Por Radhamés Pérez
Caballero, Cotuí. -Moradores de esta localidad denunciaron
los peligros a que están expuestos desde hace varios años producto de la
polvareda que emana de las empresas CALIZAMAR S.A y Morteros de Europa, dos
compañía que opera una mina de mármol y una fábrica de agregados.
Afirmaron que el polvo acabará por mandar al cementerio a
cientos de sus pobladores, con el agravante de que las autoridades de
Ministerio de Medio Ambiente no hacen nada al respecto, aunque han denunciado la situación en muchas ocasiones.
Explicaron que la explotación de la mina de mármol y una
fábrica de agregados los mantiene enfermos de los pulmones, con gripe
permanente y otras enfermedades respiratorias. Dicen que la vida en la comunidad de Caballero y zonas
aledañas se siente afectada por el frote de enfermedades respiratorias.
Aseguran que el polvo que pinta el aire deja una mancha
color blanco las 24 horas del día, está acabando también con las diferentes
fuentes de agua naturales, los ríos, los árboles y todos los frutos
comestibles, pero sobre todo con la
agricultura, que es su principal soporte de los habitantes de esta localidad.
“Rechazamos con firmeza esta forma de explotación minera
que realiza las empresas CALIZAMAR y Morteros de Europa y exigimos a las autoridades pertinentes las
garantías necesarias para evitar que sigan contaminando el medio ambiente, ya
que están acabando con nuestras vidas y cuya explotación de estos minerales nos
van a envíar al cementerio mucho más rápido, dijo José Agustín de la Cruz.
En tanto que Juana Tiburcio, a nombre de las amas de casas, sostiene que
los enseres de la casa se están dañando todos y que no vale limpiar porque el
polvo es parte de ellos. "Aquí no hay nada limpio porque nos levantamos,
sacudimos y es para nada. Mire nosotros
lo que limpiamos ahora cuando damos la vuelta hay que limpiarlo de nuevo. Esto
es una zozobra", dijo.
Dijo que el caso es más grave de lo que se dice y que allí
ya no saben cómo enfrentar el problema, porque
nadie va en su auxilio.
El del río Jagüey y
el lago de Hatillo tienen un color distinto al
del agua fresca recién nacida en la montaña. En las orillas no hay
vegetación ni vida marítima ni
Silvestre, señaló de la Cruz.
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