ponerlo en jaque
Yurisander
Guevara/juventudrebelde.cu
¿Diremos adiós al teclado
tal y como lo conocemos? Esta es una pregunta recurrente en círculos
especializados de informáticos, quienes argumentan que si bien es un periférico
indispensable para interactuar con el ordenador, el formato de presentación adoptado
durante décadas podría desaparecer.
Si miramos atrás —bien
atrás—, la máquina de escribir puede considerase como la precursora de los
teclados que actualmente utilizan los equipos informáticos, ya sea en formato
físico o digital.
Nadie se atreve, no obstante,
a atribuir la invención de la máquina de escribir a una sola persona, pues esta
fue creada ¡52 veces! El crédito se atribuye a mentes brillantes alrededor de
todo el planeta, según la documentación histórica.
Sin embargo, dichas
fuentes especializadas coinciden en que la primera máquina de escribir que tuvo
éxito comercial fue creada en 1872 por Christopher Sholes, quien vendió su
patente a la empresa estadounidense Remington.
Otro ingrediente
importante en el éxito de la máquina de escribir se debió a la distribución de
las teclas bajo el patrón Qwerty, como lo conocemos hoy. Esta forma de definir
la posición de las letras en un teclado —de ahí su nombre— se creó por el
propio Sholes en 1868, para evitar los atascos entre las teclas, especialmente
cuando estas eran accionadas a altas velocidades.
El orden Qwerty se hizo
tan popular que se convirtió en el estándar de todos los fabricantes y, al ser
importado a los ordenadores, llegó tal cual, acompañado de las otras teclas que
hoy son familiares en estos periféricos.
Actualmente solo existen
diferencias entre los teclados Qwerty según la frecuencia de uso de
determinadas letras en un idioma con respecto a otro. Por ejemplo, el alemán
tiene la Z y la Y intercambiadas, por ser la primera una letra más común en ese
idioma, lo que lo convierte en un teclado Qwertz. En el caso del francés, el
teclado es Azerty, porque la Q y la W están sustituidas por la A y la Z, y
además la M se mueve a la derecha de la L. En el teclado en español, la Ñ es la
que figura a la derecha de la L, mientras que en el portugués es la Ç. La ley
de la frecuencia de uso de las letras no tuvo mucho peso en la modificación de
nuestro teclado, puesto que adoptamos la tecnología de la máquina de escribir
con teclado Qwerty, con la única incorporación de la Ñ como una letra
genuinamente nuestra.
Evolución
constante
Antes de llegar a ser un
periférico en los ordenadores personales, la máquina de escribir se combinó con
el telégrafo para dar paso al teletipo o télex. Recuerda el blog Think Big, de
la Fundación Telefónica, que este fue un dispositivo «muy utilizado durante el
siglo XX para enviar y recibir mensajes mecanografiados punto a punto, a través
de un canal de comunicación simple». El teletipo también se usó en la
introducción y almacenamiento de datos en los primeros ordenadores mediante la
cinta perforada.
No fue hasta la década de
1980, cuando la compañía IBM presentó los microprocesadores, que el teclado
apareció como un periférico muy parecido al que actualmente utiliza la mayoría
de los usuarios.
El IBM Enhanced 101 Key
Keyboard, presentado por esta empresa en 1987, se considera el primero que
estandarizó los teclados como los conocemos hoy. Fue este el tercer teclado
desarrollado por IBM, que por vez primera incorporó la tecla Escape y las 12
teclas de función en una columna ubicada en la parte superior del periférico.
Los números se incluyeron a la derecha, junto a los operadores matemáticos de
suma, resta, multiplicación y división, y otra tecla Enter.
Con el lanzamiento de
Windows 95, Microsoft incorporó dos teclas del logo de este sistema operativo
para un rápido acceso, las cuales hoy consideramos nativas al teclado, pero que
antes fueron espacios vacíos.
Desde entonces la
distribución ha sido la misma, y la evolución de los teclados se encuentra en
su forma de conectividad o materiales empleados. Así, de los conectores de seis
pines cambiaron a los PS/2, y con la masificación del uso del enchufe mediante
el puerto USB, los teclados adoptaron esta tecnología.
Ya en este siglo, la
conectividad inalámbrica llegó también a ellos. La adopción de internet como
tecnología estándar y la sofisticación de los sistemas operativos también han
tenido impacto en los teclados, que ahora pueden encontrarse como periféricos
multimedia, con teclas especiales para reproducir música y videos, abrir
internet y consultar el correo electrónico, entre otras funciones.
En cuanto a los
materiales, si bien el plástico es la materia prima dominante, hoy hay
presentaciones en silicona que se pueden enrollar completamente y son
resistentes al agua.
Escape,
¿adiós al teclado?
A los usuarios de
computadoras una tecla los acompaña desde 1960: Escape, abreviada Esc, cuando
Bob Bemer, un ingeniero de IBM, la inventó como un método para que los
programadores pudieran cambiar de un código a otro con rapidez. Por aquel
entonces los ordenadores de fabricantes diferentes tenían sistemas operativos
también diferenciados y se comunicaban con varios tipos de códigos.
Con el tiempo, los códigos
se estandarizaron —el propio Bemer y otros informáticos trabajaron en función
de ello— y entonces la tecla Esc se convirtió en una suerte de interruptor para
obligar a los ordenadores a detener lo que estuvieran haciendo y el usuario
recuperase el control.
Casi siempre solitaria,
Esc es como una isla remota en la esquina superior izquierda de cada teclado
moderno. O de casi todos, porque desde octubre del pasado año, Esc fue borrada
de los teclados de Apple. Los de Cupertino, al presentar su última gama de
portátiles MacBook Pro, la eliminaron por un panel táctil llamado Touch Bar.
Apple ha sido reconocida
como una compañía que ve el futuro y marca tendencia. La eliminación de esta
tecla, 56 años después de su creación, obedece a que en la actualidad casi
nadie la usa, salvo en el mundo de los programadores, de los productores de TV
o de los jugadores de PC.
Contra esta tecla —y
contra muchas otras de los teclados tradicionales— conspira además la
digitalización misma. En los teclados de los equipos táctiles, cada vez más
comunes, ninguna de ellas es necesaria. Solo sobrevive la distribución Qwerty,
aunque esta también puede ser cambiada fácilmente.
Para añadir más sal a esta
herida evolutiva, los varios siglos transcurridos entre la creación de la
máquina de escribir, la adopción del estándar Qwerty como método de
distribución de las letras y la masificación de los ordenadores personales
podrían desaparecer, igual que la tecla Esc lo hizo de los teclados de Apple,
por el uso de comandos de voz, cada día más de moda. ¿Acaso hoy escribimos una
de las páginas finales en la historia de este querido periférico?
La voz salvadora parece
llevarla la comunidad de jugadores de videojuegos de PC, que en 2016 creció, según
las cifras de ventas mundiales, y para ella el teclado, incluida la tecla Esc,
es vital.
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