Por Eugenio Taveras
Hay comunicadores y "periodistas" que se dan a
la tarea de dirigir grupos de pandilleros en lugares estratégicos para enviar
los otros pandilleros (camarógrafos entre comillas) a grabar cuando todo está
convenido y arreglado entre los que toman las imágenes y quienes protagonizan
los disturbios.
Esa situación se está dando con más frecuencia de la que
nos imaginamos y para la cual el productor del programa paga unos centavos con
tal de que los revoltosos quemadores de neumáticos y fabricantes de bombas
caseras le sigan el juego, con el fin de crear audiencia ficticia y hacer creer
a la ciudadanía de que se está haciendo un periodismo eficiente.
Los que se dedican a estas malas prácticas que Tengan
mucho cuidado porque la ciudadanía no es tonta y está captando la señal, debido
a que el mismo pueblo que te sirve para hacer tropelías ficticias, se da cuenta
de lo deshonroso y perjudicial que resulta a la larga, un día te da las
espaldas y entonces sí se torna triste el entorno, pues, resulta, que ahí mismo
inicia tu descenso con una velocidad que triplica el ascenso. De Santiago 30
Caballeros.
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