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VELARON Con música típica y rodeado de admiradores dominicanos y puertorriqueños, músico quisqueyano.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Publicado por prensalibrenagua.blogspot.com
POR: DOMINGA VALDEZ/elsoldominicano.com
Río Piedras, Puerto Rico. Con la música típica del conjunto de Juan Castillo y rodeado de familiares, vecinos, amigos y fanáticos, fueron velados, los restos del maestro del acordeón, Aniceto Batista.
La Funeraria Villa Nevares, estuvo repleta a capacidad, para darle el último adiós Batista Martínez, quién falleció a causa de un fallo renal.
Desde la entrada del velatorio, se escucharon los sonidos del acordeón, güira y tambora, provocando gritos colectivos donde familiares y amigos del fallecido cantante, estallaron en llanto al compás de la música
Castillo, joven artista dominicano que también toca ese género en Puerto Rico, era además amigo y compañeros de trabajo de Batista, rindió un merecido homenaje musical, con voz entrecortada y ojos bañados en llantos, el cual no pudo concluir por la tristeza.

Los aplausos, no cesaron para el showman Aniceto Batista, por la gran popularidad alcanzada por el, en Puerto Rico, donde no sólo dominicanos bailan el famoso perico ripiao, o merengue de tierra adentro, como también les llaman.
Hubo luto, pesar, tristeza, un ambiente de recordación para un artista, que puso el nombre de la República Dominicana, muy en alto. Hubieron palabras de elogios, para quién logró que boricuas y demás nacionalidades inmigrantes residentes en la isla, buscaran los lugares, donde se tocaría ese género, hubo una comunidad que dejo de trabajar un día, aunque se descuadrarán, para darle el último adiós, al músico nacido en Nagua, provincia María Trinidad Sánchez.
Todas las caras, estaban tristes y alegres a la vez, porque despidieron a Aniceto Batista, con la música que tanto amó y tocó, uniendo de esa manera aún más a dos islas, Borinquén y Quisqueya, a ritmo de merengue típico dominicano, el cual se está bailando todos los fines de semanas, en la isla del encanto.

Adiós al hombre, que hasta tirado en el piso, tocaba magistralmente el acordeón.

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