Río de Janeiro, AFP.- Son
tres, están enamoradas, comparten la misma cama hace tres años, desean tener un
hijo y acaban de celebrar la primera unión civil poliafectiva de Brasil,
desafiando a la familia tradicional en este país sumamente religioso pero donde
la sexualidad se vive sin tapujos.
Mientras el Congreso
-quizás uno de los más conservadores de la historia del país- impulsa un
proyecto de ley que define solo como "familia" la unión entre un
hombre y una mujer, una empresaria de 32 años, una dentista de la misma edad y
una gerente administrativa de 34 se juraron amor a comienzos de octubre en Rio
de Janeiro, frente a la notaria Fernanda de Freitas Leitao.
Las tres no están casadas,
porque la legislación brasileña no reconoce el casamiento de a tres o más a
raíz de la configuración de bigamia.
"Ellas son una
familia. Esta unión no es apenas simbólica, es real, y ya tiene ciertos
efectos. Marca un inicio de la relación y como pretenden tener hijos, va a
fundamentar un pedido de filiación multiparental" ante la justicia, explicó
a la AFP la abogada Leitao.
"Automáticamente no
las habilita a hacer declaraciones de renta juntas, ni a beneficiarse de planes
de salud para cónyuges. Pero si pelean ante la justicia por esos derechos,
pueden conseguirlo. Y creo que lo harán", estimó.
Esta es la segunda vez que
Brasil oficializa una unión civil entre tres personas, tras la celebrada en
2012 entre un hombre y dos mujeres que convivían hace tres años en Tupá, en el
estado de Sao Paulo.
Ambas decisiones se basan
en un fallo de la Corte Suprema de Brasil que en 2011 habilitó a las oficinas
públicas notariales a celebrar uniones estables de parejas homosexuales y abrió
el camino para que dos años después se celebraran casamientos homosexuales,
aunque en Brasil no hay una ley que lo permita.
"Todos los principios
y fundamentos de ese fallo pueden ser invocados también en la relación
poliafectiva", dijo la notaria que celebró la unión de las tres mujeres.
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Cama para tres -
Las tres mujeres no han
sido fotografiadas ni filmadas. Tampoco han revelado sus nombres, y según la
notaria que las casó, "son tímidas".
Una de ellas, la
empresaria, contó al diario O Globo que viven en un apartamento de tres
dormitorios pero duermen todas en una misma cama.
El sexo puede tener lugar
entre dos o entre las tres, según las ganas. Si bien hubo celos al comienzo de
la relación, aseguran que esa es una etapa superada.
"Somos una familia.
Nuestra unión es fruto del amor. Voy a quedar embarazada y estamos
preparándonos para eso, inclusive financieramente. La legalización es una forma
de que el bebé y nosotras mismas no quedemos desamparadas. Queremos usufructuar
los derechos de todos, como la licencia maternal", dijo la empresaria al
periódico brasileño.
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Brasil, históricamente poligámico -
El "poliamor" es
cada vez más visible en Brasil. Muchos de sus practicantes se contactan en las
redes sociales y en la ficción el tema es debatido desde hace décadas,
comenzando por la célebre novela "Doña Flor y sus dos maridos"
(1966), del bahiano Jorge Amado, y más recientemente en telenovelas como "Imperio"
y "Avenida Brasil", de la TV Globo, y en la serie documental "Amores
libres", del canal GNT.
El antropólogo Antonio
Cerdeira Pilao, investigador sobre el poliamor de la Universidad Federal de Rio
de Janeiro (UFRJ), explicó que "Brasil históricamente no es un país
monogámico, su sociedad era patriarcal esclavista y el hombre tenía acceso a
esclavas y concubinas", y que a diferencias de otras relaciones no
monogámicas, el poliamor se define en base a cuatro conceptos: amor (no solo
sexo), libertad, igualdad entre hombres y mujeres y honestidad entre los
practicantes.
Pero también han surgido
críticos en este país con la mayor cantidad de católicos del mundo y donde los
evangélicos están en ascenso.
"Caminamos hacia el
caos", vaticinó Euder Faber Guedes, presidente de la evangélica Visión
Nacional para una Conciencia Cristiana. Guedes lamentó esta
"aberración" que "se opone a la propia naturaleza establecida
por Dios".
"Es del todo evidente
que la monogamia está superada como principio jurídico. No cabe al Estado
decidir cómo y de qué forma debe formarse una familia", eso
"fulminaría la libertad", estimó por su lado el abogado Marcos Alves,
del Instituto Brasileño de la Familia, que reúne a miles de abogados,
psicólogos y asistentes sociales.
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