Los Juegos Olímpicos de verano responden, desde sus
inicios, a una de las nociones más conmovedoras que sabe entregar la humanidad:
la épica. Símbolo de superación y de integración, esta competencia ha contado
con momentos que -más allá del mérito individual o colectivo- han dejado una
cicatriz emotiva en la historia del deporte.
Esa es la búsqueda de este ejercicio lúdico y
compilatorio: recuperar esas joyas sin tiempo que, por lo bueno o por lo malo,
por la excelencia o la comedia o por el drama, quedaron marcadas sin remedio en
la memoria de nuestra vida.
Probablemente haya atletas de mérito indudable que hayan
quedado por fuera de esta selección. Sepan ustedes disculpar el criterio. No es
una cuestión de brillo, de cantidad de medallas. Es sólo una cuestión de épica.
En un evento con anécdotas casi infinitas, este listado no
fue fácil de hacer. Notarán cierta tendencia a rescatar algunos héroes
latinoamericanos: no es casualidad. Tampoco resultó sencillo ordenar por mérito
descendente cada pieza elegida. El resultado es discutible, claro, tan
arbitrario como cada ránking.
Sin más, ESPNdeportes.com les presenta los 100 mejores
(más grandes, más inolvidables, más ridículos, más emotivos) momentos de la
historia de los Juegos Olímpicos.
100 NIGERIA, PRIMER
ORO AFRICANO EN FÚTBOL - ATLANTA 1996
Los apellidos más ilustres de la historia del fútbol
nigeriano se juntaron en un seleccionado irrepetible: Kanu, Okocha, Amokachi,
Babayaro, Babangida, Ikpeba, Oliseh, West. Aquel equipo dirigido por el
holandés Jo Bonfrere sabía a lo que jugaba: toque, posesión, desequilibrio.
Ganó dos de tres partidos en la fase de grupos y sólo cayó en esa instancia
ante Brasil gracias a un gol de Ronaldo (sí, el original). Después superó a México
en cuartos y -en una semifinal inolvidable- levantó un 3-1 frente al mismo
Brasil (de Roberto Carlos, Rivaldo, Dida, Junhinho) con un gol sobre la hora
del ídolo Kanu para igualar 3-3. Se llevó el partido en tiempo extra con otro
tanto de su estrella. Ya era histórico. En la final, contra la Argentina de
Ayala, Zanetti, Simeone, Crespo, volvió a levantar un resultado adverso. Esta
vez pasó del 2-1 al 3-2, con otro gol en el minuto 90 y privó al conjunto
sudamericano de su primer oro olímpico. Fue, en cambio, la primera medalla
dorada para el fútbol africano.
99 EL NACIMIENTO DE
LAS LEONAS - SYNDEY 2000
Argentina, en Sydney
2000
El hockey femenino de Argentina había sido séptimo en
Atlanta '96 y había quedado cuarto en el Mundial anterior a Sidney. Sin embargo,
en 2000 un grupo de apellidos que marcaría la siguiente década en este deporte
se quedaría con una medalla plateada. Sergio Vigil dirigió a Aymar, Aicega,
Rognoni, Antoniska, Masotta, Stepnik, Oneto, Rimoldi, Margalot, Sole García...
Después de una ronda de clasificación complicada, las chicas se juntaron,
diseñaron un logotipo que las identificara y se autodenominaron "Las
Leonas", un mote que se les pegó para siempre. En el último juego de la
segunda ronda, obligadas a ganar, golearon 7-1 a Nueva Zelanda y -entre
gritos que llevaban la cuenta regresiva para el final del match- se aseguraron
un lugar en la final olímpica. Perdieron la definición y se quedaron con la
plata, pero ellas lo festejaron como una victoria. Es que fue la fundación de
algo grande: desde entonces el seleccionado albiceleste nunca bajó del podio en
un Mundial o en unos Juegos.
