Por Josefa Del Real
1. Concentrarte en
la vida de otros y no en la tuya.
No te conformes con la las historias de éxito de otros y
como las cosas se han dado para ellos, olvidando las tuyas. Tienes todo lo que
necesitas para convertirte en todo lo que eres capaz de ser. Los cambios más
asombrosos ocurren cuando decides tomar el control. Esto significa “consumir
menos, crear más”. Significa negarse a dejar que otros piensen, hablen y
decidan por ti. Significa aprender a respetar y hacer uso de tus propias ideas
para vivir tu vida. Mantén tus mejores deseos y tus metas más grandes cerca de
tu corazón y dedícales tiempo cada día. Si verdaderamente te ocupas de las
cosas que haces y trabajas diligentemente en ellas, no habrá casi nada que no
puedas lograr.
2. Esperar por el
momento perfecto.
No caigas en el mito del momento perfecto. Los momentos no
son perfectos, Son lo que tu quieres que sean. Mucha gente espera a que los
astros se alineen para hacer lo que tienen que hacer. El momento perfecto, la
oportunidad precisa…etc. ¡Despierta! Estos estados de perfección son mitos. NO
EXISTEN. Tu habilidad de crecer a tu máximo potencial está directamente
relacionada a tu voluntad de actuar ante la imperfección. Serás exitoso si en
vez de buscar el momento perfecto, aprendes a ver y a usar las adversidades de
la vida a tu favor.
3. Trabajar sólo por
la paga.
Trabajar sin interés es agobiante. Incluso si eres
apasionado en lo que se refiere a tu trabajo, debes estar, al menos, interesado
en ello. Cuando creas un estilo de vida en el cual tu trabajo es algo con lo
que batallas diariamente para pagar tus cuentas. Terminarás desperdiciando toda
tu vida queriendo que fuera como la de alguien más. Piensa acerca de eso. Esta
es tu vida; tu trabajo ocupa un gran porcentaje de ella. No se trata del
dinero; se trata de ti. Ignora especialmente cuando la gente dice: “No dejes
que tu trabajo te defina”. Medítalo y revierte este mensaje de la siguiente manera:
“Haré el trabajo que me define”. El interés en tu trabajo mejora la calidad de
tu rendimiento y suma felicidad a tu mente. No lo limites todo a un cheque.
4. Albergar
sentimientos de odio.
Como Martin Luther King Jr. dijo: “La oscuridad no puede
expulsar a la oscuridad, solo la luz puede hacerlo. El odio no puede expulsar
al odio; sólo el amor puede hacerlo” Cuando guardamos sentimientos de odio,
eventualmente se pierde lo mejor de nosotros. Toma el control de nosotros, y en
un punto nos olvidamos el motivo del odio y a quién va dirigido este odio.
Luego, naturalmente, esos sentimientos de odio se vuelven contra nosotros
mismos. Todo y todos a quienes odias ocupan un espacio permanente en tu cabeza
y corazón. Así es que, si quieres eliminar algo o a alguien de tu mente, no
odies. En vez de eso, desconéctate, sigue adelante y no mires atrás.
5. Aferrarse a los
miedos y preocupaciones.
Algún día cuando mires hacia atrás, te darás cuenta que
prácticamente ninguna de tus preocupaciones y ansiedades llegaron a buen
termino. Por lo tanto es mejor darse cuenta de eso ahora. Cuando analizas un
par de años atrás, ¿Cuántas oportunidades de felicidad desperdiciaste por la
preocupación o la negatividad? Aunque no hay nada que puedas hacer para
remediar lo pasado, hay muchas cosas que puedes hacer por las oportunidades
futuras.
6. Fijarse demasiado
en las dificultades.
Un mal día es sólo un mal día. Los tiempos de adversidad
inevitablemente afectarán las condiciones en las que vives y trabajas; sin
embargo, no permitas que afecten quien eres y en que estás enfocado. Todos los
días tiene nuevas lecciones y nuevas posibilidades. Siempre hay una manera de
dar un paso adelante en el camino que escogiste. Hay sucesos que pueden ser
terribles e inevitables, pero siempre tienes una opción.
7. Buscar
constantemente alegría momentánea.
Hay dos variaciones de la alegría en la vida. La pasajera
y la que perdura. La del tipo pasajera se fundamenta en instantes de bienestar
material, mientras que la duradera se logra con el crecimiento gradual de la
mente. De buenas a primeras resulta difícil distinguir la una de la otra, pero
con el tiempo se hace obvio que la última es superior. La felicidad duradera se
sostiene a través de los altos y bajos de la vida, a través de ellos tu mente
se mantiene confiada y en paz. Por otro lado, cuando las variaciones de la vida
te afectan demasiado, ni el más elaborado confort físico te dará felicidad por
mucho tiempo.
8. Tratar de lograr
grandes cambios de una sola vez.
Si quieres lograr un cambio en el mundo, comienza tu
entorno más cercano. Hacer una gran diferencia de una vez, es prácticamente
imposible, y el proceso de intentarlo es extremadamente estresante. En cambio,
lograr una diferencia en un par de vidas, es absolutamente posible e incluso
fácil. Solo debes concentrarte en una persona a la vez y comienza con los más
cercanos. Si quieres hacer cambiar de opinión o de humor a alguien, a veces,
como primer paso tienes que realizar ese cambio en la gente que rodea a esa
persona. Por ejemplo, si haces a una persona reír, su risa podría hacer reír a
otros.
9. Aferrarse a
alguien que te hace daño.
A veces tienes que alejarte de ciertas personas, no porque
no te interesen, sino porque a ellos no les interesas. Cuando alguien te hace
daño una y otra vez, acepta el hecho de que no se preocupa por ti. No es algo
fácil de asumir, pero debes hacerlo. No desperdicies otro segundo de tu tiempo
tratando de impresionarlos o probarles algo.
10. Darle demasiada
importancia al atractivo físico.
Enamorarte locamente de alguien simplemente por su aspecto
físico es como elegir tu comida favorita basada en el color en vez del sabor.
No tiene sentido. Son esas características innatas, invisibles e incalculables
que crean una atracción duradera. ¿Agregarías algún hábito que te quite la
felicidad?
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