He observado con cierta regularidad las controversias
protagonizadas por la organización de los Gigantes del Cibao a través de las
redes sociales.
Últimamente han sonado con muchos temas. Que si el
uniforme azul, que si el Cibao es gigante, que esto o que aquello.
De entrada, no tengo otra cosa que decir que no sea
afirmar que esa franquicia posee una extraordinaria maquinaria de mercadeo y de
relaciones públicas y que están logrando su cometido de hacerse sentir. Me
parece genuina la intención de sacar a los Gigantes más allá de los linderos de
San Francisco de Macorís, eso es algo que nadie puede impedir, pues están en su
sagrado derecho de hacerlo.
Se ha realizado un trabajo que trasciende las redes
sociales y ha habido una inversión de recursos que hay que respetar, amén de que
su escuadra ha sido vista como una seria aspirante al trono.
Mejor aún: están ganando. Esa siempre será la mejor forma
de venderse. Eso es algo que siempre hay que tener bien claro. En deportes
ganar siempre será el mejor mercadeo, pues por eso los Tigres del Licey y las
Águilas Cibaeñas tienen el mayor pastel de la fanaticada dominicana y también
de la publicidad. Usted puede hacer el mejor trabajo posible en mercadeo y en
relaciones públicas, pero al final si no gana no está en nada.
Lo único con lo que nunca estaré de acuerdo es con el mal
uso de las herramientas que te proporcionan los nuevos tiempos. No hay por qué
perder la forma en ese intento de catapultar una marca. No hay que desprenderse
de la clase, de la elegancia, de la caballerosidad. Los Gigantes y todos los
equipos de la liga invernal deben cuidar la forma como manejan sus redes
sociales, que son como el rostro de una franquicia en estos tiempos. Hay que
alejar lo más posible el fanatismo y acercarse más a la profesionalidad, que
los triunfos no nublen la visión.
Por Satosky Terrero Galarza/santiago 30 caballeros.
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