Hugh Schofield/BBC,
París.- Maud Gonne jugó un papel clave en la lucha por la independencia
en Irlanda, pero su vida estuvo marcada además por una tragedia privada.
Fue el dolor que siguió a la muerte de su hijo, de apenas 2 años: en este
drama personal se inspiró un poema inédito del gran poeta irlandés W.B. Yeats.
Y en el hecho de que, en su despesperación, Maud Gonne protagonizó un episodio
insólito para intentar que el niño se reencarnara en otro.
Lo hizo mediante una práctica que por entonces algunos creían un ritual
efectivo: teniendo relaciones sexuales sobre la tumba de su hijo.
Según las nociones de espiritismo y ocultismo a las que se había vuelto
aficionada, ello permitía recrear el alma del niño muerto en una nueva
criatura, concebida con el mismo padre, mediante un proceso de metempsicosis o
transmigración espiritual.
Marcha de protesta en
Irlanda, 1921
Mirando Irlanda desde Francia
Además de mística, Maud Gonne fue actriz, activista, feminista y también
musa inspiradora de Yeats, quien la inmortalizó en algunos de sus versos más
famosos.
Gonne trabajó por la causa de Cumann na mBan, una organización
paramilitar de republicanas irlandesas, además de ayudar a las víctimas de la
violencia junto a la Cruz Blanca de Irlanda.
Después de que el Estado Libre irlandés se estableció, en 1922, Maud
Gonne siguió siendo una figura relevante en la política de ese país y en la
lucha por los derechos civiles.
Pero los años anteriores a su etapa pública están cubiertos por un halo
de misterio.
Su marido, Millevoye, era obviamente un reemplazo de la figura paterna.
Era 16 años mayor que Maud
Deirdre Toomey, académico especializado en Yeats
Thomas, el padre de Gonne, era un capitán de las fuerzas armadas
británicas, y durante parte de la niñez de su hija se mudó con su familia a
Irlanda. Así se tejió el vínculo de Maude con la historia irlandesa.
Más tarde, la joven fue enviada a Francia para continuar su educación.
Una tía adinerada que vivía en París la presentó en los círculos de la alta
sociedad francesa de la época.
Maud apenas estaba saliendo de la adolescencia cuando su padre murió y no
mucho después inició una relación amorosa con un político francés de derecha
llamado Lucien Millevoye.
"Millevoye era obviamente un reemplazo de la figura paterna. Era 16
años mayor que ella", apunta Deirdre Toomey, académico especializado en Yeats.
Millevoye tenía una postura fuertemente anti-británica y alentó el
creciente sentimiento de hostilidad de Maud contra la injerencia de la
monarquía en Irlanda.
Maud Gonne
Majestuosa, fuera de este mundo… Muy alta, de pelo color bronce, con un
perfil destacado y una piel bella. Era una belleza 'a la fin-de-siecle', al
estilo de una valquiria
Así describió el poeta Yeats a su musa Maud Gonne
Maud viajaba regularmente a Irlanda y vio de primera mano las huelgas de
los trabajadores y las expropiaciones en la campiña. Estaba cada vez más
convencida de que su futuro estaba en la oposición a los intereses ingleses que
interferían en la política irlandesa.
Luego, el 30 de enero de 1889, en el londinense Bedford Park, tuvo su
primer encuentro con el joven poeta William Butler Yeats.
Relación obsesiva
Yeats quedó inmediatamente fascinado con la joven. De acuerdo a su
biógrafo, R. F. Foster, Maud Gonne le pareció "majestuosa, fuera de este
mundo… Muy alta, de pelo color bronce, con un perfil destacado y una piel bella.
Era una belleza a la fin-de-siecle, al estilo de una valquiria".
Fue el inicio de una obsesión mutua que duraría medio siglo.
Pero lo que Yeats no sabía –y no descubriría sino hasta mucho más tarde-
es que menos de tres semanas antes de ese intenso primer encuentro, Gonne había
dado a luz a un niño.
Se llamaba Georges, había nacido en París y era hijo de Lucien Millevoye.
WB Yeats
El poeta irlandés mantuvo una relación intensa con Maude durante cinco
décadas.
Gonne, de carácter complicado si los había, inicialmente mantuvo en
secreto la existencia del niño. Cuando el poeta lo descubrió, ella insistió en
que no era suyo, sino que había sido adoptado.
Es sorprendente cuán ingenuo se mostró Yeats respecto del niño de Gonne.
Debe haber querido creer lo que ella decía, que el hijo era adoptado
"Es sorprendente cuán ingenuo se mostró Yeats respecto del niño de
Gonne. Debe haber querido creer lo que ella decía, que el hijo no era de
ella", opina Toomey.
Pero Georges murió dos años y medio más tarde. No se sabe cómo, aunque se
cree que probablemente haya sido por meningitis.
La próxima vez que Yeats y Gonne se encontraron fue en Dublín, en octubre
de 1891. Y ella estaba destrozada: deshecha en lágrimas por el hijo fallecido.
En los dos años que siguieron, una apesadumbrada Gonne se dejó arrastrar
hacia lo más profundo del ocultismo y el espiritismo, dos universos que eran de
suma importancia para Yeats.
La ansiada reencarnación
Muchos años más tarde, en sus memorias, Yeats recordó que Gonne
reiteradamente preguntaba sobre la posibilidad de la reencarnación en su
círculo de amigos.
