viernes, 10 de abril de 2009

PRIMERA ESTACIÓN: Jesús es condenado a muerte


Jóvenes de la parroquia dramatizaron esta tradición de la iglesia catolica, recorriendo distintas calles de la ciudad.

Las fotos son de prensalibrenagua.blogspot.com y el texto de google.com

El Vía Crucis es una práctica piadosa a la que nos invita la Iglesia, sobre todo durante la Cuaresma. Significa "Camino al Calvario" y nos recuerda los momentos más fuertes que vivió Jesús desde el momento en que fue aprehendido, hasta su Muerte en la Cruz y su Sepultura. Se divide ese camino en 14 estaciones, ante las que nos detenemos para recordar y meditar cada momento doloroso del camino de Jesús rumbo al Calvario.

Te invitamos a que, durante esta cuaresma, te unas a la Iglesia para rezar el Vía Crucis, puedes hacerlo solo en casa o puedes acudir a un templo. En nuestra parroquia se reza durante la cuaresma todos los días después de Misa de 7:30 de la mañana y en los sectores parroquiales, todos los viernes por la tarde.

El Vía Crucis se reza de pie, y por momentos de rodillas; aunque estés en tu casa, debes estar caminando, deteniéndote en cada estación, para recordar el camino de Jesús al Calvario, es por eso que las imágenes de la representación del Via Crucis están en la pared, alrededor del templo. Si lo rezas en casa, te ayuda tener en la mano imágenes de la pasión y muerte del Señor, para que puedas recordar e imaginar su dolor.

PRIMERA ESTACIÓN: Jesús es
condenado a muerte

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Pilato mandó sacar a Jesús y dijo a los judíos: 'Aquí tenéis a vuestro rey'. Pero ellos le gritaban: '¡Fuera, fuera, crucifícalo!' Pilato le dice: '¿Pero cómo he de crucificar a vuestro rey?' respondieron los príncipes de los sacerdotes: 'Nosotros no tenemos más rey que el César'. Entonces se los entregó para que fuera crucificado" (Jn 19, 14-16)

Considera alma mía, cómo en la casa de Pilatos fue cruelmente azotado el redentor del mundo, coronado de espinas y sentenciado a muerte. Señor, que el recordar la condena injusta que tu sufriste, nos cuidemos de no condenar a los demás.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús con la cruz a cuestas

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Los judíos tomaron a Jesús y cargándole la cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario" (Jn 19,17).

Considera alma mía, cómo a nuestro amado Jesús le pusieron en sus lastimados hombros el gran peso de la cruz. Señor, concédenos, para hacernos dignos de ti, el saber aceptar nuestra cruz con amor.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

TERCERA ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Han ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no aparté la cara ni de los ultrajes ni de las salivas que me echaban" (Is 50,6).

Considera alma mía, como caminando el Señor con la cruz a cuestas, herido y desangrado, cayó en tierra debajo de la Santa Cruz. Señor, el que camina, alguna vez cae. Que sepamos levantarnos y ayudemos a los demás a seguir caminando.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

CUARTA ESTACIÓN: Jesús encuentra a su Santa Madre

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Una espada atravesará tu corazón" (Lc 2,35)

Considera alma mía, cómo el Señor con la Santa Cruz a cuestas encontró a su Santísima Madre triste y afligida. Señor, por el dolor que sufrió la Santísima Virgen María, te pedimos que bendigas a todas las madres que en este mundo sufren de alguna manera o por causa nuestra.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

QUINTA ESTACIÓN: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Cuando llevaban a Jesús al Calvario, detuvieron a un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para llevarla detrás de Jesús" (Lc 23,26).

Considera alma mía, cómo los judíos contrataron a Simón Cirineo para que ayudara a llevar la cruz a nuestro Redentor, no movidos por la piedad, sino temiendo que se les muriese en el camino por el grande peso de la cruz. Señor, que sepamos dar un poco de nuestro tiempo y de nuestro amor a aquellos que lo necesitan.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

SEXTA ESTACIÓN: La Verónica limpia el rostro de Jesús

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Muchos se horrorizaban al verlo, tan desfigurado estaba su semblante que no tenía ya aspecto de hombre" (Is. 52, 14).

Considera alma mía, como la Verónica, viendo a Su Majestad fatigado, y su rostro oscurecido con el sudor, polvo, salivas y bofetadas, se llegó con toda reverencia a limpiárselo con un lienzo, en el cual quedó impreso el rostro divino del Salvador.

Señor, ayúdanos a ser también como la Verónica, cristianos valerosos, para consolar a los que lloran y sufren por el camino.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

SÉPTIMA ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Eran nuestros sufrimientos los que llevaba, nuestros dolores los que pesaban… Ha sido traspasado por nuestros pecados, desecho por nuestras iniquidades…" (Is 53, 4-5).