98 LIS HARTEL,
CONTRA CUALQUIER OBSTÁCULO - HELSINKI
Liz Hartel,
equitación, Helsinki 1954,
Lis Hartel fue una atleta ecuestre nacida en Dinamarca,
que obtuvo dos medallas de plata en los Juegos Olímpicos, una en Helsinki '52 y
la otra en Melbourne '56. Se quedó con ambas preseas en la especialidad de
adiestramiento. Lo notable es que Hartel sufría una parálisis casi total desde
las rodillas hacia abajo, y entre otras cosas precisaba ayuda para subir y
bajar del caballo. Su aflicción se debía a una poliomelítis que la atacó a los
23 años. Pudo recuperar movilidad en casi todos sus músculos y recién logró
competir después de tres años de rehabilitación. Sin embargo, su limitación era
tan evidente que incluso le costaba caminar. Existen algunos videos de cuando
Hartel competía, en los que se puede notar su dificultad de movimiento incluso
cuando recibía las medallas en el podio. Cuentan que en la primera participación
olímpica de Hartel, el ganador del oro se acercó a ella tras su actuación y la
cargó hasta el podio. Una vez retirada, la atleta tuvo un impacto profundo en
un movimiento terapeútico que utilizaba el hecho de montar a caballo como ayuda
para encarar distintas enfermedades. Falleció en 2009, a los 87 años, pero
su ejemplo la trasciende y vivirá por siempre como parte de la historia de los
Juegos.
97 LEON FLAMENG -
ATENAS 1896
Flameng, en Atenas
1896
El francés León Flameng participó en cuatro pruebas distintas
de ciclismo en Atenas 1896: la de 333 metros, la de 2 kilómetros, la de 10 kilómetros y la de
100 kilómetros.
Se impuso en esta última, probablemente la más complicada, y la más lógica para
un deportista que había obtenido cierta fama al pedalear 3 mil kilómetros a lo
largo de su país, el año anterior. En los Juegos, logró un primero, un segundo
y un tercer puesto. Está claro que la disciplina no se parecía en nada al que
podemos ver en la actualidad. Alcanza con echar un vistazo a las fotos de esos
primeros Juegos Olímpicos modernos como para apreciar la diferencia. Pero el
espíritu de camaradería que se haría una marca registrada con el tiempo ya
estaba presente en aquel intento incial. En la prueba que terminaría ganando,
su máximo rival era el griego Georgios Kolettis. Flameng padeció una caída,
pero se repuso y emparejó las acciones con su contrincante directo. Hasta que
Kolettis sufrió un desperfecto en su bicicleta que parecía sentenciar su suerte
en la carrera. Flameng, lejos de aprovechar la situación, detuvo su marcha y
espero a que el helénico arreglara su vehículo. Solucionado el inconveniente,
volvieron a correr. El destino premió una actitud valorable con la victoria
final.
96 EL LLANTO Y EL
ORO DE ANDRE AGASSI - ATLANTA 1996
Agassi, en 1996
Antes de la aparición de Rafael Nadal, Andre Agassi era el
único hombre en haber ganado el "Golden Slam". Es decir: todos los
títulos de Grand Slam y el oro olímpico. Su gesta tuvo un escalón fundamental
en los Juegos de Atlanta '96. El ex pelilargo de Las Vegas sufrió en las
primeras rondas, estuvo set y break abajo frente al italiano Andrea Gaudenzi en
la tercera rueda, superó con lo justo al sudafricano Wayne Ferreyra en cuartos
y tanspiró para eliminar al indio Leander Paes, en semis. En la final, desplegó
todo su talento en el cemento verde de su país y despachó a Sergi Bruguera con
un contundente 6-2, 6-3 y 6-1. Más allá de su look rebelde (gorra con la visera
hacia arriba, pantalón de jean y camiseta demasiado holgada para su talle), el
norteamericano dejó ver su lado más sensible en la premiación. Al momento de
recibir la medalla, lo ganó la emoción y lo ganó el llanto. Una frase señaló la
importancia que le otorgó el Kid a este título: "Ganar un Grand Slam es lo
más grande que puedes hacer en el tenis. Pero ganar un Juego Olímpico es lo más
grande que puedes hacer en todo el deporte".
