La familia de Juan Ernesto quiere que la PN investigue bien el asesinato del sargento mayor Wilson Hernández, del que acusaron a su pariente, porque está convencida de que su asesino está en las propias filas policiales
Patricia Báez M./Acento.com.do
SAN FRANCISCO DE MACORÍS, República Dominicana.- Supuestamente era un “peje gordo” en el mundo del microtráfico de drogas, por eso los agentes que participaron en su asesinato, producido este domingo 5 de febrero en Copeyito, Río San Juan, provincia Sánchez Ramírez, no eran de la zona. “Esa gente no eran ninguna de por aquí, eran todos de la capital y Santiago”, informaron los motoconchos del hospital de Nagua a Acento.com.do.
Eran muchos policías y/o militares, refieren, bien armados y con chalecos antibalas. Y no es para menos, Juan Ernesto era el hombre más temido en La Vega. Un joven narcotraficante que había logrado articular una red de narcotráfico en la provincia con ramificaciones en toda la región del Cibao, y a quien todos los jefes policiales que pasaron por la provincia le brindaron protección, por miedo y por grandes sumas de dinero.
¿Por qué cayó en desgracias Juan Ernesto? Suena en las calles de La Vega que fue porque no le dio "lo suyo" a uno de los coroneles que ha pasado por La Vega y que hasta llegó a amenazarlo.
Le acusaron de la muerte del sargento mayor de la Policía Nacional Wilson Hernández ocurrida precisamente el 5 de febrero de 2011, justamente un año antes de que fuera asesinado. Desde entonces, La Vega, en especial Villa Primavera II, se ha convertido en una carnicería, al punto que muchos residentes se mudaron, pues cualquier día la Policía entra al barrio y procede a disparar, según narraron a Acento.com.do familiares de Juan Ernesto.
Entre esas doce muertes ocurridas desde que se desató la cacería contra Juan Ernesto se cuenta la de José Gilberto Hernández Ramírez, hermano del capo, ocurrida a inicios de este año por miembros de la Policía Nacional que buscaban al narcotraficante. Según la fiscal de La Vega, Johanna Reyes, José Gilberto (Jochy) se habría resistido al allanamiento, sin embargo, los familiares de ambos informaron a Acento.com.do de que se trató de una ejecución, como tantas otras que se han producido contra ese grupo en La Vega, sin que medie la justicia.
“Su hermano estaba saliendo de su casa cuando lo mataron con una niña en los brazos, y la niña les dijo (a los policías) que no lo mataran, y por encima de todo el mundo lo mataron, y su hermano nunca había usado una pistola y le pusieron un revólver, se lo pusieron a dos personas en La Vega ese revólver en un mismo día”.
Una de esos familiares de Juan Ernesto que conversaron con Acento.com.do perdió a su esposo en este año en esas mismas circunstancias. "¿Ahora quién va a mantener a mis dos hijos? ¿Quién va a mantener los seis hijos que dejó Juan Ernesto?", Según ella, la orfandad se ha vuelto una característica de su familia y su entorno.
Juan Ernesto no habría puesto resistencia al arresto
Los agentes actuantes tenían información de que Juan Ernesto estaba residiendo en Copeyito, Río San Juan, a 40 kilómetros de Nagua, desde hacía tres meses, y le cayeron a las 11:00 a.m. de este domingo, todavía estaba en la cama con su esposa, Hingris Julissa Peña Bueno, cuando fue cercado por varios agentes bien armados y protegidos, dirigidos por un equipo de Santo Domingo y Santiago.
“Ellos estaban durmiendo (Juan Ernesto e Hingris), ellos (los policías) entraron, abrieron la puerta, él les dijo que no lo mataran que se iba a entregar, y como quiera lo mataron por encima de su esposa, a ella la maltrataron también; rompieron todo, y de ahí se la llevaron para la Capital".
Hingris es la esposa de Juan Ernesto, madre de dos de sus seis hijos, y según dijeron las dos primas del capo, fue detenida por los policías y/o militares actuantes y trasladada a la Capital. Ella pudo comunicarse con la familia e informar de lo acontecido en María Trinidad Sánchez.
La Vega estaba en carnaval, sin embargo, la voz se corrió: ¿Te enteraste que mataron a Juan Erneto? Le preguntó un vendedor de dulces a un equipo de periodistas de Acento.com.do que cubría el carnaval. Y mientras en horas de la noche se presentaba Daddy Yanki en este municipio, dos mujeres solas, a bordo de un taxi, recogían en una morgue el cadáver del hombre más temido en La Vega, sin nada de gloria y sí con mucha pena.
