La Opinión
Es una versión pequeña del emblema estadounidense, tan diminuta como para caber debajo de sus medias y para enviarle un mensaje a cualquiera que vio el partido entre los Cachorros y los Astros el 27 de septiembre del 2001.
Dicha bandera está ligada con Sammy Sosa, quien la utilizó para demostrar lo mucho que quería al país y lo mal que se sentía con lo ocurrido.
Williams fue el coach de primera base para aquel partido, el primero del equipo en el Wrigley Field después de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.
Chicago le había ganado a Cincinnati 8-2 el día 10 en el Wrigley Field, y el segundo juego de dicha serie estaba programado para el día siguiente.
Pero fueron suspendidos todos los encuentros de la temporada regular hasta el 18 de septiembre. En ese momento los Cachorros estaban en la ruta, en Cincinnati por cierto.
Volvieron a casa para una serie de tres juegos ante los Astros, y Sosa pensaba que necesitaba hacer algo.
Al correr hasta el jardín derecho para empezar el partido, llevó una pequeña bandera estadounidense. Eso en sí provocó una ovación de pie del público, aun antes del primer lanzamiento del juego.
"Fue un momento bien emotivo. Quería hacer algo. Quería rendirle homenaje a la gente que sufrió en el 9/11. Con eso pude dar mi respeto".
Pero eso no sería todo. Iba a descargar jonrón esa noche y le dijo a Williams, ex estelar de los Cachorros e inmortal de Cooperstown que sigue como consultor en el equipo, que guardara una bandera debajo de una de sus medias.
"Estaba en el juego y tenía la sensación, ‘Si doy jonrón hoy, ¿cómo puedo aportar en lo del 9/11?", expresó Sosa.
La temperatura era de 57 grados Fahrenheit a la hora de iniciar el juego y la brisa soplaba para adentro, es decir no había condiciones para dar muchos batazos largos.
Sosa estuvo estaba arriba en el conteo 3-0 al momento de conectar su jonrón por el jardín derecho-central. Fue el número 59 de la temporada. El mundo aún lo rememora.
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