Recordar a nuestro padre, es algo que sus hijos nunca
dejaremos de hacer con amor. Sin embargo, en esta ocasión, al cumplirse el
octavo aniversario de su partida a los brazos del Señor, hecho acontecido el 11
de Septiembre del 2005, hemos querido recordarlo compartiendo con ustedes, los
munícipes de Nagua, algunas remembranzas de quien en vida fuera nuestro amado
progenitor.
Jorge
Adalberto Santos Sánchez, nació en Tenares, provincia de Salcedo, el día
23 de Abril de 1923, siendo el tercero
de los cuatro hijos procreados por Ramón Antonio Santos ( Montoño ) y Francisca
Sánchez. En la provincia de San Francisco de Macorís contrajo matrimonio con
Ana Rosa Santos, también fallecida, su compañera de toda la vida. Juntos
compartieron un matrimonio ejemplar de más de 50 años, donde procrearon a sus
hijos, Raquel, Minerva, Jorge y Luz Francisca, una hermosa familia construida
con mucho amor.
En el año 1954, teniendo una formación técnica de contador,
nuestro padre se traslada a Nagua, en ese entonces Julia Molina, junto a su
esposa y sus hijas Raquel y Minerva. Posteriormente nacieron en este municipio
sus hijos Jorge (Verjasolix) y Luz Francisca. Hizo residencia próximo al
comercio del señor Milo Pérez, estableciendo amistad con éste y sus hijos, en
especial con Germidio Pérez y su esposa Angelita Peña, llegando a ser el contable de sus respectivos negocios. A
partir de entonces, desarrolló una creciente y extensa actividad como Contador
de otros negocios, entre los cuales estaban el de los hermanos Chucho, Juancito, Placido y Lupe Pérez la
tienda Tatica de Don Pablito Uviñas, el Cuarto Bate de Cesar Peña entre otros.
Es importante destacar, que antes de establecerse en Nagua con su
familia, realizó actividades de ventas de provisiones en este municipio y sus
regiones. Es así como en el año 1946, le sorprende en Nagua el maremoto que
destruyó a Matanza, y decide retornar a San Francisco de Macorís a concluir sus
estudios de Contabilidad Comercial. A través de sus actividades comerciales y
del ejercicio de la contabilidad, estableció relaciones de amistad con muchas
personas, y por la responsabilidad en su trabajo, y su trato amable, solidario
y cordial con la gente, se ganó la consideración y el respeto de todo aquel que
le conocía y trataba. De este modo fue
creando un buen nombre en la comunidad, y poco a poco Nagua se fue apoderando
de su corazón, hasta surgir en su ser una identificación total con una comunidad
que lo acogió como su hijo.
En el año 1973 pasó a trabajar como Administrador de la
emisora Radio Nagua, propiedad en ese tiempo de Poncio Pou Saleta, (fallecido),
héroe nacional de la gesta heroica de Constanza, Maimón y Estero Hondo,
invasión en contra de la tiranía de
Rafael Leónidas Trujillo. Siendo el
administrador de dicha emisora, fue nombrado Inspector de cédula de
Identidad Personal, cargo que desempeñó en los años 1981-1982. En Radio Nagua,
trabajó con dedicación y entrega para hacer de esta emisora una fuente de
alegría, diversión, información, educación y servicios, no sólo para el pueblo
de Nagua, sino para toda la provincia de María Trinidad Sánchez y más allá.
Estaba consciente y convencido del poder e influencia de esta emisora y del
compromiso y responsabilidad que existía en ofrecer a la gente un servicio de
calidad. Por eso estaba siempre pendiente del buen funcionamiento de la misma y
del trabajo de sus locutores, con los cuales mantuvo excelentes relaciones de
trabajo y colaboración, al igual con su propietario de entonces Don Blanco
Ventura, llegando a recibir de ellos reconocimientos por su labor. Trabajo allí
hasta unos cuantos días antes de su fallecimiento.
Un momento difícil para nuestro padre y la familia, fue
durante en el año 1978, siendo miembro
de la Junta Municipal Electoral en Nagua, tuvo que enfrentar junto a otros, con
entereza y responsabilidad a personas que intentaron violentar el desarrollo
normal del proceso electoral donde se estaba eligiendo al Presidente de la
Republica. Esta experiencia resultó decepcionante para él, quien concluido
dicho proceso, y a solicitud de su familia y amigos, renunció a su cargo en la
Junta.
Tenía una sincera y comprometida sensibilidad social; le
preocupaba la situación económica de la gente, aspiraba y quería trabajar por
un mejor país para todos los dominicanos. Tenía ideas políticas y sociales muy
propias, las cuales exponía mostrando una mezcla de entusiasmo e impotencia.
Decía que algo había que hacer para arreglar este país, que las cosas tenían
que cambiar. No confiaba en los
políticos y partidos tradicionales, y por eso
participó y trabajó en la creación de una nueva agrupación política, el
Partido Humanista Dominicano, pero esta opción tampoco llenó sus expectativas.
Nuestro padre era un hombre bueno, integro, sencillo,
humilde, y con una gran sensibilidad por la naturaleza; no buscaba los grandes
salones, ni los primeros puestos, ni estar entre las gentes consideradas
socialmente importantes por su posición económica o política. Le gustaba
compartir con los pobres, ayudarlos, escucharlos y ofrecerles su apoyo y mano
amiga. Esta vocación y modo de ser la compartió con su esposa e hijos. Hombre
de profunda fe cristiana, estuvo siempre al lado de su Iglesia Católica, en la
cual fue Animador de Asamblea junto a José Amado Meregildo, Evaristo Guzmán y
Luis Gil. Fue un colaborador incondicional de la iglesia, en el cumplimiento de
múltiples tareas y servicios a favor de la feligresía y del pueblo de Nagua.
Un ejemplo de esto último, fue su participación como
secretario del comité pro construcción del edificio que aloja el Colegio Belén
y del comité pro construcción de la Parroquia Santísima Trinidad, en la creación del Club de Madres del Amor, y del Asilo
de Ancianos; instituciones que tanto bien hacen a la gente humilde y que Nagua
tanto necesita. En estas, como en todas sus actividades, puso siempre su mejor
empeño en trabajar por el bien de los demás, siendo un ejemplo a seguir como ciudadano,
amigo y padre de familia.
Nuestros padres forjaron un matrimonio modelo, sirvieron
como orientadores a jóvenes comprometidos para el casamiento y como catequistas de niños. En su última residencia,
situada la calle Duarte No. 95, sembraron el amor y la solidaridad entre todos
sus amigos y vecinos. Su hogar fue una casa de puertas abiertas para la gente
de buena voluntad, un lugar de paz y alegría, donde los niños se sentían
felices en llamarlos Papá y Mamá. Nos agrada mencionar entre sus grandes amigos
a Dominga Díaz (Niní), fallecida, Ismael Castillo y Ramonita Peña, Leonardo
Liriano y Cecilia García, más que amigos, su familia. También a sus compadres
Julio Gelabert e Inorina, Aridio Javier
y Calín, Negro Raposo y Lolita, Quique
Bello y Patria, Juan Espino y Flora entre otros.
Por último, nos satisface recordar la distinción y el
honroso reconocimiento que en vida recibiera del Ayuntamiento, al ser declarado
en el año 2003, Hijo Meritorio de Nagua; al ponderar sus
aportes a la comunidad y por ser uno de los pioneros en el ejercicio de la
Contaduría Pública en la Provincia María Trinidad Sánchez. Este acto
memorable, fue para él motivo de mucha satisfacción y alegría; y será por siempre
para sus hijos Raquel, Minerva, Jorge y Luz francisca; para sus nietos Enlly,
Laura, Alicia, Josmery, Jorge Miguel y Ashley; así como para sus yernos María
Acevedo y José Augusto Díaz, un motivo de orgullo y de eterno agradecimiento al
pueblo de Nagua.
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