martes, 29 de septiembre de 2009

OPINIÓN: Qué libertad ni democracia

Por: Padre Rogelio Cruz (progeliocruz@hotmail.com)

Siempre nos han vendido la idea de la libertad y la democracia proclamada en la Constitución y supuestamente vivida en los Estados Unidos, pero libertad y democracia a qué precio.

Libertad y democracia cuando les conviene y para quien -según ellos- reúne las condiciones y características de su libertad.

La libertad tiene un precio caro, pero vale la pena pagarlo; y qué gran satisfacción se siente cuando pagamos la consecuencia de lo que creemos y por lo que hemos luchado siempre.

Qué tremenda sorpresa, qué aparente humillación, cuando por invitación de una institución que en el Bronx está

realizando un trabajo maravilloso entré a territorio norteamericano y en inmigración me detuvieron más de dos horas, me interrogaron, me revisaron todo, me hicieron más de mil preguntas y al final me llevaron a la puerta de salida y me dijeron “usted no es grato en nuestro país”.

Supuesta humillación, porque al contrario me sentí súper bien, pues por lo menos hay alguien que piensa y actúa de manera diferente y yo tengo claro cuál es mi misión: a los que están cómodos ponerlos incómodos y a los que están incómodos ponerlos cómodos.

Me sentí bien, pues por lo menos alguien le está dando trabajo a esta gente, que hay una nueva forma de vivir y que estamos comprometidos en la construcción de una nueva sociedad.

Es la libertad que tanto proclaman y que quieren presentar al mundo, una libertad sin nombre, sin apellidos, sin norte y que sólo responde a sus intereses que, por lo que vemos, son miopes y en una sola dirección.

La gran pregunta que nos hacemos es hasta dónde va a llegar esta nación, los cimientos, los valores y principios que le dieron origen, dónde están; la crisis que se está viviendo, hasta dónde llegará; hacia dónde va el mundo de la juventud; qué harán con los inmigrantes de este país; vale la pena sostener un sistema que ciertamente dio sus frutos, pero que en estos momentos está vencido.

Y a esto es que llaman democracia, un sistema donde el Presidente no es puesto por el pueblo, sino por un grupo que lo único que hace es mantener un sistema donde no se le afecten sus intereses, donde no hay lugar para los disidentes, donde tienes que responder a sus reglas y si no lo haces no eres nadie.

¡Qué viva la libertad y la democracia, pero una libertad y democracia donde por encima de todo, esté el ser humano!

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