“Si él fuera todo lo que dicen, si fuera rico, nosotras estuviéramos aquí buscándolo en una jeepeta”, decía una entre lágrimas.
Como un Pablo Escobar, era el sustento de los suyos
“Como familia era un buen padre, él tiene seis hijos y era un excelente padre, y como familia tambien, ayudaba a toda nuestra familia, y eso nos cayó a todo el mundo en shock, porque lo más lejos que teníamos era esto, porque entendíamos que ya él estaba tranquilo y no quedamos todo el mundo con la boca abierta”.
Se habría retirado del negocio de las drogas
En el difícil negocio de las drogas, los hombres difícilmente pasan de los 35 años y también se hace engorroso zafarse, con este caso se confirma una vez más esa tesis, y aunque sus primas aseguran que este hombre ya se habría retirado del narcotráfico, por petición de su madre y esposa, y por el bien de sus hijos, no se le escapó a la muerte.
“Él estaba retirado hace tiempo, él ni estaba viviendo allá (en La Vega), él tiene tiempo que se había ido de La Vega”, dijo una prima, y otra la interrumpió: “Ya él no era el dueño (del negocio), porque su familia era más importante que eso”
“Hicieron un atropello, porque la Policía, yo entiendo, tiene que agarrar a la gente presa y no estarlo matando, porque ellos no son dioses para estar matando a nadie, porque el deber de ellos es agrarrarlos preso”.
“Por qué tanto afán para matarlo, porque ellos no tenían que matarlo, porque si él se entregó y dijo que se iba a entregar, ¿por qué lo mataron?”, dijo una de las primas mirando a la otra y diciéndole: “nada más le vamos a decir eso”.
Termina una década de terror en La Vega
Juan Ernesto Hernández Ramírez tenía treinta años, pero muy posiblemente inició en el mundo del tráfico de drogas antes de los veinte. Siempre estuvo aliado con los jefes policiales de puesto en La Vega, y se informaba cuando iban a hacer un allanamiento, agarraban a todo el mundo, menos a él, y se fue generando a su alrededor un aura de misticismo y poder.
Dicen que cayó en desgracia porque no le dio a uno de esos jefes "lo suyo" (dinero) y le habría llegado a amenazar. Se le acusa de múltiples crímenes, a él y a los suyos, tanto en el submundo de las drogas, como crímenes que no tuvieron que ver con droga.
Lo que se decía en La Vega, constatado por este medio, es que a su barrio la Policía no podía entrar, el Ministrio Público le temía, y en los casos que tenían que ver con Juan Ernesto o su círculo de matones, no actuaba, mandaba a las familias agraviadas a buscar ellas mismas las pruebas. Lo que contradice la versión policial de que era perseguido por esa institución; si era buscado, es sólo de un tiempo a esta parte.
Juan Ernesto amenazaba a los comunicadores que se atrevían a hablar en los medios del auge del narcotráfico en La Vega y que se referían a él. Si se topaba con alguno de ellos en una discoteca le preguntaba: “¿Qué te pasa a ti conmigo?" Y le amenazaba.
Dirigía una amplia red de tráfico de estupefacientes y de lavado de activos que también involucró a profesionales como el periodista vegano Hochiming Calderón, preso por estar acusado de lavado de activos procedentes de esa red.
Este domingo, en La Vega, muchos estaban felices de que, "¡al fin!, alguien le puso coto a este temido capo, pero no se atrevían a expresarlo públicamente mucho menos en voz alta, por miedo a replesalias. Este municipio, otrora sólo cuna de intelectuales y atletas, parecía vivir los días post muerte de “El chivo”.
Cronología:
11:00 a.m. se produce el asesinato en Copeyito, Río San Juan
12:00 p.m. hora aproximada en que su cadáver es llevado al hospital de Nagua por un fuente contingente policial de hombres con armas de diferentes tipos y usando chalecos antibalas
2:00 p.m. hora aproximada en que el cadáver fue trasladado a la morgue del hospital de SFM
4:00 p.m. hora aproximada en que dicen empleados del hospital de SFM que llegó el cadáver allá
9:30 p.m. hora en que fue entregado a dos mujeres que se identificaron como primas suyas
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