La frase "precipicio fiscal", que ya es parte
del léxico estadounidense, describe el aumento de impuestos y recortes al gasto
del gobierno que automáticamente deben entrar en vigor a partir de enero del
próximo año. ¿Pero dónde surgió el término y, sobre todo, es útil para describir
una situación tan compleja?
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, acababa de
celebrar su victoria electoral y ya los medios de comunicación estaban
discutiendo el siguiente tema clave de su agenda: el precipicio fiscal, que
puede sumir al país en una nueva recesión y tener consecuencias a nivel global.
La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que la
economía se contraería en 2013 en 0,5% y el desempleo aumentaría a 9,1%.
Pero la Casa Blanca y el Congreso están tratando de
acordar un paquete de medidas que podría evitar que el país caiga al
precipicio.
El pasado miércoles, el presidente pidió de nuevo que el
aumento a los impuestos de quienes tienen salarios altos sea parte de la
solución.
La frase "precipicio fiscal" aparece con
frecuencia en las conversaciones nacionales, ¿pero cuáles son sus orígenes?
Metáforas modernas
Mucho antes del "precipicio fiscal" hubo un
"abismo fiscal", dice el lexicógrafo Ben Zimmer, en referencia a un
editorial del periódico Chicago Tribune de 1893.
"La metáfora del abismo es claramente antigua",
dice Zimmer. "Y la metáfora del precipicio (cliff, en inglés) sirve
en estas épocas modernas por los cliffhangers de Hollywood (o finales de
películas con suspenso), pues caer del precipicio fiscal evoca la imagen de
'Thelma y Louise'".
Ben Bernanke ayudó a
popularizar la frase del precipicio fiscal.
Se cree que el primer
uso conocido del precipicio fiscal fue en 1957, dice, cuando apareció en la
sección de propiedades del diario The New York Times.
Escrito por Walter Stern, el artículo usaba el término
para referirse a las personas que piden prestado demasiado dinero para comprar
su primera casa.
En los años 1970 y 1980 fue utilizado para describir el
estado precario de los presupuestos local, estatal y federal, de manera más
notoria en el caso de Nueva York en 1975, cuando estuvo cerca de la bancarrota.
Uno de sus primeras referencias en la era de Obama fue en
boca del senador Jim DeMint, en 2008, quien habló sobre el programa de gastos
del presidente.
Pero el término se volvió de uso común cuando Ben
Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, lo utilizó en un discurso ante
un comité del Congreso en febrero de este año, al referirse a las medidas del
primero de enero de 2013.
La metáfora, por tanto, pegó. ¿Pero es una forma realmente
útil para describir estos eventos complejos?
Comilona de gastos
Un aspecto de la economía de Estados Unidos que sí caerá
al precipicio si el Congreso no hace nada es el tamaño del déficit
presupuestario del gobierno.
Esa imagen, la del déficit que cae de manera pronunciada
por una pendiente, sólo sirve si uno lo analiza a lo largo de una década, dice
Derek Thompson, editor de negocios en la publicación The Atlantic.
Obama apenas estaba
celebrando su victoria electoral y los medios ya estaban discutiendo el
precipicio fiscal.
Él piensa que es una caída más gradual si uno observa el
déficit semana a semana, que es como los negociadores en el Congreso lo están
viendo.
Thompson cree que el precipicio es una mala metáfora y que
no ayuda a encontrar una solución a la crisis.
"Uno habla de un precipicio. Es algo muy repentino y
apenas uno da el paso al vacío se está lanzando a la muerte. Pero eso no va a
pasar una vez uno salte en 2012 y 2013. No vamos a caernos de ningún
lugar".
Thompson dice que aumentarán los impuestos, por lo que las
personas se llevarán a casa una cantidad menor de su salario, y el Congreso
tendrá que hacer recortes tanto en defensa como en otras áreas.
"Pero nada va a cambiar mucho en las primeras dos
semanas. Es más como una pendiente o una cuesta, si vamos a utilizar metáforas
topográficas".
Dice que una mejor imagen sería pensar en una dieta.
Después de una comilona hay que ponerse a régimen y Estados Unidos se ha
excedido en sus gastos, ha tenido una comilona de gastos.
Ayuno fiscal
Una mejor expresión,
en su opinión, sería un "ayuno fiscal".
El precipicio fiscal se volvió un término común en Estados
Unidos.
"Habrá una corta recesión aguda en los primeros meses
del próximo año, que es más como caerse de bruces después de ayunar con
demasiado vigor, y luego la economía va a crecer".
El lenguaje que se use es importante, dice, porque puede
generar un acuerdo surgido del pánico en vez de un acuerdo correcto.
Algunos demócratas del Senado han empezado a considerar la
idea de que lanzarse al precipicio no sería una mala idea después de todo,
porque los aumentos de impuestos surtirían efecto y podrían luego ser
recortados para la clase media.
Los republicanos no quieren que esto pase, así que
mientras más peligrosa sea la pared del acantilado más influencia tendrán, dice
Jonathan Chait, de la revista New York.
"Los republicanos quieren que esa idea sea impensable
(no haciendo nada hasta enero)".
Ese pensamiento político, además del recuerdo de la crisis
por el techo de la deuda de 2011, son dos razones por las que hay tanta
confusión sobre el precipicio fiscal, dice.
"La frase ha generado mucha reflexión pobre sobre la
política. Todos están tratando el precipicio fiscal como si fuera una
repetición de la crisis del techo de la deuda. Esa fue una situación en la que
incumplir una fecha límite podía haber generado una catástrofe con daños
irreversibles", dice.
"Así que esa experiencia hizo que las personas
pensaran este problema en esos términos".
Techo de la deuda
¿Es el "precipicio
fiscal" un término adecuado?
Ese no es el caso ahora porque el daño económico que puede
afrontar Estados Unidos es acumulativo.
"Es lo contrario al techo de la deuda, cuando las
manecillas del reloj del día del Juicio Final se acercaron a un punto de calamidad
repentina. Un año entero de inactividad sería muy dañino, pero una semana, un
mes, o incluso un par de meses no".
Pero otros creen que es peligroso pensar en comenzar el
nuevo año sin un acuerdo.
"No puedo imaginar por qué alguien quisiera tomar riesgos
con una recuperación tan débil como la actual, de una depresión tan profunda
como esta", dice David Frum, antiguo redactor de discursos de George W
Bush.
Descartando la noción de que a los republicanos les sirve
promocionar la noción de que la economía podría caer por el barranco, dice:
"Juzgando cuánto poder de negociación tiene el presidente Obama desde el
punto de vista político, puede tener el mismo interés en sobrestimarlo o
subestimarlo".
"La verdad es que no sabemos cuán severo será, pero
parece insensata la idea de que podríamos vivir choques económicos causados
políticamente, 18 meses después del techo de la deuda.
Dado el interés de todas las partes de lograr un acuerdo
antes del año nuevo, la probabilidad sigue siendo alta de que Estados Unidos
nunca descubra si la economía se precipitaría a toda velocidad por el barranco,
caería por una cuesta o rodaría suavemente por una pendiente.
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