Por Dr. Marcos Zabala
“Pienso que podría definir la ciencia más o menos así: la evolución en este planeta llegó a una etapa en la cual aparecieron animales inteligentes (…) Se dio entonces la posibilidad de acumulación del conocimiento (…) El que la raza tuviese memoria, el que existiese una acumulación de conocimientos transmisibles de una generación a otra era un fenómeno nuevo en el mundo. Pero esta situación implicaba un peligro. Así como era posible transmitir ideas provechosas para la raza, también se podían transmitir ideas que no lo eran.Vino entonces una época en la que, a pesar de ser muy lenta la acumulación no era siempre de cosas útiles y prácticas sino de todo tipo de prejuicios y de creencias absurdas y extrañas.
Finalmente se descubrió una forma de evitar este mal. Dudar de la veracidad de lo que nos es trasmitido del pasado y tratar de determinar ab initio nuevamente esas situaciones a partir de la experiencia, en vez de admitir las experiencias del pasado tal como nos llegan. Esto es la ciencia, es el resultado de descubrir que es valioso volver a comprobar lo logrado mediante las experiencias pasadas de la raza. Así lo veo y es mi mejor definición.”Richard Feynman, El
placer de descubrir.
Por
experiencia personal suelo prestar
atención a las discusiones que se dan
en las aulas universitarias, las
controversiales posiciones que los maestros asumen de temas como el
origen de la vida, el universo y la evolución. También son destacables sus
fundamentos en relación con los postulados de científicos como Carl Sagan, Copérnico y Galio, concernientes a la ciencia
y sus contenidos.
Algunos
teóricos afirman que el discurso científico debe ser dirigido
con exclusividad a la comunidad científica, y que este no se debe reducir o
rebajar a nivel del hombre común, que las creencias religiosas representan en
gran parte lineamientos de lo que se ha denominado como pseudociencia y la irrefutabilidad del
conocimiento científico, son algunas de las aristas que merecen ser ampliamente
analizadas de manera crítica y objetiva.
Todo
discurso tiene una intencionalidad comunicativa, lo que lo hace objeto de
análisis y desconstrucción, no solo a su receptor sino a cualquier posible
receptor que tenga contacto con su contenido. Es por ello, que aquello que
llamamos ciencia tiene un enfoque que podríamos decir que es multifacético:
Primero está la ciencia en sí misma, la ciencia como institución[1], la ciencia
como cuerpo de conocimientos o teorías, la ciencia como camino o método, la
ciencia como actividad investigativa, la ciencia como cultura y la ciencia como gestión de proceso.
De
todas estas concepciones es muy
significativo el hecho de que la ciencia “es un cuerpo activo de conocimientos
que se organizan en torno a teorías y sistemas teóricos que se influyen
mutuamente y que influyen también en la comunidad científica y en el entramado
social en su conjunto, por lo que el conocimiento científico debe ser llevado y
explicado a la gente común.
Para Richard Feynman:
“El
conocimiento científico debe ser presentado de tal forma que el hombre común,
que no tenga conocimiento de ciencia, pueda tener una idea exacta del contenido
del mismo”.
Esto
es lo que debe considerarse cuando se divulga cualquier producción de carácter
científico. Para Cuello Nieto [3] la ciencia como actividad es expresada en
acciones concretas de personas, grupos y organizaciones, que buscan explorar,
describir y explicar la dinámica, el comportamiento o la razón de ser de lo
desconocido por el ser humano en un momento determinado. Por ende, la ciencia
es un constructo social, resultado de acciones humanas, que responden a
necesidades, aspiraciones e intereses, ambiciones y deseos de la gente en un
contexto espacio temporal y social determinado. El conocimiento científico no
tiene carácter de irrefutable y la historia de la ciencia así lo ha demostrado.
Para Feynman
la ciencia es una dinámica que consiste en lo siguiente:
“Pienso
que podría definir la ciencia[4] más o menos así: la evolución en este planeta
llegó a una etapa en la cual aparecieron animales inteligentes (…) Se dio
entonces la posibilidad de acumulación del conocimiento (…) El que la raza
tuviese memoria, el que existiese una acumulación de conocimientos transmisibles
de una generación a otra era un fenómeno nuevo en el mundo. Pero esta situación
implicaba un peligro. Así como era posible transmitir ideas provechosas para la
raza, también se podían transmitir ideas que no lo eran. Vino entonces una
época en la que, a pesar de ser muy lenta la acumulación, no era siempre de
cosas útiles y prácticas sino de todo tipo de prejuicios y de creencias
absurdas y extrañas. Finalmente se descubrió una forma de evitar este mal.
Dudar de la veracidad de lo que nos es transmitido del pasado y tratar de
determinar ab initio nuevamente esas situaciones a partir de la experiencia, en
vez de admitir las experiencias del pasado tal como nos llegan. Esto es la
ciencia, es el resultado de descubrir que es valioso, volver a comprobar lo
logrado mediante las experiencias pasadas de la raza. Así lo veo y es mi mejor
definición.” (Feynman, El placer de descubrir.)
En
pocas palabras la ciencia se fundamenta en la base de supuestos falsos que
buscan ser refutados una y otra vez hasta que se produce una ruptura de
paradigma para empezar la dinámica una y otra vez.
[1]
Gestión y perspectivas de la investigación Científica. Las universidades
dominicanas de cara a la sociedad del conocimiento. César Cuello Nieto, PhD.
[2]
Richard Phillips Feynman fue un físico estadounidense, considerado uno de los
más importantes de su país en el siglo XX. Wikipedia.
[4]
http://www.fogonazos.es/2009/10/que-es-la-ciencia-por-richard-feynman.html.
Creditos.
https://marcoszabalaeducatednow.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario