miércoles, 11 de septiembre de 2013

RECORDANDO A NUESTRO QUERIDO E INOLVIDABLE PADRE JORGE A. SANTOS

Recordar a nuestro padre, es algo que sus hijos nunca dejaremos de hacer con amor. Sin embargo, en esta ocasión, al cumplirse el octavo aniversario de su partida a los brazos del Señor, hecho acontecido el 11 de Septiembre del 2005, hemos querido recordarlo compartiendo con ustedes, los munícipes de Nagua, algunas remembranzas de quien en vida fuera nuestro amado progenitor.
Jorge Adalberto Santos Sánchez, nació en Tenares, provincia de Salcedo, el día 23 de Abril de 1923, siendo el  tercero de los cuatro hijos procreados por Ramón Antonio Santos ( Montoño ) y Francisca Sánchez. En la provincia de San Francisco de Macorís contrajo matrimonio con Ana Rosa Santos, también fallecida, su compañera de toda la vida. Juntos compartieron un matrimonio ejemplar de más de 50 años, donde procrearon a sus hijos, Raquel, Minerva, Jorge y Luz Francisca, una hermosa familia construida con mucho  amor.
En el año 1954, teniendo una formación técnica de contador, nuestro padre se traslada a Nagua, en ese entonces Julia Molina, junto a su esposa y sus hijas Raquel y Minerva. Posteriormente nacieron en este municipio sus hijos Jorge (Verjasolix) y Luz Francisca. Hizo residencia próximo al comercio del señor Milo Pérez, estableciendo amistad con éste y sus hijos, en especial con Germidio Pérez y su esposa Angelita Peña, llegando a ser  el contable de sus respectivos negocios. A partir de entonces, desarrolló una creciente y extensa actividad como Contador de otros negocios, entre los cuales estaban el de los hermanos  Chucho, Juancito, Placido y Lupe Pérez la tienda Tatica de Don Pablito Uviñas, el Cuarto Bate de Cesar Peña entre otros.

