Por Antón Baiges Balleste
Es un personaje interesante, bastante abundante en la
sociedad, especialmente en aquellas con dificultades para subsistir, esta es
una versión generosa del individuo, no obstante en muchas ocasiones no es fruto
de una necesidad, simplemente se trata de sacar al otro, cuanto mas mejor.
El engaño es consustancial al pillo, debe mentir, debe
engañar para sacar provecho de los demás, es un personaje no honesto, decimos a
veces que es un pícaro, sabe ponerle atractivo a sus engaños.
En forma más contundente diríamos que es un granuja,
adjetivo mucho más serio, seguramente menos confundible, clarificador sobre la
catadura de quien hablamos.
Es astuto, es sagaz,
lleva intrínsecamente el engaño en su persona, solo de esta manera puede
satisfacer sus objetivos.
El pillaje es el pasar de todo, hacer de todo para
satisfacer sus necesidades, es algo demasiado extendido en la actualidad, en
muchos ambientes es valorada esta actitud, demuestra capacidad de subsistencia.
Estaba un día almorzando con un matrimonio y dos amigas,
una llevaba a su hijo de 14 años, aparte del menú con el que me invitaban, pedí
una ración de camarones para corresponder a la invitación, todos cogieron uno,
el muchacho comía uno detrás de otro, me alarme pues no iba a dejarnos repetir
a los demás, al final se lo dije, su madre respondió defendiéndole, mi hijo es
muy espabilado me dijo, estaba orgullosa de lo que hacía, el día de mañana
sabrá defenderse.
Serán necesarias una o dos generaciones, para que madre e
hijo entiendan que esta forma de actuar no es la correcta, para ellos no puede
haber evolución a pesar de que su situación económica mejorara sustancialmente,
será el nieto o el biznieto, con un poco de suerte, que cambiara su forma de
actuar, es una cuestión cultural en el más amplio sentido de la palabra.
Es por este mismo motivo que los nuevos ricos lo son toda
su vida.
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