95 FRANCISCO
RODRÍGUEZ, LA GLORIA VINOTINTO - MÉXICO 1968
Francisco Rodríguez,
en 1968
Pregunten a cualquier venezolano por su historia olímpica
y se encontrarán con el nombre de Francisco "Morochito" Rodríguez,
humilde boxeador nacido en Cumaná, uno de catocre hermanos siempre supo lo que
era luchar: tuvo que vender pescado desde muy pequeño para ayudar a su familia
a subsistir. Cinco años más joven que Carlos "Morocho" Hernández, uno
de los boxeadores profesionales más ilustres de su país, a Francisco se le pegó
el dimintivo como apodo. Analfabeto hasta la adolescencia, el pugilista ganó
fama como peleador amateur: en 1967 ganó los Juegos Panamericanos -algo que repetiría
4 años más tarde- y llegó a acumular un récord de 266 victorias y apenas 4
derrotas en su carrera. Pero fue en 1968 cuando dejó su marca indeleble para el
resto del mundo. Tras eliminar al estadounidense Harlan Marbley, derrotó al
surcoreano Yong-Ju Jee en la final de la categoría minimosca y ganó la única
medalla dorada de Venezuela en toda la historia.
94 JOHNN AKHWARI LE
GANA AL DOLOR - MÉXICO 1968
Akwhari, en México
1968
John Stephen Akhwari representó a Tanzania en la maratón
de los Juegos de México, en 1968. No era uno de los favoritos. De hecho, no
estuvo ni siquiera cerca del podio: terminó la carrera más de una hora después
que el ganador de la prueba. Mientras corría, sufrió un severo corte en la
pierna derecha y se dislocó la articulación de la rodilla. Lejos de darse por
vencido, el fondista vendó sus heridas y siguió adelante pese a su lesión. Fue
el último hombre en completar los 42 kilómetros. Llegó al estadio cuando el sol
ya se había puesto y sólo quedaba un puñado de personas para ovacionarlo de
pie. Su llegada fue tan emocionante que se hizo leyenda. Cuando le preguntaron
por qué no había abandonado, la simpleza de su lógica arrebató cualquier
especulación posible: "Mi país no me hizo viajar 10 mil kilómetros para
que empezara la carrera. Me hicieron viajar 10 mil kilómetros para que la
terminara".
93 ALBERTO
JUANTORENA, EL NOMBRE DEL ATLETISMO LATINO - MONTREAL 1976
Juantorena, en 1976
Aunque su arranque podía ser un poco lento, el cubano
Alberto Juantorena tenía una zancada mágica que lo hacía deslizarse -más que
correr- a una velocidad incomparable en las pruebas de 400 y 800 metros. Ese paso
larguísimo lo hizo ganarse un apodo irreverente: "El Caballo". Iba a
ser basquetbolista, pero a los 21 años un entrenador polaco lo convenció de que
podría brillar en el atletismo. Apenas un año más tarde participó en los Juegos
de Múnich, pero se guardó lo mejor para Montreal '76. Mandó en los 800 metros con una
performance impresionante, y llegó desde atrás en los 400 para conseguir su
segundo oro con un agregado que puede interpretarse desde una lectura política
de la época: dejó a dos estadounidenses en el segundo y tercer puesto del
podio. Fue el primer hombre en la historia en conseguir un doblete en esas
distancias.
92 MIKLOS NEMETH, EN
EL NOMBRE DEL HIJO - MONTREAL 1976
Nemeth, en 1976
El húngaro Miklos Németh enfrentaba un desafío particular
y una presión adicional a la hora de lanzar su jabalina en los Juegos Olímpicos
de 1976. Su padre, Imre Németh, había logrado ganar el oro en lanzamiento de
martillo en los Juegos de Londres, 28 años antes. Aquella victoria con récord
mundial incluido había llenado de fama a un apellido común en la tierra magiar,
que paradójicamente significa "alemán" en húngaro. El mismo
patronímico había brillado en México '68, cuando Angela Németh (sin parentezco)
obtuvo otro oro en lanzamiento de jabalina. El tercer Németh lanzador afrontó
el duelo con entereza y obtuvo un resultado inmejorable: lanzó como nunca nadie
lo había hecho antes, logró su propio primer puesto y un récord mundial para
transformarse él mismo en una celebridad. Su festejo encadenó a dos
generaciones y terminó de enmarcar un hito que no se ha repetido: por única vez
en la historia olímpica, un padre y un hijo lograron un oro en los Juegos.
