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En contraposición
Nagua es una ciudad que opera como una gran plaza comercial que de día está
llena de personas comprando, vendiendo, estudiando, trabajando, pero que de
noche está desolada y vacía, esto se debe a que nos hemos convertido en el
centro de acopio de las zonas circundantes ya que podemos suplir bienes y
servicios que anteriormente solo podían conseguirse en San Francisco de Macorís
para más cerca, tradicionalmente hemos suplido los demás municipios y los
distritos municipales de la provincia y para
engrosar ese flujo ahora la autopista del nordeste nos trae toda una
masa flotante proveniente del Bajo Yuna, nuestros barrios son lugares para
dormir cuya actividad comercial diurna se limita a los colmados y talleres informales,
la gran mayoría de sus pobladores al igual que nuestros visitantes hace vida
diaria en el casco urbano comercial el cual ocupa el área comprendida entre las
calles Progreso y el parque La Rotonda o MTS y entre la avenida María Trinidad
Sánchez y la calle Mella donde también se encuentran el 90% de los grandes
productores de basura, sin dudas una bomba de tiempo.
El cuadro descrito en
una ciudad que carece de equipamiento urbano básico como señalizaciones y
zafacones para los peatones y cuyo ayuntamiento tiene un déficit de equipos y
de personal hace que uno se sienta pesimista
en cuanto a lo que este tema se refiere ya que como en otros campos de
la actuación humana aquí no basta solo con la intención, no hay dudas de que
como pueblo tenemos serios problemas de civismo y educación y eso se repite en
toda la escala social pero que el ayuntamiento se coloque a la defensiva
mediante denuncias en las redes sociales solo agrava el problema ya que donde
el transgresor percibe debilidad abusa, no creemos que existan fines políticos
detrás de cada munícipe que tira la basura a los pies de un contenedor vacío
pero si un claro desafío a la autoridad que merece sanciones ejemplarizantes.
Politizar el asunto es exponerse a que la población
intérprete la queja como una excusa ante la imposibilidad de dar respuesta al
problema clásico y básico de los ayuntamientos, mejor idea sería que en buena
práctica gerencial el ayuntamiento re-piense
los planes ejecutados hasta ahora más allá de los uniformes y las
campañas publicitarias, quizás sea hora de "pensar fuera de la caja"
siendo originales y creativos, adecuar las estrategias a nuestra realidad y ejercer la autoridad que
le otorgó el pueblo, la cual ostenta desde hace ya casi 100 días.
Por: Geraldo
Fernández
31 Octubre 2016
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