NEYBA.- Cuantos sueños atravesaron los hemisferios del cerebro de este niño del sur profundo, que absorto, maravillado tal vez, ante la belleza y sofisticada de esta aeronave, que exultado, obvió sus quehaceres en esos momentos -llenar numerosos envases con agua-.
Este infante no pudo ocultar su regocijo cuando el afable piloto comercial le mostró el interior del helicóptero, dándole algunas explicaciones acorde con su edad. De seguro que serán inolvidables esos minutos de emoción, que pese a sus limitaciones en su Uvilla querida, allá en la empobrecida Neyba, (
Texto y foto Reynaldo Hernández Rosa.
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