91 EDWIN MOSES SE
QUEDA SIN PALABRAS FRENTE A SU PÚBLICO - LOS ÁNGELES 1984
Edwin Moses, en 1984
El estadounidense Edwin Moses ejerció una supremacía
indiscutible en los 400
metros con vallas por más de una década, desde mediados
de los '70. En 1976 brilló en Montreal con su estampa de adolescente a cuestas
para quedarse con el oro y marcar el primero de sus cuatro récords mundiales en
la prueba. En Moscú '80, ausente por el boicot de su país a los Juegos, dejó
pasar una medalla que parecía segura. Después de todo, ganó 107 finales
consecutivas entre 1977 y 1987. Pero su momento más memorable llegó en 1984. La
ciudad de Los Ángeles le abrió los brazos para que él corriera tan bien como
sabía hacerlo y ganara sin discusiones su prueba favorita. La ovación, su festejo,
la gente, la locura, el retorno... todo resultó inolvidable. Claro, la cosa no
fue tan bien a la hora de tomar el juramento olímpico: el enorme Edwin olvidó
las palabras en la mitad, y tras repetir una frase un par de veces terminó de
recitar en medio de las risas de todo el estadio.
90 KORZENIOWSKI SE
CONSAGRA COMO MULTI REY DE LA MARCHA - SYDNEY 2000
Korzeniowski,
Atletismo, Atenas 2004,
A los 13 años se recuperó de una enfermedad reumática,
para Korzeniowski fue "un regalo de Dios" poder volver a ser uno más.
Y lo logró con la marcha, esa extraña disciplina que suele causar gracia, pero
que en el sudeste de Polonia era muy popular. Rápido destacó entre todos. En
Barcelona '92 llegó a estar segundo en la carrera de 50 kilómetros, su
especialidad, pero fue descalificado. Aún lo considera una señal: "No seas
arrogante, no pienses que sabés como marchar". En Atlanta '96, con la
lección aprendida, se llevó su primer oro. En la previa a Sidney 2000 perdió la
única carrera de 50km. que no ganó entre 1995 y 2004. Fue la motivación que
necesitaba para hacer historia: es la única persona que ganó las dos
distancias, 20km. y 50km. Llegó a Atenas '04 consagrado, tras instalar dos
récords mundiales. Quería retirarse triunfal y metódico como siempre. "No
hay sorpresas", dijo, "si no gano, es porque había algo mal en el
plan de carrera". Y ganó, claro, no había dejado nada librado al azar.
89 EL SUICIDO
FRUSTRADO DE VERA NIKOLIC - MÉXICO 1968
Vera Nikolic, en
1968
Vera Nikolic era una superestrella en su Yugoslavia natal.
En 1966 había ganado el oro en los 800 metros del campeonato Europeo, y dos años
más tarde había logrado el récord mundial en la discilplina. Con apenas 20
años, fue nombrada la mejor atleta de su país, donde se había ganado una
confianza ciega: allí nadie tenía ninguna duda de que se quedaría con el primer
puesto en los Juegos Olímpicos de México, en 1968. De hecho, el gobierno
yugoslavo ya tenía listos unos sellos postales que se iban a imprimir para
conmemorar su victoria. Sin embargo, a la atleta le jugó en contra la enorme
presión que ejercieron el público y la prensa. En el día de competencia, apenas
pudo completar 300 metros.
La joven no toleró la frustración: abandonó la prueba, dejó el estadio y se
dirigió a un puente cercano con la idea de suicidarse. Por suerte, su
entrenador la detuvo a tiempo y evitó una tragedia. En el resto de su carrera,
Nikolic ganó otro título europeo y terminó quinta en los Juegos del '72.
88 WANG YIFU Y SU
DESMAYO DE PLATA - ATLANTA 1996
Wang Yifu, en 1996
El tirador chino Wang Yifu es uno de los hombres más
exitosos en la historia de su disciplina. De hecho, cuenta con dos medallas
doradas en la especialidad de Pistola de Aire a 10 metros, en Barcelona
'92 y Atenas '04. En su prolífica carrera olímpica, también acumuló tres platas
y un bronce, pero la historia más curiosa e impactante la entregó en la final
de los juegos de Atenas, en 1996. Las imágenes de aquel día son dramáticas. El
tirador chino padecía arcadas, se mostraba ahogado y recibía oxígeno entre cada
una de sus participaciones. A pesar de todo, Wang llegó al último tiro de la
competencia como claro líder, y todo parecía indicar que sería el ganador. Un
muy mal disparo final lo dejó sin el oro por una diferencia de 0,1 -la mínima
posible en la competencia- con el eventual ganador. Tras ese último error, el
chino se desmayó, perdió el conocimiento y debió ser retirado del estadio en
camilla.