Considera alma mía, cómo cayó el Señor por segunda vez en la puerta judiciaria. Señor, que no nos desalentemos frene a los fracasos o debilidades, sino que sepamos levantarnos y sigamos caminando.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

OCTAVA ESTACIÓN: Jesús consuela a las piadosas mujeres

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Seguían a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y lloraban por él, pero Jesús volviéndose a ellas, les dijo: 'Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos'" (Lc 23, 27-28).

Considera alma mía, cómo unas piadosas mujeres, viendo que llevaban a crucificar al Señor lloraron amargamente por verle tan injuriado. Señor, nos pides que lloremos por nosotros mismos por seguir en este mundo, pero ¿quién no se ha de compadecer de ti la mirarte así, Señor?.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

NOVENA ESTACIÓN: Jesús cae por tercera vez

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Venid a mí todos los que estén cansados y oprimidos y yo los aliviaré. Carguen mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas" (Mt 11, 28-29).

Considera alma mía, cómo cayó el Señor por tercera vez en tierra, hasta llegar con su santa boca al suelo; y queriéndose levantar, no pudo, antes volvió a caer de nuevo. Señor, que no seamos causa de tropiezo para los demás, sino una mano amigo que alivie y levante.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

DÉCIMA ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestiduras

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Llegados al lugar llamado Gólgota le dieron a beber a Jesús vino mezclado con hiel, pero él, habiéndolo gustado, no quiso beber. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos a suerte" (Mt. 27,33).

Considera alma mía, cómo habiendo llegado el Señor al Monte Calvario, los soldados sin piedad ninguna le despojaron de sus vestiduras. Señor, cuando el dolor nos toque y despoje de nuestro egoísmo y orgullo, que sepamos llenarnos de ti.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN: Jesús es clavado en la Cruz

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los dos malhechores, uno a la derecha y el otro a la izquierda" (Lc 23,34).

Considera alma mía, cómo fue clavado el Señor en el cruz; y oyendo su Santísima Madre el primer golpe de martillo, quedó transida de dolor. Señor, que tengamos el valor y la voluntad de perdonar a todos los que nos ofenden.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!.

DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús muere en la Cruz

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Hacia la hora sexta, las tinieblas cubrieron la tierra hasta la hora nona. El sol se eclipsó y el velo del Templo se rasgó en medio. Y Jesús, con fuerte voz dijo: 'Padre en tus manos encomiendo mi espíritu'. Y al decir esto, expiró" (Lc 23, 44-46)

-Nos arrodillamos y permanecemos en silencio un momento

Considera alma mía, cómo crucificado ya el Señor, y cruelmente atormentado, exhaló por tu amor el último suspiro. Señor, ayúdanos a comprender que morir no es quedarnos muertos, sino nacer a una nueva vida.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN: Jesús en los brazos de María Santísima

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"Un hombre llamado José, el cual era del Consejo, hombre bueno y justo, de Arimatea, cuidad judía, quien esperaba también el reino de Dios, que no había estado de acuerdo en la resolución de ellos, en sus actos, fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después lo bajó y lo amortajó en una sábana" (Lc 23, 50-53)

Contempla alma mía, cómo José y Nicodemo bajaron de la cruz el santo Cuerpo y le pusieron en los brazos de la Santísima Virgen. Señor, que el dolor por quienes amamos nos lleve a comprender tu pasión y tu sufrimiento por nosotros.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN: Jesús es puesto en el sepulcro

Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.

"José tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, y lo depositó en su propio sepulcro nuevo, que había hecho cavar en la roca, hizo rodar una piedra grande a la puerta del sepulcro y se retiró". (Mt 27, 59-60).

Contempla alma mía, cómo la Virgen María, Señora nuestra, acompañó a colocar el Cuerpo de su querido Hijo en el Santo Sepulcro. Señor, que no tengamos miedo de morir, porque la muerte es un paso a la vida que eres tú.

¡Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz. Así sea!

Oración final:

Se reza un Padre Nuestro, una Ave María y un Gloria, por las intenciones del Papa, luego se añade:

Señor Jesús, hemos llegado al final de este camino doloroso que tú recorriste. Ahora levantamos nuestra vista y te vemos suspendido en la cruz, con las manos y los pies traspasados por los clavos y con la cabeza coronada de espinas. Sabemos Señor Jesús, que tu sufrimiento es el fruto de tu infinito amor por nosotros. Tú agonizas y mueres por nosotros. Haz que también nosotros te amemos mucho, para que vivamos fielmente a tu pasión y muerte y jamás nos separemos de ti por el pecado.

Te lo pedimos por los dolores de tu madre la Virgen María. Amén.

Despedida:

Recordemos las palabras del ángel: "No teman, sé que buscan al crucificado. No está aquí, ha resucitado como lo había dicho. Vayan aprisa a decir a sus discípulos: ¡ha resucitado!"

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