El incremento en el consumo de estupefacientes que observan menores y adolescentes en los municipios de la provincia Duarte contrasta con la vocinglería de los organismos llamados prevenir dicho flagelo.
La venta de drogas ya no sólo es en los mal llamados “puntos”, sino que la misma se adquiere en cualquier lugar de las poblaciones en cuestión, sin importar que alguna autoridad esté presente en los alrededores.
Los medios de información traen a diario reseñas de las entidades que dicen luchar contra el micro tráfico de narcóticos, empero, todo se queda en los periódicos, ya que los residentes nunca ven dichas actividades en sus comunidades.
El llamado Consejo Nacional de Drogas, cuyo funcionarios se las pasan en salones aclimatados en exclusivas zonas turísticas “pontificando” sobre la cacareada lucha contra el narcotráfico, en tanto, los pueblos se ven arropado por el consumo inusual de estupefacientes.
Las fundaciones que dicen trabajar en la prevención, sólo laboran en los medios electrónicos y así sustentar ante sus financistas un quehacer que nunca llega a los sectores que reclaman de atención.
Hace meses que los municipios de la zona Duartiana no observan actividad deportiva alguna, que vaya en beneficio de niños, jóvenes y escolares y así alejar a los infantes del maldito vicio de las drogas, que acorrala en estos momentos a gran parte de la juventud.
Los festivales deportivos que realizaba
Se desconocen las razones de
No se concibe que estos momentos que la población observa el inusual consumo de estupefacientes, todos estos organismos den la espalda a la ciudadanía que absortas, ve como el flagelo se adueña de jóvenes y niños.
El presidente Leonel Fernández debe ipso facto, además de la profilaxis en los institutos castrenses y
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