Por: Nélsido Herasme
Todo está dicho. A pesar de la pobre cobertura de los
órganos noticiosos del país y la frialdad del oficialismo, Minou Tavares
Mirabal, la hija de Manolo y Minerva, renunció, cansada, asqueada y hastiada de
tanta corruptela e impunidad en el
Partido de la Liberación Dominicana.
Pésele a quien le pese, duélale a quien le duela y caiga
quien caiga, el narcotráfico, la corrupción, la impunidad, la falta de
transparencia, el despilfarro y el clientelismo han envenenado el cuerpo
político de nuestra sociedad.
Minou añade que la defensa de los Derechos Humanos, la
lucha contra la pobreza, la justicia, la democracia y la paz” fueron temas
abandonados por su partido.
Demasiado peso tienen estas palabras de la renunciante
peledeista: “Me voy del PLD pero no me voy de la política. Vengo de un hogar
donde adquirí conciencia de la necesidad del compromiso con los demás, donde
aprendí la solidaridad sintiéndola primero y para siempre conmigo ante el dolor
de la pérdida fruto de la arrogancia, la intolerancia, el despojo y la
crueldad”.
La renuncia de Minou nos dice que la tolerancia llegó a su
límite. La sociedad civil y los independientes debemos provocar el debate
público sobre los temas que le interesan a la población escuchar, porque la
sociedad no puede seguir impotente, soportando ver en los puestos públicos cada
cuatro años, el relevo de un corrupto por otro.
Con sus desastrosas gestiones los peledeista han
envenenado el alma de la sociedad, donde un dominicano tiene mejor valoración
de un rico corrupto que de un pobre honesto”.
La nación necesita ser saneada, porque a esta carrera de
caballos desbocados hay que ponerle un tente ahí, porque no es verdad que la
nación debe seguir dándose el lujo de tener la perversidad como modelo.
Habría que estar en el pellejo de un militar para saber
qué se siente al cuidar las espaldas de familias de un funcionario público que
es sindicado como corrupto.
Desde la base de la sociedad debemos motivar a los actores
políticos para que elaboren programas y propuestas de gobierno a fin de
extirpar la corrupción y los males que corroen nuestra nación.
Alguien tiene que ponerle el cascabel al gato, porque el
gobierno no debe seguir siendo usado de
botín, donde cualquier descerebrado se mete a político para asaltarlo.
Los que militan y los que no, en partidos políticos
quieren escuchar a sus representantes hablar de honestidad, de respeto a las
leyes y del servicio al país, porque la nación no puede seguir siendo un pedazo
de isla rodeado de corruptos por todas partes.
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