Uno de ellos, el escritor y místico George Russell, le aseguró que era
posible recrear el alma de un niño muerto si sus padres hacían "lo que era
necesario".
La historia siguió así en un mausoleo de piedra blanca en un cementerio
del pequeño pueblo de Samois-sur-Seine, 50 kilómetros al
sudeste de París.
Samois-sur-Seine
Samois-sur-Seine fue el refugio de Maud Gonne y el lugar de entierro de
su hijo Georges.
Maud Gonne solía alquilar una casa allí para escapar del bullicio de
París y cuando Georges murió decidió enterrarlo en el cementerio local.
Había heredado una buena suma de dinero tras la muerte de su padre, que
usó para pagar por una capilla conmemorativa, la más grande del camposanto. En
la cripta debajo se colocó el ataúd del niño.
A finales de 1893, Gonne retomó el contacto con Lucien Millevoye, de
quien se había separado tras la muerte de Georges.
Le pidió encontrarse en Samois-sur-Seine. La pareja primero entró a la
capilla, luego abrió la puerta de metal sobre el suelo que llevaba a la cripta.
Descendieron por la escalera de metal, los cinco o seis escalones. Y
allí, al lado del cajón de su niño muerto, mantuvieron relaciones sexuales.
La confirmación
histórica
Ahora, ¿cómo es posible saber esto?
La evidencia la aporta Yeats. En sus memorias póstumas, publicadas en
1972, el poeta revela que Gonne misma le había contado la historia.
Cementerio de Samois-sur-Seine
El cementerio donde había sido enterrado el pequeño Georges fue el escenario
para el encuentro de Maud con su exmarido.
"Gonne y Yeats tuvieron siempre una relación muy cercana",
confirma Warwick Gould, otro académico especializado en el autor irlandés.
"Y no podemos imaginar una razón por la cual ella fuera a inventar
una historia así. Es demasiado extraña y demasiado personal. Pero coincide con
lo que sabemos de su constante interés en el tema de la reencarnación".
Si el alma de Georges logró reencarnarse o no es materia de análisis para
los metafísicos. Lo cierto es que, en agosto de 1894, Maud Gonne tuvo otro
bebé.
Una niña esta vez, llamada Iseult. La educó con dedicación, pero la
relación entre ambas siempre fue extraña.
Años después, Maud se negó a llamarla "hija" en público,
presentándola como una prima o pariente.
Ya adulta, Iseult tuvo un romance con Ezra Pound y se casó con el
controvertido novelista australiano-irlandés (y simpatizante del nazismo)
Francis Stuart. Falleció en 1954, un año después que su madre.
EL POEMA OCULTO
En 1893 Yeats escribió un poema jamás publicado. Se titulaba "Sobre
la muerte de un niño" y estaba claramente inspirado en el hijo fallecido
de Maud Gonne y en el dolor de la madre, pese a que cuando lo compuso el poeta
todavía pensaba que Georges había sido adoptado.
Los estudiosos del autor señalan que el poema es de calidad dispar, lo
que explica que Yeats no lo publicara y no quisiera que fuera parte de su
cánon.
Conversión y nueva vida
Maud Gonne, entretanto, se convirtió al catolicismo, para desazón de
Yeats. En 1903 se casó con el soldado irlandés y republicano John MacBride.
Con él tuvo un tercer hijo, que creció para convertirse en político y
líder del Ejército Republicano Irlandés, el IRA. Fue el estadista y ganador del
Nobel de la Paz Sean MacBride.
El mausoleo de Gonne en Samois-sur-Seine permaneció largamente olvidado.
Pocos conocían la historia del bebé muerto de Maud, casi ninguno el escabroso
episodio del encuentro sexual secreto sobre la tumba.
Muy ocasionalmente, algún estudioso de Yeats lo visitaba por curiosidad.
Pero en el pueblo ya quedaban pocos que hubieran oído hablar de Maud Gonne.
En realidad, el interés por el cementerio se alimentaba más bien por
cuenta de un ocupante famoso: el guitarrista de jazz Django Reinhardt.
Placa de Reinhardt en el
cementerio francés
Hoy, sin embargo, el interés parece haber resurgido. Intrigada por el
mausoleo, la concejal local Josette Dufour llevó adelante su propia
investigación y escribió una monografía breve sobre la historia de Georges
Gonne.
La capilla mortuoria ya no pertenece a la familia Gonne, pese a que había
sido comprada "a perpetuidad". En la práctica, el derecho a la tierra
debía haberse renovado, pero nadie completó el trámite a tiempo.
No podemos imaginar una razón por la cual ella fuera a inventar una
historia así. Es demasiado personal
Warwick Gould, académico
Dentro de la edificación, sin embargo, todavía están las puertas
metálicas sobre el suelo.
Josette Dufour tiene la llave del candado que la abre. Baja una escalera
metálica. Y allí, en la cripta, sobre un pequeño estante, todavía está el ataúd
del pequeño Georges. Es en realidad un cajón doble, porque había sido reforzado
para su traslado desde París, según marcaba la regulación francesa.
Sobre la tapa yacen unas avejentadas flores de papel o tela. Y una placa
con el nombre: "Georges Gonne. Nacido el 11 de enero de 1889. Fallecido el
31 de agosto de 1891".
A la hora de su muerte, en 1953, Maud Gonne no hizo referencia alguna a
su hija Iseult. Pero sí pidió ser enterrada con los pequeños zapatos de
Georges, que fueron colocados junto al cuerpo dentro del ataúd.
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