A
continuación vamos a reproducir un artículo que fue publicado en el periódico
Hoy en fecha 10 de enero del año 2007, por un miembro del Comité Político del
Partido de la Liberación Dominicana y teórico del anti-reeleccionismo
militante.
Nuestro
maestro Juan Bosch escribió dos libros que todo peledeísta debe releer: La
pequeña burguesía en la historia de la República Dominicana y Composición
Social Dominicana. Estas dos obras forman parte fundamental de la teoría que
el PLD adoptó: El bochismo, y es indispensable conocerlas para poder
explicarnos la conducta y las luchas de la pequeña burguesía desde la fundación
de la República, en su inconclusa misión por crear un Estado democrático.
Al releerlas,
tratando de entender la conducta reeleccionista de un sector del partido, cobra
más fuerza que nunca la tesis, harto demostrada en los hechos, que plantea el
líder y fundador: la historia republicana, una vez desaparecidos los hateros,
no es más que la historia de las luchas de las diferentes capas de la pequeña
burguesía por construir un Estado burgués, el cual no ha cuajado debido a la
naturaleza social de este sector de clase.
Desde
que murió Santana hasta hoy, la pequeña burguesía ha monopolizado las luchas
políticas y la ha impregnado con su inestabilidad característica. Bosch lo
explica en Composición Social cuando dice que una vez derrocado Pepillo Salcedo
“…comenzaba un largo período de poder de la pequeña burguesía, caracterizado
por la inestabilidad y por episodios que no podían explicarse si no se supiera
que la pequeña burguesía tiene actitudes cambiantes e inesperadas propias de su
naturaleza social”.
A
la conducta política hay que buscarle una explicación sociológica si queremos
interpretar correctamente determinados comportamientos y virajes de 360 grados
que se producen en el accionar de los hombres y mujeres provenientes de las
diferentes clases y sectores sociales. Fue lo que nos enseñó Bosch en los Círculos
de Estudios cuando aplicaba el método del materialismo histórico al estudio de
la historia.
Como
si fuera ayer mismo, Bosch afirma en La Pequeña burguesía…lo siguiente: “La
clave para comprender por qué la historia dominicana presenta tantos altibajos,
tantos puntos débiles, tantos momentos oscuros y de confusión, está en la
existencia de la pequeña burguesía en condición de componente mayoritario de la
población…” Esta pequeña burguesía “vive bajo el signo de la inestabilidad”,
apunta en su Dictadura con Respaldo Popular, lo que explica esos altibajos,
esas confusiones.
La
psicología social de la pequeña burguesía reeleccionista pronto se expresará,
como ha sucedido desde el inicio de la República. Cree que el que se opone a su
proyecto es un enemigo al que hay que combatir con todas las armas disponibles
para vencerlo, ganárselo o neutralizarlo. Esta conducta proviene de su
inestabilidad social producto de su posición en las relaciones de producción y
no quieren ni pensar en la posibilidad de un proyecto alternativo dentro del
mismo partido, pues no “es seguro”, ya que seguro es lo que tienen ahora. Por
eso es tan virulenta y destemplada en el debate interno, aunque aparente otra
cosa en público. Claro, con sus excepciones.
Bosch
no se equivocó cuando afirmó: “En la lucha por conquistar posiciones, la baja
pequeña burguesía tiende a ser violenta; la mediana y la alta tienden a usar la
calumnia, la mentira, el chisme, cuanto más bajos, mejor”.
Si
los sectores de la pequeña burguesía que promueven la reelección en el PLD
pretenden que olvidemos la historia, se equivocan. Si sueñan con que neguemos
las enseñanzas del líder, ignoran la naturaleza de la simiente que este prócer
sembró. Este pueblo tiene su historia, única, propia, particular. Tiene su
cultura, sus tradiciones que lo identifican como tal. Hacer historia comparada
no es pecado si no se abusa de las extrapolaciones. Mal ejemplo escogen cuando
nos comparan con la democracia representativa por excelencia: Estados Unidos, o
las que tienen fuertes contrapesos institucionales.
Nuestra
oposición a los proyectos reeleccionistas se debe a razones históricas y
debilidades institucionales que aun perduran en nuestra sociedad. El PLD surgió
para ser un punto de inflexión en la “arritmia histórica nacional que ha sido
el rasgo distintivo de nuestra evolución”, según Bosch. No para aprovecharnos
de ésta como han hecho otros partidos y líderes, responsables de nuestro atraso
democrático. Mucho menos abusando del liderazgo y popularidad del doctor Leonel
Fernández.
Da
pena que 46 años después de decapitada la dictadura, las diferentes clases y
sectores sociales dominicanos no hayan sido capaces de terminar la larga
transición democrática iniciada. Este es el reto de los sectores de la pequeña
burguesía progresista del PLD. El impacto negativo de la reelección en dicha
transición, será el objeto del próximo artículo.
CARLOS
AMARANTE BARET
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