Mayoría en RD no tiene acceso a la salud, alimentación,
vivienda...
Por: MILLIZEN URIBE/HOY
Con pasividad pasmosa, nuestra sociedad da por bueno y
válido todo lo que se publica, dice el gobierno de turno o el teórico del
momento. Y si bien es cierto que, para ser justos, hemos de considerar que todo
un sistema y sus artífices han empleado durante siglos técnicas de alienación,
no deja de impactar como se asumen muchos mitos.
Uno transversal, es la democracia. Comenzando por el afán
de ponerle apellidos como electoral o participativa, que desvirtúa el concepto
primario, y siguiendo por una simple revisión etimológica (demo= pueblo/ Kratós= poder), bastaría para cuestionar de
entrada la idea de que en el país hay democracia.
No obstante, son muchos los que reivindican la libertad de
expresión y publicación. Alegan la falta de estas en tiranías como la de Rafael
Leónidas Trujillo para sostener la existencia de un régimen democrático. Pero
es suficiente considerar: 1. que hay medios e instituciones con temas vedados;
2. que no todo el mundo tiene la misma oportunidad de publicación; y 3. que
existen personas que han sido censuradas o castigadas por su forma de pensar.
Estas consideraciones sirven para preguntarnos ¿Cuál democracia?
Otro elemento a cuestionar, y es básico en la concepción
filosófica de la democracia, hecha por Platón y Aristóteles, es la igualdad de
los seres humanos en el marco del sistema, la participación del pueblo y su
representatividad en las instancias de gobierno. Para nadie es un secreto que
las masas se consultan cada cuatro años y que el resto del tiempo el grupito
que está en el poder (tanto público como privado) decide todo por todos sin
contemplar mecanismos de consultas como es un plebiscito.
Tampoco es un secreto la ilegitimidad de diputados,
senadores, presidentes, gobernadores, entre otros, que son “elegidos” en base
el clientelismo y la compra de cédulas y votos.
Lo cierto es que más de uno ha dicho sin inmutarse que
actúa en base a líneas partidarias o amenazas del Cardenal. Para muestra dos
botones: aprobación del contrato de la Barrick Gold y negativa total al aborto.
¿Qué decir de los derechos? Aunque nuestra Constitución
tenga la osadía de rezar que somos un Estado Social, Democrático y de Derecho,
nada más lejos de la verdad, cuando la mayoría de los dominicanos no tiene
garantizado el acceso a la salud, la alimentación, la vivienda, la seguridad
ciudadana, siendo estos un lujo que solo puede darse una minoría. ¡Nada más
antidemocrático!.
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