La influencia ejercida por
nuestro ritmo autóctono en los cambios políticos-sociales de la República, es
indiscutible. Se recuerda, que el
dictador Rafael Leónidas Trujillo, para influir en los votantes de la época,
usó para su campaña política el merengue.
Trujillo, definido por los
historiadores, como un hombre de origen humilde y conocedor del género,
recurrió como estrategia promocional de su cruzada política al merengue. Esto permitió, que cómo parte de su ego personal,
llevara a que la clase intelectual, y los sectores económicos de la época, aceptaran
-sin tapujo- el ritmo.
Convertido en Música
Nacional, y para que ganara terreno en el gusto de los sectores -a los que el
dictador se lo había impuesto- el merengue de la época sufre ciertos cambios
rítmicos sustancioso, que lo diferencia del merengue rural o Perico Ripiao,
pero sin perder la base rítmica original, pasándose a llamar “Merengue de
Salón”.
“Seguiré a Caballo”,
“Recogiendo limosna no lo tumban”, “Que Viva el Jefe”, “La Manigua”, “Leña”,
fueron parte de las canciones -que con el nuevo ritmo de salón- se valió el Jefe para llevar su mensaje a la
población, así como, a los sectores sociales que se oponían
al régimen, los cuales se organizaban en la clandestinidad.
A raíz de la muerte de
Trujillo el merengue continua su influencia en el aspecto político y social, y
es precisamente una canción, con el ritmo que impusiera el jefe de nombre
“Mataron al Chivo”, con la que se participa a la población -que para la época se
mantenía incomunicada- la muerte del fiero gobernante.
Joseito Mateo, uno de los
intérpretes más populares del género en la era del dictador, tuvo que abandonar
el país, después de la muerte del llamado generalísimo, pues era considerado
como uno de los músicos acólitos al régimen, al cual pasaba informaciones. Regresando al país para limpiar su imagen.
Un sonido diferente
irrumpe en el ambiente musical después del ajusticiamiento del Chivo, compuesto
por saxofones, trompetas, piano, drums, efectos electrónicos, timbales, y la incorporación de elementos de otros ritmo,
si dejar de lado la esencia y colores del merengue encabezado por Juan de Dios
Ventura Soriano, (Johnny Ventura).
“Mama Tingo”, “El Tabaco
es Fuerte”, “Caña Brava”, “El Carbonero”, “El Pingüino”, “La Protesta de los
Feos”, este último, evocando el racismo que existía, son de los merengues, que
con entonación pícara y una coreografía bailable en el frente, reflejaban las
distorsiones sociales y políticas de la era post Trujillo, cantado y bailado
por El Combo Show del Caballo Ventura.
Wilfrido Vargas, exitoso
en su carrera musical, así como inspirador, y fundador de varias agrupaciones
musicales, ha sido otros de los que ha imprimido nuevos colores musicales al
merengue, influyendo también en los político-social con los merengue; “El
Funcionario”, “Por la Plata Baila el Mono”, “Pájaro Choui”, “La Yola”, “Enrique
Blanco”, “El Jarro Picha’o”, “Comején”.
Wilfrido Vargas –sin temor
a equivocarme- fue la agrupación musical que más directo atacó en sus
merengues, los vicios y corrupción que
enfrentaba la sociedad en ese momento,
no solo en la República Dominicana, sino también en los países de la región. Otras agrupaciones musicales interpretaron,
unos que otros temas de corte político-social, sin embargo, el aspecto
meramente comercial que asumieron, a raíz de la acentuación democrática, le ha hecho perder este sentido.
No obstante, el ritmo
sigue siendo usado en las campañas de los diferentes partidos políticos para
promocionar sus candidatos, unas veces con temas originales, y las más de las
veces, con parodias de los temas de merengues que están pegado o sonando en el momento.
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