87 LA DEBACLE DE
VANDERLEI DE LIMA - ATENAS 2004
De Lima, en 2004
Vanderlei de Lima había llegado a los Juegos de Atenas, en
2004, con cierto prestigio sobre su espalda. Acumulaba dos oros panamericanos,
y venía completando una prueba inmejorable en la maratón. De hecho, era el
líder con 1 minuto y medio de distancia cuando faltaban solamente 7 kilómetros para la
llegada. Sin embargo, sufrió un ataque inesperado de un espectador. El
sacerdote irlandés Cornelius Horan, que cargaba un cartel que dejaba leer la
frase "la Biblia siempre tiene razón", cruzó la ruta, tomó al
corredor entre sus brazos y lo lanzó hasta el costado del camino, donde estaban
los fanáticos. De Lima se recompuso, pero el pánico que demuestra la imagen del
maratonista en ese momento deja claro que perdió mucho más que los segundos que
demoró en retomar la carrera. En estado de shock, con las manos temblando y
físicamente agotado, el brasileño perdió el liderazgo y cruzó la línea en
tercer lugar. Cuando lo hizo, abrió los brazos para festejar y se tiró al piso
con la increíble sensación de haber vencido un obstáculo infranqueable. Recibió
la medalla Pierre de Coubertin por su espíritu deportivo. En Brasil lo
recibieron como un héroe.
86 FANNY BLANKERS
KOEN, AMA DE CASA VOLADORA - LONDRES 1948
Jensen, en Roma 1960
Es posible que Francina Elsje Blankers-Koen, Fanny para la
historia, haya perdido la oportunidad de disputar unos Juegos Olímpicos en su
plenitud. Conoció a Jesse Owens, su ídolo, en Berlín '36 y le pidió un
autógrafo: tenía 18 años y había participado en dos pruebas sin demasiado
éxito. La Segunda Guerra Mundial le quitó la oportunidad de brillar en lo que
hubieran sido dos Juegos intermedios, en el '40 y el '44. Sin embargo, en
Londres '48, con 30 años y dos hijos -Jantje, de seis, y Fanneke, de tres- la
multifacética atleta rompió con todos los estereotipos de género y maternidad
que marcaban la época. La holandesa que hoy tiene una estatua en Rotterdam
compitió en los 100
metros llanos, en los 200 metros llanos, en
los 80 metros
con vallas y en relevo 4x100. Obtuvo las cuatro medallas doradas y se ganó el
apodo de "The Flying Housewife" ("El Ama de Casa
Voladora"). En Munich '72 volvió a encontrarse con Jesse Owens. Ambos
estaban retirados de la actividad. "Todavía tengo tu autógrafo.... Soy
Fanny Blankers Koen", se presentó. "No hace falta que me digas tu
nombre. Sé quién eres. Lo sé todo sobre ti", respondió el estadounidense.
La idolatría era mutua.
Los 100 mejores momentos olímpicos
KUSUO KITAMURA, EL
GANADOR PRECOZ - LOS ÁNGELES 1932
85 Kitamura, en 1938
Es 12 de agosto de 1932 en la Villa Olímpica de Los
Ángeles, un joven japonés mata la nostalgia con una carta a su padre.
"Nuestro muy querido entrenador cree que podré alcanzar con facilidad el
título olímpico, pero dice eso para darme coraje". Extraña a su familia, a
su perro y a sus peces de colores. "Tan solo un pensamiento me da fuerzas
y ánimo: que luchamos aquí por la gloria de nuestro país". Se siente menos
que sus compañeros y que sus rivales. "Pediré a nuestros dioses -tal como
usted me ha enseñado- que den fuerza, coraje y firmeza a nuestros
músculos". No sabe que al día siguiente será, con apenas 14 años, el
nadador más joven en ganar una medalla dorada. Se trata de Kusuo Kitamura,
campeón en los 1500 estilo libre en 19 minutos 12.4 segundos, un récord
olímpico que duró dos décadas. Miembro destacado de un equipo masculino de natación,
en su mayoría adolescentes, que hizo historia en esos Juegos, donde los
japoneses ganaron cinco de las seis pruebas disputadas.
CONTINUARA…
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