Es importante destacar, que  antes de establecerse en Nagua con su familia, realizó actividades de ventas de provisiones en este municipio y sus regiones. Es así como en el año 1946, le sorprende en Nagua el maremoto que destruyó a Matanza, y decide retornar a San Francisco de Macorís a concluir sus estudios de Contabilidad Comercial. A través de sus actividades comerciales y del ejercicio de la contabilidad, estableció relaciones de amistad con muchas personas, y por la responsabilidad en su trabajo, y su trato amable, solidario y cordial con la gente, se ganó la consideración y el respeto de todo aquel que le  conocía y trataba. De este modo fue creando un buen nombre en la comunidad, y poco a poco Nagua se fue apoderando de su corazón, hasta surgir en su ser una identificación total con una comunidad que lo acogió como su hijo.
En el año 1973 pasó a trabajar como Administrador de la emisora Radio Nagua, propiedad en ese tiempo de Poncio Pou Saleta, (fallecido), héroe nacional de la gesta heroica de Constanza, Maimón y Estero Hondo, invasión  en contra de la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo. Siendo el  administrador de dicha emisora, fue nombrado Inspector de cédula de Identidad Personal, cargo que desempeñó en los años 1981-1982. En Radio Nagua, trabajó con dedicación y entrega para hacer de esta emisora una fuente de alegría, diversión, información, educación y servicios, no sólo para el pueblo de Nagua, sino para toda la provincia de María Trinidad Sánchez y más allá. Estaba consciente y convencido del poder e influencia de esta emisora y del compromiso y responsabilidad que existía en ofrecer a la gente un servicio de calidad. Por eso estaba siempre pendiente del buen funcionamiento de la misma y del trabajo de sus locutores, con los cuales mantuvo excelentes relaciones de trabajo y colaboración, al igual con su propietario de entonces Don Blanco Ventura, llegando a recibir de ellos reconocimientos por su labor. Trabajo allí hasta unos cuantos días antes de su fallecimiento.
Un momento difícil para nuestro padre y la familia, fue durante en el año 1978, siendo  miembro de la Junta Municipal Electoral en Nagua, tuvo que enfrentar junto a otros, con entereza y responsabilidad a personas que intentaron violentar el desarrollo normal del proceso electoral donde se estaba eligiendo al Presidente de la Republica. Esta experiencia resultó decepcionante para él, quien concluido dicho proceso, y a solicitud de su familia y amigos, renunció a su cargo en la Junta.
Tenía una sincera y comprometida sensibilidad social; le preocupaba la situación económica de la gente, aspiraba y quería trabajar por un mejor país para todos los dominicanos. Tenía ideas políticas y sociales muy propias, las cuales exponía mostrando una mezcla de entusiasmo e impotencia. Decía que algo había que hacer para arreglar este país, que las cosas tenían que cambiar.  No confiaba en los políticos y partidos tradicionales, y por eso  participó y trabajó en la creación de una nueva agrupación política, el Partido Humanista Dominicano, pero esta opción tampoco llenó sus expectativas.  
Nuestro padre era un hombre bueno, integro, sencillo, humilde, y con una gran sensibilidad por la naturaleza; no buscaba los grandes salones, ni los primeros puestos, ni estar entre las gentes consideradas socialmente importantes por su posición económica o política. Le gustaba compartir con los pobres, ayudarlos, escucharlos y ofrecerles su apoyo y mano amiga. Esta vocación y modo de ser la compartió con su esposa e hijos. Hombre de profunda fe cristiana, estuvo siempre al lado de su Iglesia Católica, en la cual fue Animador de Asamblea junto a José Amado Meregildo, Evaristo Guzmán y Luis Gil. Fue un colaborador incondicional de la iglesia, en el cumplimiento de múltiples tareas y servicios a favor de la feligresía y del pueblo de Nagua.
Un ejemplo de esto último, fue su participación como secretario del comité pro construcción del edificio que aloja el Colegio Belén y del comité pro construcción de la Parroquia Santísima Trinidad, en la creación del Club de Madres del Amor, y del Asilo de Ancianos; instituciones que tanto bien hacen a la gente humilde y que Nagua tanto necesita. En estas,  como en  todas sus actividades, puso siempre su mejor empeño en trabajar por el bien de los demás, siendo un ejemplo a seguir como ciudadano, amigo y padre de familia.   
Nuestros padres forjaron un matrimonio modelo, sirvieron como orientadores a jóvenes comprometidos para el casamiento y como catequistas de niños. En su última residencia, situada la calle Duarte No. 95, sembraron el amor y la solidaridad entre todos sus amigos y vecinos. Su hogar fue una casa de puertas abiertas para la gente de buena voluntad, un lugar de paz y alegría, donde los niños se sentían felices en llamarlos Papá y Mamá. Nos agrada mencionar entre sus grandes amigos a Dominga Díaz (Niní), fallecida, Ismael Castillo y Ramonita Peña, Leonardo Liriano y Cecilia García, más que amigos, su familia. También a sus compadres Julio Gelabert e Inorina,  Aridio Javier y  Calín, Negro Raposo y Lolita, Quique Bello y Patria, Juan Espino y Flora entre otros.
Por último, nos satisface recordar la distinción y el honroso reconocimiento que en vida recibiera del Ayuntamiento, al ser declarado en el año 2003, Hijo Meritorio de Nagua; al ponderar sus aportes a la comunidad y por ser uno de los pioneros en el ejercicio de la Contaduría Pública en la Provincia María Trinidad Sánchez. Este acto memorable,  fue para él  motivo de mucha  satisfacción y alegría; y será por siempre para sus hijos Raquel, Minerva, Jorge y Luz francisca; para sus nietos Enlly, Laura, Alicia, Josmery, Jorge Miguel y Ashley; así como para sus yernos María Acevedo y José Augusto Díaz, un motivo de orgullo y de eterno agradecimiento al pueblo de Nagua.





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