Estamos totalmente
convencidos de que los contenedores son parte del problema y no de la solución,
para que puedan funcionar debe existir una eficaz frecuencia de recolección y
una amplia conciencia ciudadana que lamentablemente no tenemos, además el
contenedor depende mucho de la disponibilidad de camiones compactadores, cuando
estos fallan el sistema colapsa, por eso haces unos días vimos el camión de los
bomberos usurpando las funciones de este.
No es sorpresa que en
nuestros barrios el viejo método de ¿Doña hay basura? siga funcionando
nítidamente, pues nuestras amas de casa empacan sus desperdicios y los ponen en
el patio hasta que pase el camión, en ese momento los sacan y el obrero
municipal amablemente la sube al camión de un tirón, en este esquema solo hay
problemas si la frecuencia de recogida se atrasa por alguna u otra razón, en
cambio los grandes productores de basura del casco urbano irónicamente tienen
menos responsabilidad en el proceso que las humildes amas de casa pues estos
simplemente van al contenedor cuando lo consideren y listo, problema resuelto,
vuelven a producir basura y repiten la formula convirtiendo al ayuntamiento en
una especie de "relajo o mojiganga."
Si el problema tal y
como plantean voceros y funcionarios del ayuntamiento se concentra básicamente
en el casco urbano y sus periferias y teniendo conciencia de sus limitaciones
la institución tendrá que actuar con inteligencia, pensar en alternativas como
sub-dividir el área en polígonos y asignarle supervisión, diseñar y encargar la
construcción de nuevos modelos de contenedores que puedan ser manipulados sin
necesidad del camión compactador ampliando las posibilidades de recolección
(esto último puede hacerse en la industria local y no es costoso) y dotar estas
áreas de señalización y zafacones de mediano tamaño son medidas que pueden
ayudar a mitigar el problema.
Evidentemente que el
lanzamiento del programa "basura cero" elevó las expectativas de la
población pero lo cierto es que el ayuntamiento no contaba ni aun cuenta con
los recursos para llevarlo a cabo dado lo compleja de nuestra realidad y la
dimensión del problema, seguramente que el equipo municipal se habrá dado
cuenta de lo difícil que es pensar en alternativas como comenzar a cobrar el
arbitrio correspondiente a la basura pues para esto primero deberá demostrar
que está en capacidad de brindar un servicio eficiente, en cuanto a las multas
es sabido que el Cabildo no cuenta con mecanismos efectivos para su cobranza y
esto lo deja prácticamente desarmado ante un problema que siempre será
responsabilidad de esa institución por mas actores que en el intervengan.
Ponerse creativos y
pensar fuera de los esquemas en soluciones de alto impacto pero de bajo costo
es el único camino que le queda al ayuntamiento ante esta realidad (Ver caso
Bogotá / Antanas Mockus) deben seguir apelando a la conciencia ciudadana y
plantear un mecanismo de premio-sanción innovador que le permita aplicar su
autoridad sin entrar en contradicciones con la población ni acudir a la queja
permanente, pues está en vez de fortalecer, debilita.
A veces para
encontrarse hay que perderse.
Por: Geraldo
Fernández
Noviembre 01 / 2016
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